“Cuentos de Hadas de Angela Carter” (Impedimenta 2017), es una recopilación de relatos que comprende los dos volúmenes de narraciones populares seleccionados por Angela Carter, publicados en dos volúmenes en la editorial Virago entre 1990 y 1992. La edición española, traducida por Consuelo Rubio Alcover, junta en una única entrega los dos de la edición británica. El libro está encuadernado en tapa dura y tiene más de 600 páginas, cuenta con las ilustraciones originales tanto en la portada como en los interiores de Corinna Sargood. Una publicación de auténtico lujo.
Angela Carter es una autora británica, activista y feminista. Entre su obra hay que destacar las novelas “La juguetería mágica” (1967), “Héroes y villanos” (1969), “La pasión de la nueva Eva” (1977) o “Noche en el circo”” (1984), por la que recibió el James Tait Black Memorial Prize, además de varios volúmenes de relatos como La cámara sangrienta” (1979) o “En compañía de lobos” (1984).
El libro contiene más de cien cuentos, por lo que es imposible reseñarlos uno por uno, que varían desde una longitud de media página hasta la decena o veintena, en el caso de los más extensos. El primer contacto se trata de una introducción de la autora, como en toda edición crítica que se precie, donde desgrana el criterio que ha llevado a la hora de la selección de los cuentos, remarcando que se trata de cuentos para adultos, sin ningún tipo de censura; y segundo, aunque el título sea “Cuentos de hadas”, por la traducción en inglés de “Fairy Tales”, Carter nos dice que una aproximación más acertada sería denominarlos cuentos populares y maravillosos. Además a esto añadimos que se trata de historias protagonizadas por mujeres en las diferentes culturas del mundo. Cada uno de ellos está agrupado en varios bloques temáticos, aunque unos cuantos podrían encajar a la vez en varios de los temas, y subrayado por un encabezado que indica el lugar de procedencia del cuento.
Y sí, están plagados de fórmulas, de temas o esquemas que se repiten hasta la saciedad. Pero es que esto es así porque en origen se trataba de narraciones orales y estas repeticiones son trucos del narrador para apelar al público y mantener su atención, además de un medio para recordar mejor la historia. De hecho, hay varios inicios y cierres de las historias que son similares o parecidos en los que se dice que se comparta la comida o la bebida con el narrador. Incluyendo los típicos “había una vez” o “érase una vez”. O en otros casos, que quien cuenta la historia ha depositado el conocimiento de ella en su audiencia y que ahora el público debe ser consciente de cómo la cuenta, porque el orador ya no se hace responsable de ella. Este probablemente, espera que el siguiente narrador que la cuente, lo haga de una manera diferente, añadiendo elementos de su propia cosecha, enriqueciendo, al mismo tiempo que cambiando el cuento.
Mención aparte merece la parte gráfica del libro, las numerosas ilustraciones interiores son una auténtica belleza, con un punto grotesco y hasta siniestro.
No tienen una unidad cronológica ni regional, forman parte de varias culturas en diferentes periodos de tiempo. Una de las cosas más curiosas es darte cuenta de cómo hay historias que se parecen a muchas de las conocemos en la cultura occidental, con otro título y otros elementos característicos. Como por ejemplo “Capamusgo”, una versión gitana inglesa de “La Cenicienta”. También se incluyen otros como “La Caperucita Roja”, pero en una versión bastante diferente de la que nos contaban de niños, esta no es apta para todos los públicos. Cabe agradecer la gran cantidad de historias que vienen de países no europeos, enormemente curiosas e interesantes.
Las protagonistas son mujeres, y los cuentos tienen como centro a personajes femeninos, siendo estas las heroínas, aunque a veces también las víctimas.
En la recopilación hay narraciones que presentan una reflexión o un aprendizaje en forma de moraleja, pero tiene cabida el humor y el sexo, en especial en las inuit, que también suelen resultar las más escatológicas, explícitas y que más tabúes rompen para nuestra mente occidental. Una gran parte resultan divertidos, aunque también hay bastantes que ahondan en el horror y en lo macabro, como madres que se comen a sus hijos, violaciones, tortura, asesinatos, que se dan la mano de una manera muy coherente y natural con los más inocentes y sencillos.
Entre los que más me han gustado destaco: “Catalina Cascanueces”, “El mozo de grasa de ballena”, “La princesa vestida con el traje de cuero”, “Capuchaandrojo”, “El hechicero y la hechicera”, “Diirawic y su hermano incestuoso”, aunque solo son unas cuantas, porque es complicado elegir entre más de cien cuentos. Todos me han parecido interesantes por una u otra cosa, o divertidos, pero es que la selección es excelente.
En “Cuentos de Hadas de Angela Carter” vais a encontrar hadas, brujas, huérfanas, monstruos, animales parlantes, magia, pruebas, viajes, acertijos, misiones que cumplir, canciones, premios para los virtuosos, honestos, prudentes y generosos; castigos para los ambiciosos, mentirosos, avariciosos, envidiosos y egoístas.
Por último, el epílogo y las notas finales de la autora a los cuentos que aportan una visión mucho más completa que el propio texto.
Mención aparte merece la parte gráfica del libro, las numerosas ilustraciones interiores son una auténtica belleza, con un punto grotesco y hasta siniestro que le viene muy bien al aire de los cuentos. Por supuesto, la calidad y el cuidado que se notan tras la preciosa edición de Impedimenta, de la que no podéis haceros una idea a menos que la tengáis entre manos. Porque este volumen es una auténtica joya que debe estar en las estanterías de la biblioteca de todo bibliófilo que se precie, tanto por el texto que contiene como por su lujosa envoltura.
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