Mascarilla
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La pandemia del coronavirus ha cambiado el estilo de vida de la humanidad. En los últimos meses, hemos adoptado nuevas rutinas para evitar la propagación del virus.

El distanciamiento social y la limpieza y desinfección de los ambientes en los que nos desarrollamos, son prácticas imprescindibles para cuidar nuestra salud. A su vez, estas medidas deben combinarse con llevar una mascarilla siempre que estemos en un espacio público.

El uso de mascarillas y protectores faciales reducen significativamente la transmisión de virus a otras personas y brindan cierta protección al usuario. En ese contexto, muchas personas han optado por confeccionar sus propios cubrebocas. Los materiales recomendados para su confección son la microfibra o telas impermeables y tejido antifluido, los cuales evitan que se filtren partículas al estornudar o toser, sostiene Ana Muñoz, especialista Textil y colaboradora en Eldulcehogar.

En la misma línea, diversas marcas están confeccionando mascarillas en la industria, algunas de ellas incluyen ciertas novedades. Por ejemplo, Álvaro Gonzáles, un diseñador español, en colaboración con una empresa italiana, ha diseñado una mascarilla transparente, sostenible y tecnológica que se auto desinfecta, mide la calidad del aire y las frecuencias cardíacas y respiratorias. Esta creación supone una revolución en el mundo de las mascarillas.

CLIU: “compra menos y compra mejor”

Según Álvaro Gonzales, la idea surgió durante el confinamiento. El equipo estaba pensando la manera de contribuir a la actual coyuntura pero con un producto novedoso e inteligente. “Un grupo de amigos expertos en tecnología, márketing e innovación nos propusieron crear un nuevo concepto de mascarilla inteligente”, sostuvo el diseñador.

La mascarilla incorpora la opción Bluetooth, micrófono y sensores que, junto a su aplicación móvil, “ayudan a prevenir la aparición de enfermedades al controlar el estado de la respiración y calidad del aire”, según declaraciones de Gómez.

Por su parte, Cliu tiene la capacidad de absorber la polución y reducir las alergias primaverales como hipersensibilidad al polen. Este tipo de alergias produce ciertas alteraciones de carácter respiratorio como picor en la nariz, garganta y paladar. Además de molestias como congestión nasal, estornudos, dificultad para respirar y tos.

Sin embargo, esta mascarilla tecnológica cuenta con filtros intercambiables de cinco capas que mejoran la calidad del aire, contribuyendo significativamente en la salud respiratoria del usuario. Asimismo, está diseñada con un sistema especial UV que posibilita una carga rápida (en menos de una hora) y matar todas las bacterias en un instante.

Un producto sostenible

La compañía tiene como objetivo comercializar 20.000 mascarillas, a fin de orientar sus ganancias en la instalación de una presa en el río Arno en Italia, en la que se espera inmovilizar 20.000 kilos de plásticos.

Y es que, la contaminación de los ríos es uno de los mayores problemas ambientales en la actualidad. Muchos de estos desechos terminan en el mar y ponen el riesgo la vida de los animales marinos.

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