Los juguetes sexuales son hoy día omnipresentes en las sociedades modernas, con una amplia variedad de materiales, formas, tamaños y funcionalidades. Sin embargo, su origen no es actual, sino que se pierde en la noche de los tiempos. El primer dildo (consolador) del que se tiene noticia en la historia humana fue hallado en el yacimiento arqueológico de Hohle Fels en Suabia (Alemania), un falo de limonita bien pulido (que se encontró roto en varios fragmentos) que se cree data del 28.000 a. n. e, con un largo de 19,2cm y un ancho de 2,8cm.
En el Antiguo Egipto, bastante más carente de tabúes sexuales que nuestras sociedades modernas, el sexo se representaba de forma relativamente habitual en pinturas, papiros, esculturas y cerámicas. Precisamente unas pinturas del 3.000 a. n. e. muestran escenas en las que un grupo de personas utiliza consoladores para su placer. En Oriente Medio, durante la antigüedad, los consoladores se fabricaban con heces de camellos secas y recubiertas de resina. Eran muy resistentes y suaves, lo que facilitaba una buena penetración.
Ya más adelante en la historia humana, en un vaso griego del siglo VI a. n. e. aparece una mujer inclinada haciendo una felación, mientras otro varón le da placer mediante un consolador. En otro vaso griego, ya del siglo V a. n. e., se ve a otra mujer utilizando un dildo. Estas reproducciones fálicas a menudo se fabricaban en cuero, piedra o madera talladas y pulidas, con aceite como lubricante.
En China, hace unos 2.000 años ya se utilizaban consoladores de bronce y juguetes anales; una buena muestra de ellos se encontró en tumbas de la dinastía Han. Ya en el siglo XV se utilizaban en esta civilización consoladores de madera laqueada y variadas texturas, para mayor placer.
Entre 1869 y 1872, el médico George Taylor patentó varios masajeadores pélvicos mecánicos, función médica que antes se realizaba de forma manual y llevaba a las mujeres hasta el orgasmo, con el objetivo de curar lo que entonces se llamaba “histeria femenina”. Esta “enfermedad” (fue catalogada como dolencia hasta 1952) que incluía un amplio abanico de síntomas, que iban desde desfallecimientos, insomnio, retención de fluidos, pesadez abdominal, espasmos musculares, respiración entrecortada, irritabilidad, fuertes dolores de cabeza, pérdida de apetito y “tendencia a causar problemas”. Al orgasmo provocado se le denominaba “paroxismo histérico”, lo que no era más que la liberación común y corriente del deseo sexual reprimido. En la práctica, lo que Taylor patentó fue el primer vibrador sexual, que con el tiempo se haría portátil y mucho después, inalámbrico.
Tiempos modernos, aparición de los primeros consoladores de goma
En tiempos más modernos, en la segunda mitad del siglo XX, Ted Marche fue pionero en la manufactura y distribución de consoladores de goma y otros juguetes sexuales. En 1960, los dildos de goma tenían un uso más bien marginal, por su consideración como ilegales y obscenos, la falta de popularización y por la mala calidad de su fabricación. Sólo podían usarse bajo supervisión médica y como parte del juego heterosexual, ni siquiera se podían enviar por correo artículos con marcado cariz sexual, ni libros ni cómics, mucho menos juguetes de este tipo.
El ventrílocuo e ingeniero Marche (nombre artístico), en colaboración con su amigo John Francis vio una gran oportunidad de negocio. Francis tenía un negocio de prótesis de pene, destinadas a maridos con disfunciones sexuales, con las que podían satisfacer a sus esposas gracias a unas correas de sujección. para los primeros consoladores fabricados por Marche y Francis, usaron moldes de metal a partir de consoladores tallados en madera. Marche y su hijo llenaban los moldes con un polímero plástico y los colocaban en un horno de convección, que templaba perfectamente los dildos. Para rematar, colocaron las correas elásticas.
Por aquel tiempo, el país iniciaba una serie de cambios sociales y políticos que propiciarían una mayor libertad individual, pero los juguetes sexuales seguían sin estar disponibles en todas partes, y sólo ciertos lugares marginales los vendían. La mayoría de las empresas que fabricaban consoladores no estaban muy preocupadas por la calidad, no había una audiencia demasiado exigente por falta de opciones, y Marche vio una gran oportunidad de negocio. Usó plastisol, una forma líquida de cloruro de polivinilo, para sus consoladores, lo que los convirtió en los mejores de su tiempo. No eran tóxicos y cumplían las especificaciones médicas, lo que en aquella época era revolucionario y le reportó pingües beneficios comerciales.
Desde Marche, los consoladores, los reyes de entre los juguetes sexuales, se han popularizado enormemente, como una pieza esencial en una vida sexual sana para cualquier persona. Algunos disponen de una extensión basal más corta para estimular el clítoris; otros son dobles y sirven para penetrar vaginal y analmente al mismo tiempo; otros estimulan la zona rectal y otros tienen forma cónica y sirven para dilatar la misma zona. Hay inclusos modelos mucho más largos, para doble penetración de dos personas.
En general, los juguetes sexuales se usan hoy día para estimular muchas zonas corporales y generar o incrementar el goce, y pueden encontrarse en tiendas online como EasyToys, sin el estigma de tiempos pasados. Aparte del dildo, podemos encontrar anillos y fundas para el pene, bolas chinas y cuentas anales, bombas de vacío para pene o vagina, máquinas sexuales (Sybian u otras), muñecas y muñecos realistas, vaginas artificiales, vibradores, estimuladores eléctricos a distancia, etc. Desde hace un tiempo, se han popularizado los succionadores de clítoris (por ejemplo, el Satisfyer), que proporcionan orgasmos muy intensos de forma relativamente rápida.
En fin, esperamos que os haya gustado este breve pero ilustrativo paseo a través de la historia del juguete sexual. Como podéis ver, la Historia no es lineal, y el progreso tampoco. Lamentablemente, también los derechos a la libertad sexual y afectiva también sufren reveses, pero vuelven con más fuerza con el tiempo. Ya sea en la prehistoria o en las sociedades contemporáneas, el goce sexual es primordial para una vida sana, y los juguetes sexuales son una parte quizá necesaria para llevar nuestros cuerpos y los de nuestras parejas al orgasmo.