El 3 de diciembre de 1994, Sony lanzó su primera consola de videojuegos para el mercado doméstico, se llamaba PlayStation y estaba destinada a revolucionar el mundo del ocio digital como nunca antes ninguna compañía lo había hecho.
Para ayudar el lanzamiento de este producto en el que Sony había puesto tantas esperanzas, la empresa nipona puso a disposición de los desarrolladores kits para ayudarles a desarrollar en 3D (una de sus principales bazas), las claves del formato CD-ROM y una cantidad bestial de ayudas en temas económicos y de marketing. Así que no es muy difícil imaginar que cuando el estudio californiano Naughty Dog estaba pensando para qué consola desarrollar su ansiado proyecto de plataformas en 3D, eligiese PlayStation para ser su anfitriona, ya que la competencia no ofrecía las mismas ayudas.
Su título iba a estar protagonizado por un marsupial llamado Willy the Wombat e iba a correr bajo un motor propio desarrollado en casa (GOOL). Su fuerte iba a residir en su jugabilidad, la cual sería la clásica de un plataformas, pero situando la cámara tras la espalda del protagonista y no desde una perspectiva 2D, como hacían los referentes del género hasta entonces (Super Mario, Sonic). Tras varias charlas con los japoneses, les convencieron para publicarlo en su nueva consola e incluso ser uno de sus estandartes. Tal fue el amor de Sony por este plataformas en 3D, que fueron los responsables de distribuirlo y de una gran campaña de marketing que incluía numerosos anuncios de televisión que se han convertido en clásicos de los 90. Querían que su nueva PlayStation fuese la líder de su generación, y sabían que juegos como el que tenía Naughty Dog entre manos serían la clave para entrar en los hogares de millones de personas.
Andy Gavin y Jason Rubin, creadores del juego, tardaron dos años en desarrollarlo y cambiaron muchos elementos durante el proceso de creación. Por ejemplo, se cambió el nombre del protagonista a Crash Bandicoot porque se parecía más a un bandicoot que a un wombat, también decidieron añadir cajas rompibles por el escenario, porque sin ellas parecía un juego más vacío y monótono y también usaron paletas de colores más cálidas que las que iban a utilizar originalmente con la excusa de resaltar ciertos elementos con colores más vivos. Finalmente, el 9 de septiembre de 1996, se lanzó a la venta y su éxito fue indiscutible.
Su mezcla de plataformas 3D con su diseño de niveles y su aspecto artístico hicieron que se agotase en todas las tiendas. Tal fue el éxito, que nada más sacarlo, ya empezaron a trabajar en su secuela y, cuando se lanzó esta, su tercera parte y un juego de karts ambientado en el mundo del bandicoot. La saga se convirtió en un éxito y fue sinónimo de PlayStation y su conquista del mundo de los videojuegos.
Así no es raro que Sony comprase el estudio Naughty Dog y lo convirtiese en una de sus principales first party. Esto hizo que el juego cambiase de manos (ya que Universal Studios tenía los derechos de la franquicia) y sufriese un declive de calidad que catapultaron a Crash y compañía a un agujero en el que cayó en el olvido durante más de una década hasta que el año pasado, Activision (actual propietaria de los derechos) decidió lanzar un magnífico remake de los tres títulos en exclusiva para Playstation 4, que ahora ha llegado también para PC, Switch y Xbox One, recibiendo los mismos elogios que obtuvo la trilogía original durante los 90.
Crash Bandicoot N’Sane Trilogy es un recopilatorio que nos trae esta legendaria trilogía rehecha para los nuevos tiempos. Con gráficos a la orden del día, una jugabilidad fiel a la original, niveles nunca vistos antes y la posibilidad de 60 fps (en PC) promete atraer a nuevos jugadores, ¿pero le servirá a Crash Bandicoot para estar a la altura de la leyenda?
Cuando empezamos a jugar Crash Bandicoot N’ Sane Trilogy, lo primero que nos sorprende es una pantalla en la que podemos elegir uno de los tres títulos (Crash Bandicoot, Crash Bandicoot: Cortex Strikes Back y Crash Bandicoot: Warped ). Al elegir uno de ellos, nos metemos de lleno en el juego y vemos que todo es igual que como lo recordábamos, pero con un aspecto visual digno de la actual generación y bastante agradable para la vista.
La mayor virtud de este recopilatorio reside precisamente en esto, es fiel hasta la médula al original y todos los añadidos respetan la visión (la parte artística y sobretodo el humor) del juego. Cosa que le hace ganar mil puntos en una generación en la que los remakes son peores que los títulos originales por querer cambiar la visión de los creadores y adaptarse de mala manera a un nuevo público.
