Hoy, 8 de marzo, se reivindica el Día Internacional de la Mujer, con el objetivo, aún no alcanzado, de lograr el trato igualitario a todas las personas, independientemente de su género. Así mismo, este día recuerda un luctuoso suceso acaecido el 25 de marzo de 1911, día en el que 146 trabajadoras textiles -la mayoría muy jóvenes- fallecieron en la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York, como consecuencia de un incendio. No pudieron salir de su lugar de trabajo, al ser éste cerrado a cal y canto por los dueños de la fábrica, para evitar robos. Como consecuencia de esta tragedia que pudo haberse evitado, la legislación laboral estadounidense cambió y comenzó la actividad organizada del Sindicato Internacional de Mujeres Trabajadoras Textiles. Y, aunque el mundo entero empezó, poco a poco, a tomar conciencia de las injustas diferencias laborales existentes entre mujeres y hombres, la lucha en contra de la discriminación por género continúa hoy día.
Para señalar esta lucha, nos hemos decidido por un formato diferente del habitual. En lugar de una voz, la del articulista de turno, nos hemos decidido por varias, todas ellas mujeres, que nos responden a tres preguntas muy sencillas. Con diferentes perfiles personales y profesionales, todas ellas nos dan su visión de las diferencias de trato según el género que se dan en España, y también, sobre cómo ayudar a las niñas que están creciendo ahora mismo y se topan con barreras que no deberían estar ahí.
ELLAS nos lo cuentan.
Rosa Ribas
Soy escritora. He publicado hasta la fecha once novelas. Tengo 53 años.
-¿Qué significa para ti este día?
Un recordatorio de cuánto nos queda por hacer. No sólo a las mujeres, porque la igualdad es un tema de la sociedad completa.
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer?
Tras un exhaustivo examen de conciencia, no he logrado dar con ningún ejemplo en el que haya representado una facilidad. Será porque no viajo en barco y no he naufragado hasta el momento. Respecto a las dificultades, creo que mejor me concentro en un ejemplo de la vida académica. Trabajé durante muchos años en la universidad en Alemania, concretamente en el ámbito de la filología románica, es decir, uno de los estudios considerados típicamente femeninos. Allí se observaba una pirámide bastante perversa. Un ochenta por ciento del estudiantado eran mujeres; un setenta por ciento de los cargos medios (lectores, asistentes) eran mujeres; sólo un diez por ciento de los profesores titulares y catedráticos eran mujeres. No hay más que decir, creo.
¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
Cuando empezaba a publicar, pensaba que en el mundo de las letras lo que contaba era la obra, sus cualidades, su calidad, su tema… No el género de la persona que la hubiera escrito. En serio, lo creía. Hay días que pienso que soy muy optimista; otros, simplemente idiota. El contacto con la realidad me ha demostrado que no es así. Sobre todo cuando te dedicas en parte a un género que algunos querrían tan “machote” como es la novela negra. Cuesta ganarse el respeto, no tanto del público lector como de los compañeros.
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado?
Que, lamentablemente, al paso que vamos, seguirá teniéndolo duro. Pero que no pierda nunca de vista lo que quiere lograr, que se busque buenos modelos en los que encontrar inspiración y ejemplo, que nunca se subvalore ni deje que otros lo hagan.
Raquel García Estruch
Licenciada en Periodismo y Humanidades por la UAB. He trabajado durante 15 años en Prensa, radio y televisión y también como responsable de marketing en varias empresas. 43 años.
-¿Qué significa para ti este día?
Cuando era más joven.. allá por los 20 no le veía el sentido. En aquel momento para mí la igualdad era un hecho y no me cabía en la cabeza que todavía tuviéramos que defender cosas que me parecían más de los tiempos de mi abuela que de los que me había tocado vivir. Sin embargo, a medida que fui cumpliendo años y avanzando en el mercado laboral me di cuenta de lo equivocada que estaba y de cuánto nos quedaba por luchar todavía. Para mí este día es un modo de rendir homenaje a todas aquella mujeres que muchas décadas atrás empezaron a librar una batalla que todavía no ha terminado.
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
Con respecto a las dificultades en el mundo de la radio y la televisión que es donde más tiempo me he trabajado te encontrabas la de acceder a puestos de responsabilidad teniendo la misma valía que un hombre, así como el salario. Recuerdo que cuando me nombraron Directora de Informativos ya me anunciaron que iba a cobrar 500 euros menos que el tipo que se acababa de ir por realizar el mismo trabajo. Luego en el mundo del marketing fue un poco más de lo mismo. Había puestos de responsabilidad para los que ni siquiera se nos consideraba.
Al final he llegado a la conclusión de que no es cuestión de escalar con más fuerza y empeño, sino con más inteligencia. Es decir, analizando una y mil veces tus puntos fuertes y cómo explotarlos para alcanzar la meta que quieres.
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado?
Que confíe en ella y en sus posibilidades siempre. Y, aunque pueda sonar utópico, hay que seguir creyendo en ese refrán de que «Toda piedra hace pared». Que debe seguir trabajando para que algún día su generación o la siguiente acaben saltando ese muro que en ocasiones parece tan alto.
Ah… y que cuando sea mayor eduque a sus hijos en la igualdad.
Daurmith
Me formé en el campo de la biología molecular y ahora estoy en el sector privado, aunque la ciencia sigue siendo mi amor de por vida. Escribo como afición hasta que alguien me convenza de lo contrario. Tengo 46 años.
-¿Qué significa para ti este día?
