Cuando acabó ‘Bosch’ (Prime Video) y se anunció su spin-off nunca pensamos que llegaría tan pronto. Prácticamente un año después, el pasado 6 de mayo, aterrizaron en la plataforma los cuatro primeros episodios de la nueva remesa de esta serie que, en esencia, continúa dónde acabó la anterior: con Bosch entregando su placa, poniendo fin a veinticuatro años de policía, y pidiendo la licencia de detective privado.
‘Bosch: legacy’ (Prime Video) empieza justo aquí, con Harry Bosch (Titus Welliver) ejerciendo de detective privado para clientes particulares y, de paso, ayudando a la abogada defensora que en la serie anterior había sido su antagonista, Honey Chandler (Mimi Rogers). A su lado contará con la ayuda de, oh sorpresa, un experto en tecnología y aparatos electrónicos, Maurice «Mo» Bassi (Stephen Chang) y, ocasionalmente, algunos de sus viejos camaradas en la comisaría. También en paralelo, continúa la trama de la hija de Bosch, Maddie (Madison Lintz), quién al revés de su padre, pega el salto desde los despachos privados a la policía en calidad de agente novata.
En ‘Bosch: legacy’ la esencia no se ha perdido en lo más mínimo, solo que a la hora de reformularla y adaptarla a la nueva ficción quizás se ha optado por una trama más forzada y simplona, y por tanto menos disfrutable que su predecesora
Con estos mimbres la serie desarrolla en paralelo varias tramas, algunas herederas de la anterior serie (como el intento de asesinato a Honey Chandler y la búsqueda de un culpable que, además, cargue justamente con la culpa), y otras totalmente nuevas, como el poderoso moribundo para en cuyo pasado debe escarvar Bosch en busca de un heredero, o la vida dentro de la policía de Maddie como una novata sin el peso del apellido de su padre (puteada por sus compañeros y psicológicamente apegada a sus casos).
En este sentido, ‘Bosch: legacy’ es más coral y heterogénea. Ya no hay un caso principal, sino que el guion se nos muestra más completo y algo más complejo, con los casos teniendo todos ellos una importancia similar.
Una serie más coral
Con todo, y en cierto sentido como consecuencia de este cambio en la estructura de la trama, hay menos espacio para la elaboración de los personajes. Los principales apenas cambian respecto a lo que ya conocemos, y los secundarios se nos aparecen demasiado pegados a sus clichés (los mafiosos, los cabrones sin escrúpulos, los policías justicieros, el poli novato, el mentor, la novia del sinvergüenza…). Esto le quita frescura a la serie, empobrece la comparación respecto al original, y obliga a las tramas a una mayor sencillez.
¿Es esto algo negativo? Pues depende…
Para algunos, este cambio será un regreso al espectáculo policial más auténtico, propio de la primera temporada de ‘Bosch’ y de mucho del audiovisual policial más clásico. Para otros (entre los que me incluyo), sin embargo, estos cambios son una transición forzada entre dos series que, queriendo ser distintas, están obligadas a tender puentes, aunque no lo consigan de la mejor manera.
Con todo, la esencia de ‘Bosch’ que hizo de aquella serie un notabilísimo entretenimiento sigue en ‘Bosch: legacy’ claramente presente. La esencia no se ha perdido en lo más mínimo, solo que a la hora de reformularla y adaptarla a la nueva ficción quizás se ha optado por una trama más forzada y simplona, y por tanto menos disfrutable que su predecesora. Con todo, sigue siendo un buen entretenimiento, a la altura del mejor show policial de la televisión actual.
Es por esto que, aunque rebajamos la nota aquí respecto a la serie originaria, seguimos destacando a Harry Bosch como un personaje de calidad al que volveremos, religiosamente, todos los viernes a Prime Video hasta vernos los diez capítulos de que consta la serie.
Sigue siendo una serie muy disfrutona.
