No, no voy a hacer una introducción de lo difícil que es Dark Souls, del sufrimiento constante que es completar una sola zona del juego, ni del dolor que supone perder las almas que tanto te han costado recolectar por morir dos veces en el mismo enemigo. La versión que vamos a tratar hoy es la Remastered de Nintendo Switch, que permite por vez primera la capacidad de jugar a Dark Souls de forma portátil, así que nos centraremos en su adaptación a la consola de Nintendo.
Esta versión se ha hecho bastante de rogar respecto a las versiones de sobremesa, saliendo en comparación con cinco meses de retraso. Y por lo que cuentan los desarrolladores, parece ser que la adaptación a Switch fue complicada, alargándose un año entero para que tanto en dock como en portátil funcionase como debe. Por otra parte esto nos ha dejado como resultado una remasterización un tanto curiosa, ya que estéticamente se parece mucho a la versión original en algunos aspectos, alejándose de la remasterización de sus hermanas mayores. Por ejemplo, tanto las texturas como la iluminación son más similares al original que a la Remastered, donde algunas de ellas sin llegar a ser malas no están a la altura de una remasterización de calidad, y la iluminación es mucho más suave en todo el juego. Por ello nos hace pensar que esta versión ha sabido adaptar las críticas de los jugadores y las ha implementado directamente en esta versión. Por ello en Switch la iluminación es más contrastada, y las texturas aunque no llegan a la nitidez de la remasterización de Playstation 4, Xbox One y PC, si que lucen mejor en algunos elementos como armaduras.
La tasa de frames se mantiene esta vez en 30, muy estables incluso en zonas donde anteriormente se resentía mucho, como la sofocante Ciudad Infestada. No hemos sufrido ningún bajón notable a lo largo de la aventura, pero no podemos negar que nos hubiese gustado que se alcanzará los 60 fps al menos en dock. Por otro lado la resolución cumple con notoriedad en ambos modos, llegando a los 720 en portátil y los 1080p en dock.
La poca iluminación presente en el juego, que comentamos parece heredada del original, es a veces un enemigo más contra el que luchar. Hemos tenido que subir el brillo al máximo en opciones para que sea jugable en las zonas más oscuras del juego, y si estamos jugando en modo portátil lo mejor será que subamos también el brillo de la pantalla.
Por otro lado hemos notado algún que otro fallo gráfico, como que en ocasiones ciertos enemigos tengan animaciones poco fluidas, como el dragón del puente de Burgo de Muertos, que crea un efecto similar al stop motion. Este recurso ya lo hemos visto en otros títulos, como en Monster Hunter World o Red Dead Redemption 2 y parece ser que se “activa” cuando la carga gráfica en pantalla es alta. Aún así en el caso de Dark Souls Remastered nos ha pasado solo un par de veces en toda la aventura, así que no hay de qué preocuparse.
Por otro lado, efectos especiales tales como coger almas no son tan buenos como la remasterización de consolas y PC, acercándose una vez más al original. A pesar de todo, es innegable que estamos ante una versión superior a la original, incluso con el mod DSfix. Todo se ve de maravilla en la pequeña híbrida de Nintendo, y la jugabilidad es simplemente igual al original.
El multijugador es idéntico que en las demás versiones remasterizadas, con duelos de hasta seis jugadores que funcionan correctamente. Podremos como siempre invocar jugadores para que nos echen una mano, invadir mundos para hacer la vida aún más imposible a los jugadores, o hacer batallas de varios jugadores al mismo tiempo.
Respecto a los controles, no vamos a mentir: Con joycons no es tan cómodo como con el mando Pro, pero igualmente es perfectamente jugable y ya es cuestión de cada uno adaptarse a los pequeños joysticks de Switch. Como extra, comentar que se ha añadido la posibilidad de utilizar gestos mediante el movimiento del mando, utilizando el giroscopio más la tecla B.
Entrando en el aspecto sonoro, se habló de que la versión que comentamos sufrió una fuerte compresión de sonido para ahorrar datos, haciendo que la mayoría de efectos sonoros y la banda sonora se escuchasen apagados. Lo cierto es que es muy poco notable, y habría que comparar una versión con otra para notarlo realmente. Por supuesto, nos llega traducido al castellano.
En definitiva, estamos ante una remasterización simplemente correcta, que cumple los mínimos exigidos y que nos da el extra de poder jugarlo de forma portátil. Nos duele un poquito que no se hayan estirado para conseguir un mejor acabado gráfico, o los tan deseados 60 fps. A pesar de todos estos inconvenientes, es un buen remaster que no te puedes perder si no has jugado a esta “primera” entrega de la saga souls.