Para mí este día es una oportunidad más de aprender. En especial de hacerme más consciente de cómo hemos llegado hasta aquí, de lo que ha significado para muchas mujeres en el pasado, y de lo frágiles que son los logros que muchas veces se consiguen con tanto esfuerzo. En menor medida, es una oportunidad pequeñita de recordarme, también, que tengo que ser digna de lo que hoy se conmemora 🙂
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
Me alegra decir que en mi caso no he encontrado grandes dificultades. Sí las habituales, sí los pequeños gestos, la lucha contra una presión que se suele ejercer hacia abajo más que hacia arriba («no hagas…», «no seas…», «no destaques…», «no te creas…»). No sé la fuerza con la que tiene que escalar un hombre promedio, imagino que habrá de todo. Sí sé que muchas veces he tenido que vencer cierta inercia por parte de la gente (de uno u otro sexo) a hacer presuposiciones de cierto tipo porque yo sea mujer. Nada especialmente llamativo, por otra parte, pero presente.
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado?
Buf. Le diría que no se engañe a sí misma sobre sus capacidades (va a tender a infravalorarlas) y que actúe con frialdad pero también de modo implacable si encuentra este tipo de resistencias. Y que derive el debate tanto como pueda a no por qué ella tenga que hacer algo, sino por qué un hombre en su misma situación no tiene que hacerlo, o ni que planteárselo.
También que lo cuente: en público o en privado, a amigos, familiares, en su blog, en sus redes sociales, que lo cuente con absoluta claridad y contundencia, sin pedir disculpas ni pensar que es menos que otros por haber encontrado un obstáculo que ella no ha puesto ahí.
Anika Lillo
FP (Comercio Exterior) y de toda la vida AUTODIDACTA en todo lo que he hecho de forma profesional. Siempre he estado vinculada a trabajos creativos (publicidad y redacción) en distintos medios: revistas, publicidades, webs… (artículos, entrevistas, reseñas), o como lectora para premios, y dirijo Anika Entre Libros desde hace 20 años. Nacida en 1968, rozando los cincuenta.
-¿Qué significa para ti este día?
La oportunidad de recordarle al mundo eso que con tanta facilidad suele olvidar: la mujer es importante, necesaria. Hay que valorarla. Es sólo un recordatorio porque el hombre tropieza veintemil veces con la misma piedra. Aquello de aprender de los errores de la Historia algunos no lo asimilan. A la mujer se le sigue tratando bastante mal porque este planeta es muy grande y no todos tienen una educación de igualdad. Y en el mundo occidental todavía podemos quejarnos de muchas cosas.
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
Ese es justamente el tema del que te hablaba cuando decía lo del mundo occidental. A pesar de haber avanzado -porque hemos avanzado- aún cuesta mucho conseguir lo mismo que un hombre con el mismo esfuerzo. Tienes que demostrar más, tienen que considerarte indispensable y aún así sólo algunos te valoran como toca. Y si ven algo de flaqueza en ti ya ni te cuento.
En todo este tiempo he visto siempre más hombres triunfadores en lo mismo que hago yo a pesar de que estoy mejor valorada (de boquilla, obviamente).
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado?
Lo que le digo a mi hija: no permitas nunca que te infravaloren (entre otros consejos del estilo más personales, porque con el tema del machismo insisto mucho. El micromachismo no ha desaparecido ni desaparecerá, es un arma del hombre de la que hace uso rápido cuando no sabe cómo defender su posición. Pero déjame decirte que me parece peor la mujer machista porque nosotras deberíamos ser la fuerza, no el enemigo)
Hago constar que siempre valoro y agradezco a todas esas mujeres que lucharon por el feminismo cuando yo aún era una niña. Sin ellas, a saber cómo sería nuestra vida hoy.
Licenciada en Filología Clásica y Teoría de la literatura y literaturas comparadas. Profesora de Lengua castellana y literatura en Educación Secundaria. 29 años.
-¿Qué significa para ti este día?
Para mí el Día de la Mujer tiene la misma importancia que cualquier otro día normal. Me levanto, trabajo, sonrío y vivo de la misma manera. No es un día para celebrar, pero sí para recordar y visibilizar la gran necesidad existente en nuestra sociedad de ver el mundo con los ojos de la igualdad.
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
A título personal no he tenido dificultades especiales, pero sí hubo un momento, que supuso un cambio de perspectiva, en el que un profesor universitario, al decirle que quería tener un trabajo estable para poder tener familia, me recriminó el ser una mujer «porque esas cosas con los discípulos varones no pasaban». Me pareció un comentario absolutamente fuera de lugar, fuera del tiempo, y me hizo reaccionar contra todo aquello. Por lo demás, soy una persona fuerte, y en el día a día nunca he hecho distinción entre las capacidades de hombres y mujeres. Quizá por eso no vea diferencia entre mis compañeros varones y yo, porque para mí no hay diferencia, pero no cabe duda de que el salto entre ambos es enorme en lo que a nuestra sociedad se refiere.
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado?
A las niñas de hoy se lo digo, como a todos mis alumnos, en las aulas: basta de discriminación. Todos podemos ser magníficos, sin importar ni nuestro sexo ni nuestro género.
Nuria C. Botey
Doctora en Psicología, profesora universitaria en CES Cardenal Cisneros (centro adscrito a la Universidad Complutense de Madrid) donde desempeño labores como docente, gestora y coordinadora de la Unidad de Atención a la Diversidad e Inclusión. Edad: 40 años, cumplidos el 8 de marzo (yeah!) Soy escritora de literatura erótica y fantasía oscura, ganadora del Premio Pablo Rido de Literatura Fantástica y del Premio Nocte 2013 a la mejor antología nacional de relatos.
-¿Qué significa para ti este día?
Es un día de reivindicación, pero también de festejo por los avances conseguidos. Hay mucho camino por recorrer, pero eso no debe empañar todo lo que se ha recorrido.
