El próximo 31 de octubre se celebrará Halloween, una noche cada vez más esperada por niños, jóvenes y adultos, en la que se suceden toda clase de fiestas y encuentros. Aunque en España es más habitual identificar el 1 de noviembre como la Fiesta de Todos los Santos (y la castañada en Cataluña o el amagüestu en Asturias, Galicia, Cantabria…), fecha en la que honramos a nuestros parientes fallecidos, Halloween tiene su origen en una antigua festividad céltica a la que posteriormente se le introdujeron elementos romanos, Samhain (“fin del verano”), celebrada por este pueblo heterogéneo, que tuvo presencia en nuestro país durante varios siglos.
Aunque esta festividad originariamente tenía como fin preparar a la gente para la llegada de los rigores del invierno, con rituales y preparativos, los druidas celtas creían que en esas fechas se desdibujaba la frontera entre el mundo material y el espiritual, lo que tenía una consecuencia según ellos: los muertos aprovechaban ese momento para importunar a los vivos, e incluso para raptarlos y llevárselos a su tenebroso mundo. Para tratar de evitarlo, los celtas no salían de sus aposentos, y dejaban ofrendas puertas afuera en forma de viandas, para apaciguar a los espíritus.
Del ritual ancestral a la diversión contemporánea de Halloween
Hoy día, quien celebra Halloween no reparte viandas, sino golosinas, y los espíritus a apaciguar tienen más de terrenales que antaño, aunque sus atuendos sigan siendo, normalmente, terroríficos. A menudo, quien mejor disfraz tiene logra mejores resultados en el “truco o trato”, así que mucha gente compite en originalidad y vistosidad. Las decoraciones de algunas casas o pisos no les van a la zaga, y cada vez son más los hogares que se visten de terroríficas sombras en esas fechas.
Cara a Halloween, es aconsejable preparar nuestro disfraz con tiempo, aunque la mayoría de las veces la improvisación de las últimas semanas o días es lo más común. Sin embargo, hay que tener cuidado, ya que en las fechas próximas al 31 de octubre las tiendas de disfraces comienzan a vaciarse de artículos, y las opciones son cada vez menores. Incluso optar por lo artesanal se hace más complicado por la falta de accesorios y, lógicamente, por el poco tiempo que queda hasta la celebración. Siempre puedes elegir embadurnarte de pinturas y utilizar algún trapo viejo que guardes en casa, naturalmente, aunque no es lo mismo.
Accesorios para lograr un adecuado impacto visual
Disfraces, maquillaje, piel y sangre falsas, pinturas, látex líquido, máscaras, adhesivos varios, etc, son ya clásicos en la cesta de la compra de cualquiera que viva Halloween intensamente, aunque existe otra clase de accesorios que, a menudo, resultan imprescindibles si quieres causar el mayor impacto posible: lentillas halloween, con las que conseguirás descolocar y asustar a aquellos con quienes te encuentres, al difuminar lo más posible tu aspecto real, asemejándolo lo más posible con el de la persona o ente de quien te disfraces, y hacerlo más inquietante o alucinógeno.
Lo más saludable consiste, si careces de una vista perfecta, en escoger lentillas de colores graduadas, con lo cual conjugarás un conseguido efecto en las personas que te encuentres, y no perderás agudeza visual, lo que para algunas personas resulta imprescindible. Puedes conseguirlas en ópticas autorizadas, y es muy recomendable seguir las instrucciones de limpieza y colocación que las acompañan, a fin de mantener nuestra salud mientras nos divertimos en Halloween.
Consejos de seguridad para los disfraces y accesorios
Cualquier material o accesorio que utilices ha de cumplir unos mínimos saludables, no podemos olvidar que algunos de ellos (especialmente el maquillaje y la sangre falsa) pueden contienen sustancias químicas que podrían dar lugar a reacciones alérgicas, o afectar de otras formas a nuestra salud si tenemos patologías previas, sobre todo en los más pequeños. Es muy recomendable leer la lista de componentes de estos productos, y utilizar una cantidad razonable para minimizar la exposición.
Aunque pocas veces lo hacemos, también resulta muy aconsejable lavar cualquier disfraz que compremos, al menos una vez antes de ponérnoslo, o dejar que se airee durante las 48 horas previas. Los disfraces y accesorios de los más pequeños han de cumplir las reglas habituales que observamos con sus juguetes, y hay que prestar atención tanto a la composición como a la presencia de partes pequeñas, que podrían ingerir. La OCU recomienda utilizar materiales reciclables, incluso naturales, para confeccionar los disfraces de los niños.