Los médicos deben vigilar de cerca a los bebés que nacen prematuramente, y la oxigenación cerebral es quizás lo más importante a controlar. Hasta el 50% de los bebés prematuros sufren daños cerebrales, lo que causa problemas neurológicos. Investigadores de la Universidad Tecnológica de Delft (Países Bajos) han desarrollado un sensor inalámbrico que controla la salud del cerebro del bebé de una manera simple, económica y cómoda para el niño.
Ya es posible controlar el nivel de oxígeno en el cerebro de los bebés prematuros, pero los dispositivos que se utilizan hoy en día son voluminosos y de complejo manejo, y están equipados con cables en los que los bebés pueden enredarse. Las máquinas también son muy caras y los sensores que necesarios a menudo dañan la frágil piel del bebé cuando se los quitan. Por lo tanto, hay razones para desarrollar un método menos invasivo para controlar los niveles de oxigenación en el cerebro de un bebé. Y eso es exactamente lo que han hecho los investigadores de TU Delft, en colaboración con Northwestern University y el Lurie Children’s Hospital of Chicago.
Junto con un médico y un ingeniero eléctrico, los investigadores desarrollaron un sensor suave, flexible e inalámbrico que se puede conectar al cuero cabelludo de un bebé. El sensor transmite datos de forma inalámbrica a una aplicación, que indica cuándo deben intervenir médicos o enfermeras. «Los sensores no sólo controlan los niveles locales de oxigenación de los tejidos en el cerebro, sino también los niveles de oxigenación arterial en todo el cuerpo«, asegura la investigadora Alina Rwei, de la Universidad Tecnológica de Delft. «De esta manera, los trabajadores de la salud pueden obtener información sobre estos dos sistemas separados y sobre la interacción entre ellos«.
«Nuestro sensor para medir la oxigenación cerebral en bebés prematuros cuesta alrededor de 25 euros»
El sensor consta de cuatro fotodiodos, dos de los cuales pueden observar profundamente dentro del cerebro. Los otros dos fotodiodos miden de manera más superficial, proporcionando datos sobre el flujo sanguíneo en todo el cuerpo. El sensor es flexible y se adapta a la forma del cráneo. Después de su uso, el dispositivo se desprende fácilmente de la piel. «Probé el sensor en mi propio bebé, Philip, hace unos meses«, comenta Rwei. «Funcionó exactamente como esperaba. Philip ahora también aparece en el artículo científico que acabamos de publicar«.
Además de ser más cómodo y fácil de usar, el sensor también es mucho más económico que las alternativas existentes. «Mientras que los hospitales están pagando ahora alrededor de 10.000 euros por una máquina enorme para controlar la oxigenación de los tejidos en el cerebro, nuestro sensor cuesta alrededor de 25 euros«, sigue Rwei. «Esto podría asegurar que más personas tengan acceso a este tipo de tecnología, particularmente en los países en desarrollo, lo que con suerte evitará muchos problemas relacionados con la salud«.
El siguiente paso es producir el nuevo dispositivo en grandes cantidades. Rwei concluye: «Nuestro equipo en Estados Unidos ha lanzado una puesta en marcha para llevar el sensor al mercado. Por cierto, no sólo los bebés prematuros se beneficiarán de los nuevos sensores. También en los adultos, ya que la oxigenación debe controlarse regularmente, y el nuevo dispositivo puede ayudar con eso”.
Fuente: PNAS.