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
No he encontrado más facilidades, pero en la estructura universitaria es manifiesta la desigualdad en el acceso a puestos directivos entre varones y mujeres. Como madre, además, de un niño con discapacidad encuentro a diario la asunción de que como madre de un niño con discapacidad, peleo a diario con la sorpresa de quienes me rodean al saber que trabajo por cuenta ajena, ya que el 90% de los cuidadores de discapacitados son mujeres que dedican toda su actividad a ello. Y como escritora de terror y romance no heterosexual, en todas y cada una de las entrevistas que realizo me piden sistemáticamente que explique por qué una mujer escribe sobre sexo entre hombres.
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado?
Que mire atrás. Que lea historias sobre mujeres científicas, escritoras, artistas, políticas, en su país y en otros países. Y que vea que ella no es distinta a esas pioneras, ni mucho menos inferior a nadie por cuestión de hormonas, cromosomas, gónadas, gustos o intereses. Pero, sobre todo, le diría que disfrute con cualquier cosa que haga y que establezca alianzas con todas las demás mujeres. El feminismo trabaja por la igualdad entre personas, y eso es algo que todXs deberíamos apoyar.
Cristina Fallarás
Nací en marzo de 1968. He publicado siete libros, de los cuales cuatro son novelas. Con «Las niñas perdidas» me convertí en la primera y única mujer en ganar el premio Hammett de novela negra. Este año publico nueva novela con Anagrama en otoño.
A una niña le cuento mi historia. Creo que la lucha de las mujeres pasa por narrar lo que nos ha sucedido y sucede. Pasa por la primera persona del singular.
La lucha colectiva es básica, pero necesitamos relatos individuales, porque existen y su número es abrumador.
He vivido acoso en el trabajo, sueldo 20% menor que quien tenía el mismo cargo que yo en un diario, intentos de violación dentro y fuera de la pareja, amenazas de muerte, me han llamado «PUTA LOCA» o «BORRACHA/YONQUI» centenares de veces, un político me mandó por teléfono la foto de su pene…
Todo, ABSOLUTAMENTE todo en esta sociedad es más difícil siendo mujer. El cuerpo es el problema, de hecho se trata del cuerpo. De mi/nuestro cuerpo frente al cuerpo de un hombre.
Y de mi cuerpo no puedo deshacerme.
He trabajado en casi todos los medios de comunicación de este país de una forma u otra, excepto en Cope, La Razón y ABC.
Nació en A Coruña en 1984 (32 años). Química, escritora y divulgadora científica. Especialista en arte contemporáneo. Investiga las relaciones entre la ciencia y el arte. Trabaja en varios medios de comunicación, como por ejemplo en el País, editorial Planeta, YouTube, Naukas, Next Door Publishers o la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU, para la que dirige las jornadas sobre ciencia y arte del museo Guggenheim de Bilbao. Es la autora del poemario ‘Megalomanía’, del libro de divulgación ‘Todo es cuestión de química’ y de ‘Dimetilsulfuro.es’. Ha sido galardonada con los premios Bitácoras y Tesla de divulgación científica.
-¿Qué significa para ti este día?
Visibilidad. Por un lado, que exista este día implica que hay que preguntarse por qué existe. Por otro lado, representa una oportunidad, más llamativa que de costumbre, para señalar a mujeres referentes, para dar voz a los hechos discriminatorios y a los datos, que son mejores y mejorables.
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
La mayor dificultad que me he encontrado ha sido en entrevistas de trabajo. No es legal que te pregunten si vives en pareja, si te vas a casar, si quieres tener hijos, pero se hace. Y eso te lleva a una encrucijada ética: Si me niego a contestar y reivindico mis derechos, me olvido de este puesto, y lo necesito. Si contesto, estoy haciendo que estas actitudes se perpetúen, quizá acabe trabajando en una empresa cuyos modos no me representan y sentando un precedente. Soy consciente de que ser mujer me ha hecho perder oportunidades laborales, y estar “recién casada” todavía más.
Las facilidades, o la discriminación positiva, puede hacernos dudar de nuestra valía. Tener la sospecha de que nos han llamado para llenar el cupo de mujeres, obliga a exigirnos más de la cuenta, nos hace dudar de los verdaderos motivos por los que estamos ahí. Tenemos que demostrar que nos lo merecemos. Parece que, como mujer, tienes la responsabilidad de representar a un colectivo con tu trabajo, mientras que los hombres sólo se representan a sí mismos, como individuos. Los cupos me generan contradicciones internas.
Por la educación que recibí, siempre me enfrenté a las situaciones con valentía, sin tener en cuenta que ser mujer podría ser un obstáculo. Siempre he creído en la excelencia y que hacer mi trabajo cada vez mejor, sería lo único de lo que debía preocuparme. Pero desgraciadamente no siempre es tan sencillo. Los cupos nos ayudan a minimizar sesgos, discriminaciones, machismos, por los que muchas mujeres válidas y valiosas podrían no ser las escogidas. Los cupos ofrecen una oportunidad que históricamente nos fue arrebatada.
¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado-?
El techo es de cristal porque podemos ver qué hay más arriba. A una niña le diría que sí hay un lugar donde no existe la discriminación por géneros, donde hay muchas más mujeres en puestos de mando, jefas de obra, directoras, empresarias, rectoras, presidentas. Ese lugar ya existe y allí es donde va a vivir cuando crezca. Ese lugar se llama futuro.
Luz Bartivas
Periodista y escritora, 50 años.
NO ME FELICITES HOY
No quiero felicitaciones, no me mandes memes floridos, no me regales rosas, no me des las gracias por estar aquí hoy y mañana te olvides de que sigo estando. Dame el pésame, compadéceme, dime que lo sientes, que sientes que en 2017 aún tengamos que celebrar este día, porque sí, porque a mí el 8 de marzo, el denominado Día de la Mujer, me parece un día triste y te explico por qué.
