La novela que ahora nos ocupa es el debut de este autor, quien lo hace ni más ni menos que con una ambiciosa trilogía de fantasía épica, La marca del cuervo. Publicado originalmente en 2017 en Reino Unido por la editorial Gollancz y en EEUU por Ace, ha sido Minotauro la encargada de traerla a nuestro país esta primavera y anunciar su continuación con Ravencry y Crowfall. La excelente traducción ha corrido a cargo de María José Díez Pérez. En medio de un exceso de oferta de fantasía juvenil y un mercado más adulto dominado por un Top Ten de autores, esta novela plagada de acción, magia y engaños busca hacerse un hueco por méritos propios; y las raices de su éxito las encontramos leyendo la biografía de su creador.

Ed McDonald estudió historia antigua en la Universidad de Birmingham y posee un MA en historia medieval de la Universidad de Londres. Es un entusiasta de las artes marciales y se maneja muy bien en la esgrima con la espada larga italiana, afición que cultivó gracias a su padre, quien le puso una espada de madera en la mano siendo tan sólo un niño. Ha pasado muchos años trabajando en distintas profesiones, ciudades y países. Lo único que tienen en común todas ellas es que le han dejado el tiempo suficiente para escribir. Actualmente vive en Londres ciudad que le inspira para la creación literaria y en la que trabaja como profesor de universidad.

El corazón es negro, el corazón es frío. Tan osado sólo podría ser un crío. El corazón es oscuro, la noche pronto caerá. Sólo un niño la luna alcanzará.

La novela arranca en el yermo paraje conocido como La Miseria. El Capitán Ryhalt Galharrow, que será el encargado de narrar en primera persona toda la historia, avanza en medio de una misión con sus fieles y veteranos compañeros de aventuras y desventuras: la tenaz Nenn y el infatigable Tnota. Bajo la luz de tres lunas (Clada, Rioque y Eala) los lectores nos adentramos no sólo en un territorio muerto (de tintes postapocalípticos y cuasiradioactivo) tras una antigua lucha, sino en las vidas de los personajes que nos acompañarán a partir de ahora. Durante dos siglos los Sin nombre estuvieron en guerra contra los Reyes de las profundidades y su imperio, la antigua Dhojara. Sólo la máquina de Punzón (un arma destructiva sin igual) y los Puestos del Límite brindan cierta protección contra estos enigmáticos y semidioses Reyes de las profundidades.

La dura existencia de nuestros amigos, escrita en las cicatrices y mutilaciones de sus cuerpos, se nos antoja amarga como ninguna en este tiempo y lugar difusos, descrito con estética medieval y aires de siglo XVI, donde el palo dulce, media botella de brandy y el frío aire nocturno son la mejor compañía tras el olor a la pólvora de cañones y arcabuces junto a cadáveres putrefactos que deja el campo de batalla. Ryhalt Galharrow, un héroe de vuelta de todo que ahoga sus recuerdos y sus pérdidas del pasado en alcohol, es uno de los siete capitanes de los Blackwings, una organización pequeña sin coordinación alguna entre ellos ni un propósito común y que son las manos en la sombra de Pata de Cuervo. Sus ojos y sus ejecutores están a un tiempo por encima y por debajo del ejército, agentes que transmiten las órdenes silentes de los Sin nombre. Es inevitable hacer una comparación y paralelismo entre nuestro Alatriste patrio y este Alanegra importado.

Presentado el escenario, descubriremos a otro de los personajes potentes del libro, Ezabeth Tanza, una Tejedora que es capaz de luchar cara a cara contra un Elegido, niños maléficos de poderes extraordinarios al servicio de los oscuros. En esta épica de corte muy clásico e histórico (sin artificios en demasía), el protagonista absoluto, Ryhalt, no dudará en ayudar a su compañero o su compañera malheridos para llevarlos ante Saravor, un hechicero sanador, que los pueda salvar a cualquier precio y a pesar de las deudas que eso le obligue a contraer. Tendremos todo esto y más tras el ataque al Puesto número 12 y el viaje a Valengrado, una ciudad que está en medio del Límite. Obviamente, como todas las ciudades de esa época (real o figurada), tiene un barrio donde viven los que no tienen nada, los que huyen, los más pobres y a quienes  se les llama a los Desechos. Descubriremos el templo de las nueve columnas que simbolizaba la gran alianza de las ciudades estado de Dortmark y Heirengrado en los días en que los Reyes de las profundidades lanzaron los ejércitos del imperio para aplastar a occidente. Nueve ciudades que pujaban antes de que el arma de Pata de cuervo aniquilara Adrogorsk y Clear. La búsqueda del tejedor Gleck Maldo y una circunstancia que hace que el equilibrio de fuerzas pueda verse comprometido nos adentran en el nudo de la narración de la que ya no os cuento más.

Destaca sobremanera el dibujo detallado del protagonista, noble pero ahogado en desdicha y alcohol, y sus relaciones con los demás, las cuales pueden resultarnos familiar; pero, creedme si os digo que aquí llegas a empatizar con él; si no con él exactamente, sí con sus actos. Errores y aciertos que… quién no ha tenido. Me quedo con la descripción de La Miseria, ese terreno yermo que tiene tintes de devastación y que ahora es amenazado por los enemigos del pasado. Me quedo, también, con la figura de los siervos, criaturas que los hechiceros transforman a partir de seres normales y cuya creación similar hemos visto en otras lecturas. La importancia de la tejedora milady Ezabeth Tanza empapará nuestra lectura en medio de constantes luchas con espada y cuchillos tanto en callejuelas como en murallas. Tendremos príncipes, personajes como el bravo mariscal Venzer. Hechiceros como Saravor. Espías muy peligrosas como Las Novias. Caballeros de los de siempre como Dantry, hijo del conde Tanza (hermano por tanto de Ezabeth) y su sirviente Glost. Más Sin nombre como La Dama de las Olas y Tumba abierta. Elementos mágicos como el fos que alimenta la máquina de defensa. Hombres doctos como La orden de los ingenieros del Éter, compuesta por eruditos operarios y herreros que se ocupan de la labor sagrada de mantener la Máquina de Punzón. Referencias a un mundo reconocible en aspectos tales como la moneda de pago, el marco, y la existencia de muchos nombres que tiene una raíz eslava o anglosajona.

Este libro tiene mucho de introductorio, por lo que la narración se ve salpicada a buen ritmo de todo un mundo que crece ante nosotros: Lugares, nombres, batallas,… todo ello repleto de magia, luz y oscuridad; dos bandos supremos enfrentados donde los hombres son meros peones de seres superiores. El libro contará con una espectacular batalla final, sorpresas inesperadas y respuestas a muchas incógnitas. La lectura nos suministrará detalles del pasado de todo este universo, lo cual da un valor añadido a la historia y le proporciona un peso considerable como saga que aspira ser. Murallas infranqueables, espadas, poder absoluto… una acción madura y oscura que os recomiendo sin duda. Un mundo nuevo que promete mucho más y que aquí nos deja sin aliento. Sabedores de que la trilogía aún nos deparará dos títulos más, no desvelo nada si digo que El límite es sólo un frente más, una única línea de batalla entre muchas otras que espero no perderme.

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Jaime Santamaría
Economista con alma de escritor. Amante de los viajes, tanto de los que requieren maletas como imaginación. Siempre con ganas de aprender.

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