El arte de la prestidigitación
Card Shark es un juego bastante curioso. No recordamos un título similar a este, y la verdad es que describirlo en un puñado de palabras es complicado: Podríamos decir que es un juego de cartas, pero es que realmente no jugamos a las cartas del todo. También podríamos decir que es una novela visual, pero no es para nada la clásica novela visual.
Los creadores del fantástico Reigns nos proponen algo diferente: Convertirnos en un timador en la Francia del siglo XVIII bajo el tutelaje del mismísimo Conde de Saint Germain. Para ello, tendremos que aprender un montón de trucos, estrategias y chanchullos para engañar a nuestros adversarios sin que lleguen a sospechar de nosotros, para así hacernos con una buena fortuna. Y por qué no, desentramar un secreto que se cierne sobre la corona francesa por el camino.
Fíjate en las manos, no en la cara
El protagonista de Card Shark es un pobre diablo que, tras una serie de sucesos, se verá obligado a huir de la ley junto con Saint Germain, un timador de primera escondido bajo la apariencia de un reputado conde. Este nos enseñara el oficio de timador, y nos convertiremos en su compinche para ayudarlo a estafar a todo tipo de nobles y personas de alta cuna.
De esta manera, tendremos que apoyar al Conde para lograr una victoria, en teoría, fácil. Bajo la tapadera de mozo del Conde, podremos ojear las cartas de los adversarios mientras servimos vino, o incluso ser la “mano inocente” que reparte las cartas, pero que en realidad utiliza un sistema para que el Conde reciba las mejores cartas. El juego nos irá mostrando como hacer esta serie de trucos y chanchullos mediante minijuegos. En unos chivaremos las cartas mediante el movimiento del trapo con el que limpiamos la mesa, en otro marcaremos las cartas sutilmente para poder colocarlas a nuestro gusto, etc. El detalle con cada truco es tal, que la mayoría se pueden replicar en la vida real con cartas reales.
Humo y espejos, habilidad y memoria
Serán indispensables dos factores para hacer bien los trucos: Primero la habilidad, ya que tendremos que hacer las pistas o los movimientos de forma correcta, sin equivocarnos en todo el proceso, para no estropear el truco y ser descubiertos. Por otro lado, la memoria: Tendremos que memorizar todo el proceso de cada truco, y aunque muchos son variaciones de un truco base, ya os adelantamos que en total aprenderemos más de 25. Por suerte el juego es benevolente, y nos dará pistas sobre los siguientes pasos desde la propia interfaz del juego. Incluso, si estamos muy perdidos, podemos pausar la partida y mirar las instrucciones con calma, lo cual ya os adelantamos que se agradece bastante.
Durante las partidas habrá una barra de sospecha de los adversarios. Si derramamos el vino mientras ojeamos las cartas del rival, o si dudamos en los movimientos al mezclar la baraja, el nivel de sospecha irá en aumento. Si la barra llega al máximo seremos descubiertos, perderemos la partida y con ello dinero en el proceso. Dependiendo del rival, las cosas se pueden torcer mucho y podemos acabar muertos… Así que más vale que vayamos bien preparados antes de cada golpe.
Resolviendo el acertijo de la corona
Por supuesto, no todo será timar. Durante la aventura conoceremos diferentes personajes, desde gente humilde que vive con lo mínimo en campamentos, a personas relacionadas con la realeza, nobles con pedigrí, o históricas, como el mismísimo Voltaire. Todo esto nos servirá para obtener información sobre un misterio que rodea a el rey Luis XV, tema que será hilo conductor de la historia hasta el final.
Como decíamos al comienzo de este análisis, sin duda alguna Card Shark es un juego curioso. Requiere de bastante concentración y memoria para que los engaños lleguen a buen puerto. Por ello creemos que no es un juego para todo el mundo. Incluso desde ya os recomendamos jugarlo sin prisas, con tranquilidad y con tiempo. No es un juego excesivamente largo, ya que lo podemos completar en menos de 10 horas. Un tiempo más que razonable para esta aventura.
Metiéndonos de lleno en la Francia del s. XVIII
En lo visual Card Shark se presenta de forma muy pictórica, recordando visualmente a un cuadro de estilo impresionista. Lo cual aunque curiosamente es anacrónico, (el impresionismo llegaría un siglo más tarde), encaja muy bien con la ambientación de la trama. La música acompaña también perfectamente con una banda sonora clásica que parece salida del mismo siglo XVIII y nos hace desear llevar monóculo y peluca blanca mientras jugamos.
Por otro lado, la traducción al castellano es exquisita, habiendo adaptado estupendamente la forma en la que hablan los personajes ya sean pobres o ricos, o sin ir más lejos, las bromas y la desfachatez de Saint Germain.
Card Shark – Conclusiones
Card Shark ha resultado ser una auténtica sorpresa. Uno de esos soplos de aire fresco que recibimos en la industria de vez en cuando, por parte de desarrolladores indies la mayoría de veces. Y es de agradecer, porque estos aires nuevos suelen insuflar vida a esto de los videojuegos, que desde hace un tiempo parece que no salen de los remakes, remasters y secuelas poco pretenciosas.
Un juego especial en el hecho de que requerirá de concentración, memoria y habilidad por parte del jugador. Si queréis probar algo distinto y original, no lo dudéis.