Siempre que se celebra un día de… se hace con la intención de dar visibilidad a colectivos o grupos discriminados o desfavorecidos, enfermedades de las que nadie se ocupa o que necesitan un impulso económico y social para ser vencidas. Por eso me parece muy triste que tenga que haber un día dedicado a las mujeres en pleno siglo XXI. Las mujeres existimos desde el principio de los tiempos y sin nosotras no hubiera sido posible la evolución de la raza humana. Jugando un papel tan esencial, siempre hemos estado un paso atrás de los hombres.
¿Es que acaso se nos ha considerado un simple recipiente para gestar personas? Pues sí. Y eso es lo triste. Porque a pesar de su importancia, somos mucho más que eso. No estoy diciendo nada que una mente normal y coherente no sepa ya, pero lo doloroso que es aún haya mucha gente a la que se le tenga que recordar y que todavía existan hombres, muchos, que clamen con socarronería “pues yo también quiero que se celebre un día del hombre”.
Si realmente entendieran lo que significa esta “celebración” (la fecha conmemora la muerte de 123 trabajadoras de una fábrica textil) no lo pedirían tan alegremente. Porque el día de la mujer “se celebra” por la desigualdad tan alarmante que aun hay entre hombres y mujeres en el ámbito social, laboral y familiar, porque se la considera inferior, menos capacitada, menos fuerte, menos inteligente y considerar a la mujer un ser inferior lleva al maltrato, a la esclavitud, al dolor. Con este día se evidencia la carencia de una serie de derechos fundamentales que tendrían que haberse superado hace mucho. Sin embargo no es así. Un día como hoy no debería celebrarse, debería protestarse, indignar, cabrear y hacer salir a la calle a todos, porque se sigue discriminando por razón únicamente de sexo, a pesar de los avances conseguidos por mujeres que se negaron a aceptar el papel al que se les relegaba. Porque nos siguen matando, apartando, esclavizando solo porque somos mujeres. Y aunque algunas hayamos tenido más suerte que otras en la vida, es obligación pelear por las que no la han tenido, por las que aún son solo recipientes de humanos, esclavas o maltratadas; porque las razones que llevan a celebrar este triste día desaparezcan una vez por todas. Pero luchar todo el año, no solo hoy.
Gabriella Campbell
Escritora y bloguera; ha sido editora, correctora, traductora y miles de cosas más. Intenta ayudar a otros escritores en www.gabriellaliteraria.com. 35 años.
-¿Qué significa para ti este día?
Un recordatorio de todo lo que falta por conseguir (pero también un recordatorio de lo conseguido).
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
A nivel personal, no voy ni a empezar, porque sería hacer una lista de lo de siempre: todas esas experiencias que tantas mujeres tenemos en común, por desgracia. Seguro que salen unas cuantas mencionadas por aquí. Otras, más privadas, se mencionan mucho menos.
Me centraré en lo relativo al mundo profesional en que me muevo: el sector literario y editorial. Las dificultades han sido las mismas que creo que han sufrido todas mis compañeras: tener que hablar más alto para que se te haga caso, tener que vigilar cómo vistes, hablas y cómo te presentas en público bastante más que tus colegas de profesión. No puedo ni empezar a contar las veces en las que he estado hablando con un grupo de escritores o editores y era como hablarle a una pared hasta que alguien ha reconocido mi nombre. Al otorgarle valor a mi labor profesional, de repente mi palabra tenía interés; antes no. Y ha habido muchas situaciones en que el trato que he recibido, como “novia de” o “compañera de”, me ha hecho sentirme bastante mal: era como ser absolutamente invisible, aun cuando mi labor era la misma que la de ellos (y cuántas veces he tenido clientes o colaboradores que han preferido hablar con mi compañero, porque tomaban más en serio su palabra).
Siempre han estado también los que han usado mi bandeja de correo electrónico como lugar donde recurrir al insulto sexual, a la “seducción” más soez e idiota o a todo tipo de comentarios realmente inapropiados, solo por el hecho de ser mujer y tener una presencia profesional en internet. He tenido clientes que han intentado ligar conmigo y lectores del blog que insisten en que vaya a su domicilio a conocerlos. A veces menciono alguna de estas cosas entre mis compañeros de sector y la reacción es de sorpresa e incredulidad. Creo que muchos hombres no son conscientes de lo que recibimos: los mensajes, emails y proposiciones. Algún contacto hasta se ha ofendido cuando no he querido darle mi número de teléfono: no sabe de las llamadas de alguien que jadea al otro lado de la línea a las tres de la mañana, que sí, que me ha pasado y ahora mi teléfono es sagrado, gracias.
Eso en cuanto al mundo literario en general, porque he de romper una lanza a favor del fandom del sector de género fantástico. Cuando empecé a formar parte del entorno de la literatura de fantasía y ciencia ficción, había muy pocas mujeres. Recibí un trato de gran amabilidad y cariño por parte del fandom, creo que precisamente por eso, porque el fandom quería y buscaba mayor presencia femenina. Esto tiene doble filo, claro, tampoco digo que tenga que haber trato de favor ni preferencia en este sector por el mero hecho de ser mujer, pero siempre agradeceré todo el apoyo que he recibido en ese mundillo.
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado?
Cuando tenía catorce o quince años, jugué a la botella con un grupo de amigos. Era muy divertido y me extrañó ver que mis amigas se iban retirando poco a poco, hasta que solo quedamos los chicos y yo. Al rato, una amiga vino y me dijo al oído: “Márchate, que van a pensar que eres una puta”.
En efecto, al día siguiente ellos eran todos unos héroes y yo era una puta. Esos chicos tampoco me hablaban fuera de ese círculo de la botella: creo que por eso yo quería jugar, quería que me trataran como a una igual, que me tuvieran en cuenta.
