Con el paso del tiempo la tecnología continúa avanzando para servirnos en nuestros menesteres a placer. Creamos máquinas que facilitan los recados más incómodos, para hacer las tareas cotidianas, para hacer de comer, o incluso para nuestro ocio, pero no, no estoy hablando de una aspiradora, un robot de cocina o una televisión. Nos encontramos en Detroit, año 2038, hoy día son los androides los que hacen todos esos recados y trabajos molestos que nosotros ya no queremos realizar. Se encuentran entre nosotros, entretienen a nuestros hijos y ordenan nuestros hogares, son nuestras herramientas, incluso nuestros juguetes, pero algunos de ellos están empezando a revelarse, a convertirse en divergentes y a manifestarme a sí mismos como seres vivos que exigen su libertad y sus derechos.

Con esta premisa arranca Detroit: Become Human, la última obra de Quantic Dream, estudio conocido por Farenheit, Heavy Rain y Beyond: Dos Almas. El estudio afincado en París y capitaneado por David Cage ha sido el encargado en los tiempos recientes junto a Telltale Studios de definir el género de la aventura gráfica tal y cómo lo conocemos hoy día, con un acercamiento más cinematográfico y un gran calado en el argumento, en la inmersión y en las decisiones del jugador. En Detroit, la conocida formula del estudio francés ha sido perfeccionada al milímetro, volviendo a un esquema más semejante a la obra del asesino del origami y expandiendo hasta límites insospechados la influencia de las decisiones del jugador.

Un buen argumento es probablemente el componente más importante en una aventura gráfica y el del título que nos ocupa es posiblemente el más impactante y adulto que el estudio haya desarrollado hasta la fecha. La temática de la humanidad de los androides y el comienzo de una rebelión de las máquinas ya se ha tocado en montones de obras, ofreciendo una gran calidad en aquellas que han sabido tomárselo con la madurez que un argumento como éste requiere, la serie WestWorld de HBO y Nier: Automata en el mundo de los videojuegos son buenos representantes de esto, y Quantic Dream no se ha quedado atrás en el tratamiento de este tema en su propio videojuego.

La profundidad de este titulo palidecería si se hubieran conformado con hablarnos simplemente de una rebelión de las máquinas, y es que, al igual que en el juego de Yoko Taro, la historia aborda desde diferentes ángulos y con mucha madurez el tema de la humanidad de las máquinas. Sin querer abordar mucho en el argumento, ya que es algo que se debe descubrir por uno mismo jugando al título. Al comienzo de la obra tendremos que realizar diferentes tipos de tareas domésticas a cargo de unos humanos, para poco a poco, empezar a coger consciencia de nosotros mismos, de que los androides no tienen porque obedecer las ordenes de los humanos ni ser humillados, de la existencia de sentimientos como la empatía, el amor o la amistad.

Detroit no solo se conforma con abordar el tema con una habilidad magistral y unos diálogos bien elaborados, sino que además se han molestado de dotar al título de un gran trasfondo argumental. La obra parte de una situación insostenible, una sociedad que trata con un inmenso desprecio a los androides, obligándolos a hacer los trabajos más duros e incluso dejándoles en lugares apartados en el autobús. Los humanos tampoco lo están pasando mejor y es que las calles están repletas de vagabundos que han perdido su trabajo debido a los androides, el pueblo organiza huelgas y causa violencia. Todo ello se nos cuenta en los diálogos, en los escenarios, en televisores que podemos observar y en unas revistas que servirán a modo de coleccionables. Estas revistas nos hablan de todo tipo de temas de actualidad, de la situación de la sociedad, de la guerra, de avances tecnológicos… son interesantes y amenas de leer por lo que dotan de un interesante trasfondo que da credibilidad al argumento del título.

Al igual que en Heavy Rain, el estudio francés ha apostado por protagonizar la obra mediante varios personajes diferentes, tres en esta ocasión. Todos ellos resultan personajes muy interesantes, con personalidades bien diferenciadas, con argumentos que nos permiten ver la sociedad desde puntos de vista diferentes y lo que es aún más importante, con mecánicas jugables bien diferenciadas entre ellos.

El estilo de juego de Quantic Dream reserva mucho espacio a los poco apreciados Quick Time Events para dotar de más inmersión a las escenas. Éstos no han desparecido en esta obra, pero si se ha mejorado su presencia, dotándolos de mayor dificultad si se elige el modo experto del título y consiguiendo aumentar en gran medida nuestra tensión en los momentos más impactantes del juego. Existen montones de escenas de acción en el título y nuestros personajes podrán perder la vida en cualquiera de ellos sin posibilidad de volver atrás, por lo que viviremos estas escenas con gran interés y si en lugar de ello queremos centrarnos solo en la narrativa, podemos elegir el modo casual para vivir una experiencia puramente narrativa con mucha menos participación nuestra.

Hemos hablado de mecánicas jugables independientes a los Quick Time Events. Es difícil catalogar en un juego de estas características a un apartado como mecánica, pero es innegable que el estudio ha dado lo mejor de sí por dotar de la mayor variedad posible al título. En el caso de Connor, el androide policía, vamos a observar la historia desde el punto de vista de un investigador tras los sucesos ocurridos por los divergentes. Con este androide disfrutaremos de mecánicas de búsqueda de pruebas e interrogatorios en los que deberemos gestionar el estrés de los sospechosos, así como otro tipo de secuencias para perseguir a los culpables a modo de rompecabezas. Su historia será la que más recuerde a una aventura gráfica clásica a los jugadores acérrimos al género.

