El mundo está cambiando y en algunos aspectos, para bien. La fantasía literaria puede ser un buen ejemplo. Si hace unos años hablabas de fantasía en la literatura, dejando aparte tótems inamovibles, la mayoría del conocimiento común se circunscribía a los mismos tipos de productos: castillos, guerreros, infinitas razas, dragones, tesoros, cetros de destrucción, elegidos… Un horizonte muy endogámico, salvo excepciones puntuales y modas. El camino del héroe trufado del mismo imaginario y poco más. A alguien, por fortuna, se le ocurrió buscar mas allá, conceder oportunidades a escritores y escritoras jóvenes, con ideas fuertes y sin prejuicios, basando su fantasía literaria en otros entornos, con otros trasfondos. Autores y autoras valientes y editoriales que apuestan por ellos. En nuestro país, como casi todo, el fenómeno tardó en llegar pero está derribando puertas. Fenómeno basado en editoriales pequeñas (Insólita, Crononauta, Alethé, Cerbero…), algunas algo mayores (Nocturna) y que ofrece la posibilidad al público de lanzarse a abrir mentes, a enviar mensajes libres, libres en cuestiones de género y forma. Un estallido de frescura. “Bruja Akata” de Nnedi Okorafor, editado por Nocturna, es uno de sus máximos exponentes. Un ejemplo de como una novela de 350 páginas puede crear un mundo de fantasía nuevo, fresco, con referentes inéditos. Hay esperanza.
Sunny Nwazue nació en Estados Unidos pero marcha a vivir a Nigeria con pocos años. Allí vive con su madre, su padre y sus dos hermanos mayores. Sunny es considerada extraña en su comunidad por ser albina, además de por haber nacido en el extranjero. Akata, la llaman con desprecio, “animal de los arbustos”, insulto utilizado para los nigerianos nacidos en el extranjero. Sin amigos, Sunny destaca en sus estudios y disfruta en secreto de su otra pasión, el fútbol, al cual no puede jugar en público porque “las niñas no juegan al fútbol”. Hasta que una noche Sunny sueña con la destrucción del mundo, una potente premonición que hace que la magia entre en su vida, se una al pueblo leopardo, el pueblo custodio de la magia y quizás, encuentre su lugar en el mundo. Todo mientras su país se enfrenta a un asesino en serie de niños, el terrible Sombrero Negro, al que deberá hacer frente junto con su grupo de nuevos amigos, su aquelarre, formado por Chichi, Orlu y Sasha.
El mundo mágico y real africano se convierte en uno de los pilares de la lectura. Un imaginario potente, lleno de dioses que surgen de termiteros, malos usos de la magia, rituales, puñales y polvos juju y pocas restricciones.
El argumento no parece demasiado complejo, quizás original pero poco más. Luego te pones a leer. Las primeras 50 páginas del libro te vuelan la tapa de los sesos. Un complejo equilibrio entre la magia y cuestiones sociales, complejo en el fondo pero muy sencillo a la hora de leer. Las ideas se presentan de forma libre, fresca, en pinceladas continuas: ahora un poco de magia, ahora unos toques de la situación de la mujer en el mundo, ahora conflictos sociales… . Muy accesible pero con un mensaje claro, potente, liberador. Hay ecos de obras como Harry Potter (los muggles aquí son llamados borregos y el inaccesible mundo mágico de Hogwarts es aquí Golpe Leopardo) pero la identidad propia es lo suficientemente fuerte para salir ilesa de comparaciones. “Bruja Akata” no oculta su origen como novela para adolescentes o jóvenes adultos pero no peca de inocencia o de ser excesivamente juvenil. Los conflictos a los que se enfrentan los protagonistas son adultos, tanto en la vertiente mágica como en el mundo “real”. El mundo mágico y real africano se convierte en uno de los pilares de la lectura. Un imaginario potente, lleno de dioses que surgen de termiteros, malos usos de la magia, rituales, puñales y polvos juju y pocas restricciones. En el mundo de “Bruja Akata” cada individuo es culpable de sus actos y debe ser consecuente con ello. La gente leopardo va subiendo de nivel según su edad y su conocimiento del mundo sobrenatural. No hay límites ni reglas: los hechizos mortales, complejos, mascaradas que invocan a dioses poderosos, pero no están limitados a la edad. Si puedes realizar el hechizo, perfecto; si no lo puedes controlar, la muerte te espera.
“Bruja Akata” es, sin duda, uno de los imprescindibles del año. Esencial para cualquier aficionado a la fantasía y para cualquier lector que se quiera sumergir en mundos nuevos y manejar ideas potentes, de las que perduran en el cerebro.
El sistema con el que la gente leopardo consigue moneda “mágica” (chittim) es un claro ejemplo de lo poderosas que son las ideas que maneja el libro. Cada vez que una persona perteneciente al pueblo leopardo hace muestra de su conocimiento, de capacidad de trabajar en equipo o de sortear una situación con pericia, gana monedas. Monedas que, literalmente, caen del cielo a sus pies. El sistema económico de las monedas también es interesante: las mas valiosas son las de cobre, luego bronce, plata y por último, oro. El mundo al revés; lo más valioso es lo corriente y el valor de la recompensa aumenta por el conocimiento o las acciones solidarias en equipo. Mensaje poderoso en nuestro mundo capitalista e individualista. El libro está trufado de detalles similares: mensajes empoderantes con Sunny enfrentándose a su arcaico padre, catalogar la riqueza en función del conocimiento adquirido, el valor de la literatura y los libros, el respeto a los mayores, la importancia del conjunto de la sociedad pero sin integrarse en la masa “borreguil” y la constante presencia de la muerte.
Nnedi Okorafor estuvo nominada al Wold Fantasy Award con este libro en 2011 y no extrañará a ningún lector. Apabullante en su primera mitad, va intercalando sus capítulos cortos con pequeños extractos de un libro que le explica a Sunny sus nuevas condiciones como sujeto libre del pueblo leopardo. Se lo explica a la protagonista y refuerza nuestros conocimientos, introduciendo ideas que mas adelante se volverán básicas, importantes. En la segunda parte de la lectura, abandonamos la guía del libro para adentrarnos en la trama, sin que nadie nos lleve de la mano. Ambas partes están escritas con una narrativa envidiable, sin dosificar descripciones, haciendo que la historia fluya de manera natural. Una misión complicada con tantas ideas por página. La perfecta traducción al castellano por Carla Bataller Estruch, que ya había traducido a Okorafor con anterioridad en la trilogía Binti y en “Quien teme a la muerte” en la editorial Crononauta, es un perfecto ejemplo del mimo hacia un libro complejo, lleno de referencias a la cultura africana que no suelen (solían) utilizarse. El libro tiene un final que deja una puerta entreabierta a «Akata warrior», su continuación, que Nocturna se compromete a publicar próximamente.
En definitiva:
“Bruja Akata” es, sin duda, uno de los imprescindibles del año. Esencial para cualquier aficionado a la fantasía y para cualquier lector que se quiera sumergir en mundos nuevos, actuales, sin trabas del pasado. No es un libro largo ni demasiado caro pero, por suerte, la importancia no se mide en palabras o euros. La importancia se mide en cómo esas palabras unidas dan forma a ideas, ideas que traspasan el fino grosor de una hoja de papel y se implantan en los cerebros. Ideas que se establecen y ramifican hasta conseguir ver lo raro, lo extraño, como común. Eso si que es magia, juju del bueno. Y en todo eso, “Bruja Akata” es tremendamente rica.