Cuando se lo conté a mi madre, me dijo que no había remedio, que el mundo era así.
Yo le diría a esa niña que el mundo no tiene que ser así (y que, de hecho, está cambiando). Que si le da la gana jugar a la botella, que juegue; y que si le da la gana ser la mejor de su profesión que lo sea, aunque para ello haya que romper todas las reglas y crear algo nuevo, de cero. En cierto modo es lo que estamos haciendo algunos con la escritura indie y con la autoedición: buscamos otras maneras de dar salida a nuestras obras, nuevas formas de promocionarnos y conseguir que nos lean. Mi experiencia me ha enseñado que si el sistema no te ayuda, hay que buscar otras formas de hacer lo que tú quieres con el sistema.
HerNenya
Actualmente estoy desempleada y hago trabajo voluntariado como Mediadora de Violencia de Género.
-¿Qué significa para ti este día?
Para mí este día es tristemente importante… Hasta cierto punto. Yo quisiera que todos los días fueran 8M. De hecho es la primera reivindicación de Mary Read -movimiento feminista.
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
Dificultades por desgracia bastantes. Desde no haber tenido nunca un contrato indefinido por cuenta ajena hasta violencia de género.
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado?
Primero que se apuntale de gente adecuada en quien confíe y le deje ser ella misma. Después… Yo le diría que se asocie en una cooperativa.
Sí, tienes que demostrar lo que vales, sobre todo al principio de conocerte y las varas de medir nunca son las mismas si tienes familia que quieres compaginar. Al ser madre sola conviví con el estrés muchos años, ahora es más relajado en ciertos aspectos.
Soy escritora de libros infantiles, fantasía y poesía, con una treintena de títulos publicados, entre los que se encuentran “Róndola” y “El joven Moriarty”. Nací en Madrid en 1978.
-¿Qué significa para ti este día?
El simple hecho de que exista es uno más de los indicadores de que la igualdad está muy lejos aún, por lo tanto, creo que nos lo debemos tomar como un recordatorio de que queda mucho por hacer, a nivel individual, cada día del año.
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
Cuando estudiaba teoría de la Literatura, solo teníamos una profesora en una plantilla de más de 20 docentes, a pesar de que cuando esos profesores estudiaron, en los 70, las estudiantes ya eran una clarísima mayoría en las filologías. En el caso concreto de la industria literatura, no tiene sentido que la mayor parte de las lectoras y de las autoras más vendidas sean mujeres, y sin embargo la presencia de estas en suplementos culturales o crítica establecida siga siendo tan limitada.
Hay un enorme desinterés en el mundo de la cultura académica por todo aquello que se considera específicamente femenino, privilegiando lo que es especificamente masculino como si fuera lo estándar. La manera de ascender o conseguir objetivos profesionales y personales sigue siendo diferente para mujeres y hombres en casi todos los ámbitos, y que eso sea algo socialmente tolerado es precisamente lo que hay que cambiar. Ni está bien considerar que el hombre debe “proveer”, y por lo tanto pagarle más, ni es lícito que sea tan frecuente conseguir ventajas a cambio de la belleza.
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado?
Que haga exactamente lo que le apetezca, sin dejarse limitar por la opinión de otros o por los modelos creados en los medios de comunicación. Tanto si quiere jugar con camiones y ser mecánica, como si decide empezar a programar ordenadores, como si le gusta jugar con muñecas de color rosa y sueña con ser diseñadora de moda: todo está bien.
Pero que sepa que ninguna de esas opciones condicionará quién es como persona, ni cuales deben ser sus opciones vitales privadas. Es fabuloso que cada vez existan más roles posibles, pero el pensamiento independiente sigue sin ser fácil, ya que los seres humanos somos extraordinariamente gregarios y hay unas inercias sociales que nos impulsan a seguir caminos prefijados para ser aceptados en el grupo.
Concepción Perea Gómez
Licenciada en Humanidades y tiene un máster en Creación Literaria. Preside la asociación cultural literaria Bibliofórum, y forma parte de la organización del Encuentro de Literatura Fantástica de Dos Hermanas. Imparte clases de narrativa en Factoría de Autores desde 2012. Es autora de «La Corte de los Espejos» (2013) y «El misterio de la Caja Bethel» (2014). Y ha editado la antología «Cuentos desde el Otro Lado» (2016). Nació en Sevilla en 1978, tiene 29 años.
-¿Qué significa para ti este día?
Este día se conmemoran las primeras reivindicaciones de los derechos de la mujer, que tuvieron unos resultados trágicos; me recuerda que aún nos queda mucho por hacer, más aun cuando aún hay gente que piensa que este día no es necesario o que debería bastar con el día del trabajo.Aún queda mucho por recorrer.
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
Desde luego no he tenido ninguna facilidad por ser mujer, me molesta que como escritora a veces me hagan preguntas que no le harían a un hombre, por ejemplo sobre la construcción de los personajes femeninos o a veces sobre mi vida personal, cosas muy frívolas que creo que solo nos preguntan a nosotras y que te hacen pensar que no te están tomando en serio, o peor, que te están encasillando en un estereotipo muy anticuado.
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado?
Que no se corte, que se exprese con total libertad y que no dejen que la limiten con lo que se espera de ella por ser mujer.
Divulgadora y astrofísica. Disfruto aprendiendo con y de quienes me rodean. Tengo 33 años.
-¿Qué significa para ti este día?
Es un día agridulce. Nos unimos para hacer fuerza: bien. Todavía tenemos que alzar la voz para señalar un desequilibrio social: mal.
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
Dificultades hay siempre. Tengo que demostrar siempre lo que valgo, a diferencia de ellos. ¿Un grupo investigador de mujeres? Un harén.
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado?