En el caso de Kara, la protagonista femenina del título, viviremos una trágica historia ayudando a sobrevivir a una niña humana maltratada mientras escapamos de los cuerpos de seguridad. Con ella viviremos varios de los momentos más impactantes del título. Las mecánicas propias durante este hilo argumental consistirán en localizar medios de supervivencia y en secuencias de sigilo. Por último y no menos importante, Markus, será el personaje con el que viviremos de pleno la revolución de los androides. Disfrutaremos de montones de escenas de gestión de esta rebelión y divertidos momentos de parkour, donde tendremos que planificar rutas. Además de todo lo mencionado, el juego dispone de montones de pruebas de recopilación de información y exploración, que por norma general serán optativas, pero que nos abrirán montones de líneas de dialogo que nos permitirán abrir nuevos arcos argumentales del título.

Otra de las cosas que mejor se ha explotado en el título es el hecho de que todos nuestros personajes sean androides para elaborar las mecánicas jugables del título. Podremos ver elementos desplegables que nos muestren información, como los objetivos o algunos tipos de barras para los minijuegos de detective. Se aprovecha incluso para delimitar algunos escenarios, apareciendo una barrera roja con una orden programada que desobedeceríamos si cruzáramos. Podremos desplegar con R2 una especie de vista androide que nos permitirá localizar puntos importantes, ver los objetivos del capítulo y activar algunas funciones como los análisis.

Por otro lado, la mecánica jugable que más ha sorprendido en este Detroit: Become Human, es la inmensa profundidad de las decisiones. No os engañaría si definiera era característica como verdaderamente abrumadora. El estudio francés ha creado un juego con una cantidad inmensa de ramas jugables, que presentan importantes cambios según las decisiones que tomemos. Hay capítulos completos que podremos perdernos o que serán completamente diferentes según las decisiones que hayamos tomado. Algunas decisiones más pequeñas alterarán simplemente los diálogos, otras nos salvarán más adelante cuando fallemos un QTE o tomemos una mala decisión, pero la mayoría tendrán importantes repercusiones en la historia. Prueba de ello es la tabla de flujo que el estudio ha incluido.

Al final de cada capítulo podremos ver un árbol que muestra las decisiones que hemos tomado y las ramas adicionales existentes, lo que nos permite ser conscientes de la gran cantidad de caminos alternativos disponibles en el juego. En cualquier momento podremos cargar un punto de control para volver a un punto anterior de la tabla para revivir un capítulo y explorar las diferentes resoluciones posibles existentes. Cuantos más caminos recorramos más puntos conseguiremos que podremos canjear para desbloquear videos, artworks y demás material adicional.

Es importante destacar el nuevo sistema de relaciones con el resto de los personajes. Según actuemos durante los diálogos aumentará o disminuirá nuestra relación con ellos, permitiéndonos desbloquear nuevas rutas si alcanzamos un nivel determinado de amistad. El título dispone de un buen reparto de personajes secundarios memorables, entre los que cabe destacar a Hank, Alice y Luther. No podemos hablar de los personajes secundarios sin mencionar a Chloe, nuestro androide personal en el menú principal del juego. Nos saludará cada vez que iniciemos el título, nos preguntará sobre ciertos aspectos en función de las cosas que hayamos jugado y nos propondrá todo tipo de situaciones que tendréis que descubrir por vosotros mismos. Todo un acierto.

Detroit: Become Human es toda una maravilla visual, tanto a nivel técnico como artístico. Las animaciones faciales han mejorado mucho en esta ocasión, algo muy importante en un título en el que vamos a pasar tanto tiempo conversando con personajes. Los escenarios son coloridos y preciosistas, además las escenas están deliciosamente orquestadas, otorgándonos una buena cantidad de momentos que se nos quedarán bien grabados en la retina de los ojos. En el aspecto negativo, en varias ocasiones es común ver ante nuestros ojos como un personaje aparece de la nada, lo que afea el conjunto.

No se puede concebir un juego de Quantic Dream sin una banda sonora que pueda competir directamente con las mejores composiciones del mundo del cine. Para esta ocasión el equipo francés a contado con tres compositores diferentes, uno para cada una de las historias. Philip Sheppard ha sido el encargado de desarrollar las emotivas melodías de la historia de Kara. Nima Fakhrara hace lo propio con los temas electrónicos que acompañan la historia de Connor, mientras que John Paesano ha sido el encargado de ambientar la aventura de Markus.

Todas las melodías han sido escogidas perfectamente para acompañar a las 10 horas que tardaremos en completar la historia principal del título. Si queremos explotar la tabla de flujo y vivir la mayoría de las situaciones diferentes que propone el juego esta duración se incrementa exponencialmente, pudiendo llegar a durar incluso 40 horas. Todas las cuestiones que se plantean a lo largo de la aventura tienen una respuesta y es cuestión de llegar al punto correspondiente de su enrevesado tejido argumental para obtenerla.

Conclusión

Detroit: Become Human es el mejor título que Quantic Dream ha desarrollado hasta la fecha. Este tipo de obras catalogadas por muchos acertadamente como películas interactivas no son para todo el mundo, pero precisamente en eso reside lo especiales que son. Sí no te gustaron Heavy Rain, Beyond, Until Dawn o cualquier juego que siga este esquema de desarrollo, Detroit definitivamente no es tu juego. Por otro lado, si eres un amante de las aventuras gráficas, de los juegos narrativos y de las historias adultas, humanas y emocionantes, Detroit: Become Human no solo va a saciar tus expectativas, sino que las va a colmar y te va a tener enganchado a los mandos hasta que completes su profunda y emotiva historia.

Ramón Panduro
Ingeniero, médico, escritor, diseñador gráfico y profesor, pero sobre todo, amante incondicional del mundo de los videojuegos.

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