En N’ Sane Trilogy los juegos son los mismos que los de hace dos décadas, manejamos a Crash, un bandicoot mutado, a través de todo tipo de escenarios en su búsqueda para fastidiar los planes de su archienemigo, el malvado Doctor Cortex, el cual es el responsable de que Crash haya dejado de ser un simple animal para ser una especie de mutante que perdió todo tipo de cordura durante el proceso de transformación. La jugabilidad consiste en la de un plataformas típico de toda la vida a la Mario Bros, pero con la diferencia de que la cámara no se sitúa en un plano 2D horizontal, sino que está situada detrás del protagonista y lo va siguiendo mientras este se mueve por el nivel.
Por los escenarios hay una especie de manzanas o melocotones (cuya naturaleza provocó un debate que ocupó todos los parques del mundo durante los noventa) que tenemos que recoger (ya sea tocándolos o bien rompiendo cajas) para acumularlos con el objetivo de obtener vidas. Estas vidas las perdemos si no vencemos a los enemigos que nos encontramos durante el camino (y que podemos derrotar haciendo un torbellino o lanzándonos sobre ellos) o no saltamos y esquivamos los agujeros en el suelo que abundan en el mundo del juego.
Si bien es cierto que este tipo de jugabilidad es la que predomina en la mayoría de niveles, hay unos cuantos en los que manejamos vehículos o vamos sentados encima de algún animal y en los que el juego se convierte en una especie de título de carreras en el que tenemos que esquivar todo, mientras nuestro protagonista corre a toda velocidad por el escenario. Cada cinco fases más o menos, Cortex nos envía a alguno de sus lacayos y tenemos que enfrentarnos a ellos aprendiendo sus rutinas de ataque y las mecánicas con las que podemos dañarlos.
En sí, los títulos no destacan por una jugabilidad profunda, son bastante simples, pero también son muy divertidos y a veces esto es más que suficiente. Además de la aventura principal, seremos obsequiados con extras si completamos los niveles rompiendo todas las cajas (que muchas suponen todo un desafío de encontrar), descubrimos las rutas secretas o si los terminamos en tiempo récord (un modo contrarreloj que la primera parte no tenía originalmente y que a este juego le da mucha vida).
Cabe destacar que parece ser que hay algunas hitboxes con algunos enemigos o plataformas que son muy pequeñas o muy grandes, lo que nos puede imbuir un fuerte sentimiento de injusticia en las ocasiones en las que nos las encontramos, pero son muy puntuales y no le restan diversión al título. Además, la versión de PC funciona a 60 fps y esto compensa cualquier tipo de error menor que podamos notar en la jugabilidad haciéndola más fluida y rápida. Uno de los añadidos es que además de poder manejar al marsupial, también podemos manejar a su hermana Coco en casi todos los niveles, algo que solamente podíamos hacer en el tercero de la serie (Warped) y durante una serie de niveles que estaban diseñados específicamente para la mujer del dúo.
Aunque el juego tiene una jugabilidad y un diseño de niveles estupendos en la mayoría de ocasiones, también se puede decir que tiene algunos de los niveles peores diseñados en el género y que te hacen dudar de que hayan sido dibujados y pensados por las mismas personas, sobretodo en la tercera parte. Aún así mantiene el nivel de una manera muy notable en al menos el 80% de ellos.
Donde no hay ningún tipo de queja es en su apartado artístico. Los de Naughty Dog estaban tan inspirados como siempre a la hora de concebir los rasgos creativos del juego y desde el protagonista a los enemigos podemos encontrar un carisma desbordante que nos apena cuando recordamos que no hemos tenido ninguna entrega de calidad desde hace 20 años.
Mención especial a la música y el humor, los cuales se ligan entre sí a la perfección y crean una atmósfera loca y desenfadada llena de momentos únicos e inolvidables. Los que jugamos al título original hemos estado tarareando el tema principal hasta hoy en día y seguro que no olvidamos esta melodía nunca en nuestra vida.
Por último, completar la historia principal de los tres juegos nos llevará entre 20 y 30 horas, pero si queremos desvelar todo sus secretos y exprimirlo a tope, esta duración se eleva al doble si somos jugadores experimentados o al triple si no somos tan buenos dando saltos.
Crash Bandicoot N’ Sane Trilogy supone todo lo que un buen remake debería de ser. Ha sido creado con mimo y fidelidad a los títulos originales, añade algunas cosas que podrían haber salido de sus creadores, pues casan a la perfección con la filosofía del marsupial, y luce unos gráficos bonitos y actuales. Si te gustó en su día, ahora te encantará y te llenará de nostalgia y si no… No sé a qué esperas para jugar a uno de los mejores plataformas de todos los tiempo que marcó a toda una generación.