Estás en tu derecho de reclamar siempre un trato como el del resto. Vales igual. No dejes que te roben la voz. También puedes pedir ayuda
Virginia Pérez de la Puente
Nació en Madrid en 1977. Periodista además de escritora, ha trabajado diez años como presentadora de informativos en Radio Nacional de España, directora del programa Hoy por Hoy Mérida en la Cadena SER y jefa de prensa de una formación política. Su primera novela, La Elegida de la Muerte (Ediciones B, 2010), obtuvo muy buena acogida por parte tanto de la crítica como del público y supuso la presentación del mundo de Ridia, en el que se desarrollan El sueño de los muertos (Minotauro, 2013), Entre las dos orillas (2015), Títeres del Azar (2016) y toda la historia de El Segundo Ocaso, incluidas sus precuelas, Soñando con bosques (Planeta – no venal, 2013) y Mi alma por mi rey (2014). Además ha publicado una novela independiente que constituye una vuelta de tuerca a la mitología nórdica, Hijos del Dios Tuerto (2015).
-¿Qué significa para ti este día?
Un día en el que, por desgracia, todavía tenemos que patalear para que el resto de la Humanidad (que son menos pero ocupan mucho más) se dé cuenta de que aún seguimos siendo menos que ellos. Año tras año tenemos que volver a insistir en que aún queda tanto por hacer… Porque no solo siguen matándonos, violándonos, insultándonos, vejándonos, obligándonos a trabajar más por menos: además, siguen mofándose de las que se atreven a decirlo, obligándonos a retroceder no solo en derechos: también en el tiempo. Lo mismo hacían con las sufragistas… Un día en el que, año tras año, me pregunto: ¿cuándo se darán cuenta de que respetar los derechos de alguien no implica que ellos pierdan los suyos?
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
En mi vida profesional como periodista me encontré pocas veces con un problema de ese calibre, porque tuve relativa suerte con las empresas en las que trabajé; solo una vez me impidieron acceder a un puesto que estaba hecho para mí y que ni siquiera implicaba un cambio de categoría laboral (ni un aumento de sueldo) porque “no das el perfil, las mujeres no presentan programas deportivos”. Pero en mi vida como escritora… Ahí sí. Cada día. Empezando por el “no puedo leer esta novela, es para chicas porque la ha escrito una chica” y siguiendo por el “¿y cómo lo haces para describir tan bien a los personajes masculinos, siendo una mujer?” hasta llegar al “mejor inténtalo en la editorial (x), que publica novela femenina, nosotros buscamos fantasía épica (o sea de hombres)”, me lo he ido encontrando todo y por su orden.
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado?
Que sepa en primer lugar que por ser mujer NO tiene por qué ser o hacer NADA de lo que se supone que “hacen las mujeres”. Y una vez asumido eso… que no se desespere, que no se rinda, que no está sola, y que siga peleando. Y que no se calle. No hay que callarse nunca. Si nos callamos, habrán vencido.
Julia Duce
Tengo 56 años, soy licenciada en Filología Hispánica y Graduado Social (que estudié casada, embarazada dos cursos y trabajando fuera de casa un año). Tengo dos hijos ingenieros, una chica (de Telecomunicaciones) y un chico (Mecatrónica). Espero que no tengan limites ninguno de los dos.
-¿Qué significa para ti este día?
Es un día de reivindicación, para visibilizar a la mujer ya sea profesional, trabajadora o ama de casa.
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer?
En casa siempre se dio por hecho que estudiaríamos en la universidad, somos tres hermanas y un hermano, yo soy la mayor y era algo natural. Era una niña con cualidades intelectuales, nadie nunca me puso trabas. Después no me cuestioné quedarme en casa, con mis hijos. En cualquier decisión mi marido estaba ahí siempre para apoyarme, he sido una privilegiada.
¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
Hay que educar a los hombres, las madres son las que fallan en ese aspecto, hay que enseñarles a valorar a las personas y ver a la mujer de forma asexuada en el ámbito laboral. El techo de cristal creo que surge cuando tenemos hijos y no compartimos las obligaciones. Se debe educar al hombre en la idea de que él juega en la familia el mismo rol que su pareja.
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado?
Que sea libre de elegir su vocación, que es tan buena como cualquier chico en cualquier actividad académica, que no hay actividad profesional masculina o femenina si ella se siente capaz. Un hombre podrá tener mas fuerza física, pero no mas inteligencia, y la inteligencia y la imaginación puede vencer a la fuerza bruta siempre.
Y que no tiene jamás que renunciar a su feminidad, ni a ser mujer para conseguir lo que quiera.
Aida Regi
Ingeniera en informática y navegante. 32 años de edad.
-¿Qué significa para ti este día?
Para mí significa la visibilización de las desigualdades que sufrimos las mujeres y la lucha feminista.
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
Difucultades sociales, por el hecho de tener que esforzarme más para acceder a un empleo. Si eres hombre las capacidades se presuponen, si eres mujer tienes que demostrar que vales. También en el reparto de las tareas del hogar, y en sentir acoso e inseguridad por la calle y en el transporte público. Sí he notado que he de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio sin duda.
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado?
A una niña primero de todo que crea en ella en su valor personal y en su independencia. Que si cualquier persona quiere pisarla o menospreciarla ya sea laboralmente, socialmente o personalmente lo diga sin tapujos y denuncie si es necesario.
Eidian
Licenciada en Geografía e Historia, master en Biblioteconomía, Doctora en Historia del Arte, varios premios históricos, premios de recitación poética, algunos cuentos publicados, grado de Náutica acabado y casi más meses de paro en mi vida que años trabajados. Ahhh, y redactora de Fantasymundo retornada, muy importante amigos😄
-¿Qué significa para ti este día?
