Chronicles of 2 Heroes: Amaterasu’s Wrath es un juego que podemos englobar dentro de la categoría metroidvania; acción y aventura de plataformas con un acabado de 16 bits. Con más de 600 patrocinadores en su kickstarter, esta aventura pixelada en 2D consiguió triplicar su presupuesto establecido.
Dos personajes, un mismo destino
La historia de Chronicles of 2 Heroes: Amaterasu’s Wrath es bastante típica, aunque no aburre para nada. La diosa del sol Amaterasu planea dominar Japón, con la ayuda de la emperatriz Himiko y su malvado ejército de yokai. Para intentar frenar esta amenaza, controlaremos a dos personajes, que además son hermanos, y se complementan entre sí en su jugabilidad.
El planteamiento es simple pero efectivo, e imprime algo de nostalgia que se refleja en su jugabilidad. Con una clara inspiración en otras sagas como Shinobi o Ninja Gaiden, Chronicles of 2 Heroes: Amaterasu’s Wrath posee carácter propio. Un cuidado pixel art, con una paleta de colores muy atrayente y una jugabilidad bastante buena hacen de este título algo que disfrutar como antaño. Eso sí, bastante más accesible en su planteamiento jugable que las de antaño.
Hermanos sí, pero diferentes
Para poder cambiar entre los diferentes personajes en cualquier momento solo nos hará falta la pulsación de un botón. Esto es algo bastante importante, ya que cada uno de ellos posee ciertas habilidades útiles. No estamos ante una simple remodelación de sprites, sino que cada uno de ellos tiene su chicha.
Ayame es una kunoichi que tiene la agilidad suficiente para poder saltar, además de realizar ataques a distancia y teletransportarse gracias a su contraataque. En cambio, Kensei es un samurái con la fuerza suficiente para asestar golpes devastadores. Con su espada es capaz de recorrer distancias más amplias en línea recta que con los saltos. Esta dualidad se ve muy bien compenetrada, y aunque tengamos devoción por alguno de los dos, el juego nos obligará a que cambiemos constantemente.
Mientras que Ayame domina los espacios verticales y los ataques a distancia, Kensei es el amo del cuerpo a cuerpo y la horizontalidad. Esto da mucho juego al planteamiento de la historia, pudiendo sacarle mucho jugo. La instantaneidad con la que cambiamos de personaje puede brindarnos muchos momentos interesantes a la hora de jugar.
La exploración agranda su rejugabilidad
Si hay algo que nos gusta de los metroidvania es revisitar habitaciones anteriores para desbloquear nuevos caminos u objetos escondidos. Este backtracking suele ser muy entretenido, sobre todo cuando hemos dominado las mecánicas del juego. A pesar de que el avance sí que es algo lineal, volver sobre nuestros pasos para desbloquear habitaciones, habilidades o coleccionables se hace más que interesante.
Aunque ya conozcamos el planteamiento del juego y seamos capaces de esquivar enemigos, no siempre nos gusta patearnos todo el mapeado en sentido contrario. Para evitar esto, existen unos puntos de teletransporte dentro de unos templos que nos ahorrarán el camino. Esto es sin duda muy útil, ya sea para reducir el tiempo de viaje o porque estemos hartos de pasar muchas veces por el mismo sitio.
Por supuesto, tendremos disponibles puntos de guardado repartidos por el mapa, y dado el caso de que acaben con nuestra vida no hayamos perdido demasiado progreso. No creas que estamos ante un juego simple, ya que morir es una de las mecánicas esenciales de estos juegos. Es cierto que en algunas zonas estos puntos están bastante separados entre sí, por lo que si te desconfías un poco perderás más progreso del que quisieras haber perdido.
Un apartado artístico sublime
Uno de los encantos de Chronicles of 2 Heroes: Amaterasu’s Wrath es su llamativo apartado artístico. Las animaciones de todos los personajes son muy fluidas y están tremendamente conseguidas, y el detalle de su pixel art es de elogiar. El uso de la paleta de colores es más que acertado, creando una buena profundidad gracias a su juego de luces y sombras.
La banda sonora también ameniza nuestro viaje, de una manera llamativa y amena. En cuanto a los enemigos, su variedad hace que no nos despistemos poniendo el «modo automático» a la hora de enfrentarnos a ellos. Su dificultad está bien medida, si bien no es un juego fácil, tampoco estamos frente a un videojuego de los de antaño, que mejora sus características y accesibilidad, rindiéndole una especie de guiño o tributo.
Una curva de dificultad medianamente asequible
Chronicles of 2 Heroes: Amaterasu’s Wrath no es un juego fácil, y podemos verlo conforme avancemos en él. A pesar de rendir culto a los juegos de antaño, es cierto que comienza de una manera bastante benévola, pero la curva de dificultad está en constante ascenso. Si bien es cierto que podemos acostumbrarnos a las mecánicas conforme avancemos, llega un punto de explosividad que puede hacer abandonar a los menos tozudos.
Esto es algo que han sabido implementar a medias, ya que el comienzo nos da el tiempo suficiente para aprender a manejarnos en lo básico. En los juegos de antaño, la cosa se ponía dura desde el primer momento, y luego ascendía a niveles extremos. Aquí la curva de dificultad comienza a subir de una manera menos escalonada, pero el salto de seriedad es implacable.
Conclusiones de Chronicles of 2 Heroes: Amaterasu’s Wrath
Existen muchas posibilidades de que Chronicles of 2 Heroes: Amaterasu’s Wrath te enganche. Ya sea porque te van los metroidvania, porque disfrutes con el aspecto retro-pixel o porque te interese el mundo del Japón feudal. Estamos ante una entrega que rinde homenaje a los juegos de antaño, que bebe de muchas de sus características pero con un toque de accesibilidad en sus inicios para atrapar al jugador. Un apartado gráfico muy llamativo, unas mecánicas inteligentes y el hecho de tener dos personajes diferenciados entre sí lo hacen muy interesante.
Por sacarle algo de punta, la curva de dificultad se dispara llegado a cierto punto del juego, pero no lo suficiente como para abandonarlo (al menos si eres tan tozudo como antaño). Con un precio muy ajustado de 19,99 € y todas las cosas que tiene a su favor, no veo motivo alguno para dejar pasar esta gran aventura.
