«Eran uno, dos y tres / los famosos mosqueperros / y el pequeño D’Artacán / siempre iba con ellos. / Amis, Portos y Dogos son / los tres mosqueperros, / sus hazañas, más de mil / nunca tienen fin». Para los que nos criamos en los primeros años ochenta, escuchar los primeros versos de esta canción de su cabecera (interpretada entonces por el grupo infantil Popitos) nos traslada no sólo a nuestra infancia, sino también a un mundo interior propio (además de la mercadotecnia que regalaban con los yogures) relacionado con Alejandro Dumas y su novela “Los tres mosqueteros”. La serie de animación “D’Artacán y los tres mosqueperros” (1981, emitida en España entre octubre de 1982 y marzo de 1983) fue fruto de la coproducción entre Nippon Animation y BRB Internacional (con Claudio Biern Boyd al frente), y fue un éxito en una televisión española de un canal y medio, y derivó en una secuela noventera y una película posterior que reunía los principales acontecimientos. Tratándose de un producto para niños, los personajes se convertían en perros, a excepción de Milady (una gata) y del pícaro Pom (un ratón).
La llegada del joven D’Artacán a París, en busca de un puesto en el prestigio cuerpo de mosqueteros comandados por el señor de Treville, y tras un primer encuentro con el malvado espadachín Rochefort y la pérfida Milady, ambos al servicio del poderoso cardenal Richelieu, continuaba con el duelo del joven gascón con los tres mosqueperros más famosos, el inicio de su amistad con ellos («uno para todos y todos para uno») y el flechazo de D’Artacán con Julieta, doncella de la reina Ana de Austria. El asunto de los herretes de la reina ocupaba gran parte de la trama, que, además de lo ya mencionado, seguía con bastante fidelidad la novela de Dumas. Tras muchas aventuras (y una estancia en tierras españolas, si no recuerdo mal), D’Artacán cumplía su sueño: convertirse en mosqueperro.
“D’Artacán y los tres Mosqueperros” cumple con el objetivo de despertar el interés de los niños de la casa al tiempo que despierta la nostalgia en sus papás y mamás
Que en este 2021, en el que los niños han tenido pocas ocasiones para acercarse al cine, llegue una nueva versión cinematográfica de las andanzas del pequeño D’Artacán y los tres mosqueperros, quizá sea un acontecimiento… para los padres nostálgicos. Los niños de hoy en día (muy) probablemente desconocerán la serie de dibujos original, a menos que sus progenitores hayan echado mano de DVDs o hayan animado a sus peques a ver los capítulos en la página de Clan en el portal de RTVE. De hecho, y aunque es una serie con clarísima intención de buscar la atención del público infantil, es más que seguro que primero habrá llamado la atención de los padres, quienes la vieron cuando tenían la edad de sus hijos (o en alguna reposición posterior). Por tanto, “D’Artacán y los tres Mosqueperros”, dirigida por Toni García, cumple con el objetivo de despertar el interés de los niños de la casa al tiempo que despierta la nostalgia en sus papás y mamás.
La película, que se ofrece en un nítido y prístino 3D, concentra lo principal de la serie original en poco más de 80 minutos, poniendo el foco de la aventura en la recuperación de los herretes de la reina. Hasta entonces, todo lo que suceda será bien conocido por los que disfrutaron de la serie en su momento, leyeron la novela de Dumas o vieron alguna de las múltiples adaptaciones cinematográficas: de la protagonizada por Gene Kelly en 1948 a la versión dirigida por Richard Lester en 1973 (que a su vez fue inicio de una particular trilogía continuada en 1974 y culminada en 1989), pasando por la película de 1993 con Chris O’Donell, Kiefer Sutherland y Charlie Sheen o el infame filme de Paul W.S. Anderson de 2011, entre muchas otras; básicamente todas estas adaptaciones explican lo mismo a partir del canon de Dumas y esta película de animación no se aparta de lo principal. ¿Para qué? El espectador quiere encontrarse con lo de siempre y volver a disfrutarlo. En esta ocasión se concentra bastante del primer tercio de la novela de Dumas, hasta el punto de que quizá los más pequeños de la casa puedan perderse un tanto, mientras que los adultos puede que tengan la sensación de que todo pasa demasiado deprisa y, a fin de cuentas, es muy poco.
Sea como fuere, esta película de animación hará las delicias de grandes y pequeños: unos echarán mano de sus recuerdos y otros conocerán por primera vez a D’Artacán, Portos, Dogo, Amis y el resto de personajes. Entre los alicientes del filme, además del novísimo estilo visual (aunque servidor echa en falta el encanto del trazo algo tosco de la serie animada original), está la música a cargo del prestigioso compositor Manel Gil-Inglada, que cuenta con la Orquesta Sinfónica de Navarra, y que fue grabada en el auditorio Baluarte de Pamplona (making of de la grabación de la banda sonora); una canción en los créditos finales interpretada por Serafín Zubiri y Cristina Ramos, y la tonadilla principal a cargo del orfeón Pamplonés y la Escolanía del Orfeón Pamplonés. Y, por supuesto, una historia en la que el honor y la amistad, valores imperecederos, acaban por triunfar, como ha de ser. Una historia que nos encantó en la infancia y que, para los que tengan niños, será la excusa ideal para ir en familia a una sala de cine y acabar tarareando «D’Artacán D’Artacán / corriendo gran peligro / D’Artacán D’Artacán / persiguen al malvado…»