Este día siempre ha sido muy significativo para mi. es el cumpleaños de mi madre y antes, cuando este día era el llamado Día Internacional de la Mujer Trabajadora, nos reíamos mucho (¡niños!) diciendo que trabajadoras son todas las mujeres y mi madre la que más tranbajaba de todas. Ahora sigue siendo importante por esa misma causa y la reivindicación me pilla ya bastante desencantada después de tener que enfrentarme durante varias decadas al mercado laboral… sin demasiado éxito, todo hay que decirlo.
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
En cuanto a las dificultades… En fin, mi primera carrera (tengo dos y me temo que la segunda se va a hundir en el mar del desempleo como la segunda) es la historia con lo cual el hecho de ser mujer no ha influido demasiado. Mucho más ha pesado la precariedad laboral, el desprecio actual ante todo lo que huela a cultura y los contratos basura. En cuanto a la segunda, que es la náutica…bueno ahí si que empiezo a notar un tufillo bastante machista, sobre todo entre los marinos de toda la vida aunque de momento la escasez de plazas para alumnos de puente en las empresas españolas es lo que me está matando.
Y respecto a la escalada decirte que no he apreciado nunca que a mis compañeros varones historiadores les costase encontrar empleo más o menos que a mi (la crisis iguala que no veas!!!). La marina mercante es otra cosa y ahí si que se aprecia, una vez acabada la carrera, que hay diferencias…
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado?
-Hija, te digo lo mismo que me dijo siempre mi madre, estudia para ser independiente porque solo así serás tu misma. Lo demás, el éxito laboral, las reividincaciones de género y demás, son añadidos que están muy bien para progresar en la vida pero que no te servirán de nada sin primero no sabes quien eres. Para luchar primero hay que saber como vencer. Y luego, a la batalla, que es para toda la vida.
Elia Barceló
Soy escritora desde siempre y llevo muchos años enseñando literatura en la universidad. He publicado 24 novelas y muchísimos cuentos. Me encanta escribir, tanto cuando es fácil como cuando no lo es. Acabo de cumplir 60 años que se me han pasado volando, pero han estado llenos de días estupendos. Estoy felizmente casada desde hace mucho y tengo dos hijos adultos de los que me siento muy orgullosa.
-¿Qué significa para ti este día?
Para mí significa, sobre todo y por desgracia, que no hemos conseguido aún lo que pretendíamos: la igualdad efectiva entre hombres y mujeres. Si tiene que haber un día de la mujer es que nos equiparan a las especies animales en riesgo de extinción, por ejemplo. No me parece mal que haya un día dedicado a las mujeres, para hacer visible la situación, pero para mí el día de la mujer es todos los días, igual que digo con el día de la madre o del padre. Quererlos y respetarlos debe ser algo diario, nada excepcional que solo sucede un día concreto.
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
En mi experiencia con editoriales, tanto de ciencia ficción y género fantástico como realista, nunca he notado que me trataran ni peor ni mejor por ser mujer. Lo que sí se nota, y mucho, en términos generales, es que las mujeres reciben menos premios que los hombres -salvo en literatura juvenil quizá- y tienen mucha menos atención por parte de la crítica (a menos que estén muertas y/o sean extranjeras). En las listas de lectura obligatoria de las universidades hay un 90% o 95% de obras escritas por hombres, con lo cual los estudiantes acaban por pensar que apenas existen mujeres que escriben o hayan escrito obras que vale la pena leer.
También tenemos el problema de que, si tratamos temas que nos interesan como mujeres (pongamos como ejemplo la maternidad, o la menopausia), se considera que escribimos exclusivamente para lectoras, que estamos haciendo «literatura de mujer», mientras que si un hombre trata de temas que interesan a los hombres (un ejemplo podría ser la disfunción eréctil o la «midlife crisis») se considera que está haciendo literatura universal. Son prejuicios que hacen mucho daño e impiden una correcta proyección de la literatura escrita por mujeres.
¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado-?
A una niña le diría que no se deje convencer por nadie de que el ser mujer hace que sea inferior a un hombre. Ser mujer es un accidente biológico y no tiene nada que ver con su inteligencia, ni con su creatividad o con su empatía o su sentido del humor. Le diría que no piense tanto, ni deje que piensen por ella, en el sexo con el que ha venido al mundo y que nunca permita que la hagan de menos por no haber nacido con las marcas del otro sexo. No se escribe con lo que uno o una tiene entre las piernas, aunque haya gente que parezca creerlo. Y que, mientras llegamos al estado ideal de igualdad entre hombres y mujeres, que apoye a las demás mujeres, que piense bien de ellas, que lea lo que escriben y juzgue después, no antes, que contrate y ayude a mujeres, que les dé a otras la oportunidad que desea que le den o le hayan dado a ella misma.
Patricia Suárez
Soy una chica de 33 años, de clase trabajadora, diplomada en Biblioteconomía y Documentación, licenciada en Historia, y Máster en Formación del Profesorado de ESO. Me muevo en el mundo de la cultura y la información, y el del arte gráfico por afición.
-¿Qué significa para ti este día?
Es la ocasión para recordarle al mundo, hacer visibles, todos los problemas e injusticias que las mujeres viven en el mundo, no sólo en nuestra sociedad occidental, sino en todas las sociedades, con distintos trasfondos culturales. También es la ocasión de mostrar y debatir las diferentes maneras de ver lo femenino, en qué consiste eso que llamamos feminidad, de debatir las posturas y conceptos de género y su relación con el sexo. Es un buen día para recordarle a la gente que quizá lo que uno piensa sobre cómo funciona nuestro mundo está basado en prejuicios y asunciones equivocadas. Y por último, es la fecha en la que se conmemora un accidente terrible en el que murió un montón de gente que trabajaba en unas condiciones penosas por el simple hecho de ser mujeres; bueno, es una fecha en la que se conmemoran todos los accidentes de este tipo: ha habido más en épocas mucho más recientes.
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
He elegido un perfil profesional en el que no me encuentro mucho machismo. Tampoco hay demasiado en mi familia y entre mis amigos (aunque lo hay): he tenido bastante suerte.
Más que encontrarme con limitaciones, me he encontrado con prejuicios y obligaciones sociales salidas de la nada, “porque sí”. Desde cosas tan sencillas como tener que maquillarme (¿Por qué? El maquillaje me queda fatal, es un incordio, es sucio, no me reconozco a mí misma, no entiendo cómo puede reconocerme alguien con maquillaje, y además soy bien mona sin maquillaje: es un sinsentido), o tener que vestirme y peinarme de determinada manera, a que me llamen marimacho porque me gustan los juguetes y las aficiones “de chicos”. Y claro está, tener que aguantar los típicos comentarios de abuela como “¿Es que no te vas a echar novio?” o “¿Cuándo me darás un nieto?”, pasando por tener que discutir “cosas de chicas” y saber de “cosas de chicas” por ser una chica. Bueno, no sé de cosmética y tampoco sabré cocinar, pero sé de muchas otras cosas.
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado?
Nunca dejes que nadie te diga lo que puedes y no puedes hacer. Sé tú misma la que te pongas unos límites, porque sólo tú te conoces lo bastante para saber hasta dónde puedes llegar. Eso sí: sé sincera contigo misma también, o te darás de bruces con el suelo. Es un consejo que funciona para todo el mundo.
Otro más práctico sería: “ignora los comentarios generalistas y prejuiciosos que la gente suelta a menudo porque se tiran el moco, quieren ser los más guays, confunden opiniones y gustos personales con hechos y, si les importases, jamás dirían semejantes barrabachadas: no deberían importante, no van contigo y no tienen fundamento alguno”. Hay que tener las espaldas anchas, como diría un amigo mío. También puedes contestar y sacar de su error a la persona en cuestión: “callarle la boca”; pero eso cuesta más.
Yolanda Marcos
Ingeniería técnica en informática de gestión por la Universidad Politécnica de Valencia con la especialidad de gestión de empresas. He realizado labores desde atención informática a gestión departamental, analista, programadora. 39 años, actualmente responsable del departamento de Integraciones informáticas.
-¿Qué significa para ti este día?
Realmente es un día como otro cualquiera. No creo en que tenga que haber un día especial para estas cosas. Las reivindicaciones, sean del tipo que sean han de hacerse cada día, no sólo uno al año.
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
Facilidades, pocas: en las carreras técnicas (al menos en mi época) el índice de mujeres era muy bajo (un 10% en algunas facultades). En muchos casos tenías (y tienes) que esforzarte más para poder conseguir los mismo resultados.. También ocurría (y ocurre) que hay hombres que parecen que ayudándote lo que parece es que eres «la desvalida». Puede que sea un acto inconsciente por su parte, debido a una cultura de «masculinidad»
En cuanto a escalar en posiciones profesionales, no se puede generalizar, en mi caso sí he tenido que demostrar más que muchos hombres en un puesto como el mío: tienes que demostrar que eres mejor que ellos en todos los aspectos.
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado?
Que crea en ella misma, que no se deje avasallar, que pelee, siempre desde el respeto, por aquello en lo cree, y sobre todo, que escuche y lea: tener una opinión propia puede cerrarte puertas, pero te abrirá muchas otras y sobre todo hará que una gran mayoría de gente te respete.
Sandra M.
Edad 35, abogada. Licenciada en Derecho, máster y varios cursos ICAB. En el actual despacho llevo más de seis años, en el anterior trabajé dos.
-¿Qué significa para ti este día?
Es un día reivindicativo pero me da la sensación que queda en el vacío.
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
En mi experiencia han sido dificultades, y más si superas los 30, que debes tener tatuado «maternidad» en la frente y ni te llaman para entrevistas. El proceso de cribado claro, primero los hombres, y lo he visto con mis propios ojos, donde trabajo para ciertos departamentos.
En mi empresa mi compañero cobra el doble que yo. Cierto que tiene más experiencia, pero sin duda ambos somos senior. Tengo que reconocer que él mucho más. Pero… ¿el doble de sueldo? NO. Él cobra lo que toca, pero siendo mujer en mi empresa no me puedo plantear más o llegar a socia donde sólo hay hombres y la cúspide es machista.
Si os preguntáis cómo sé su salario, un día me dieron su nómina por error…
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado?
¡Que busque otra empresa mejor! Jaja y si no es posible, valorar su situación y formarse para abrir nuevos caminos.
Cristina Martínez
27 años. Graduada en Periodismo. Técnica en Marketing digital. En la actualidad hago un poco de todo mientras persigo mi sueño de convertirme en escritora profesional.
-¿Qué significa para ti este día?
No soy una persona de celebrar «días internacionales de…», suelo pasarlos más bien por alto, porque considero que aquello que conmemoran un día al año debería ser reconocido también los otros 364. Y, como el Día Internacional de la Mujer, algunos de ellos no deberían existir siquiera. Pues que esté ahí significa que las mujeres, por el mero hecho de serlo, hemos tenido que luchar para dejar de ser posesiones de los hombres desde el principio de los tiempos. Y que aún hoy, con todos nuestros avances como sociedad, tenemos que seguir defendiéndonos con garras y dientes para alcanzar la igualdad que nos pertenece por derecho.
Reconozco la necesidad de que exista el Día Internacional de la Mujer, para que ninguno/a se olvide de la batalla que libramos CADA DÍA. Solo cuando dicha necesidad haya desaparecido nosotras seremos finalmente libres.
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
Ser mujer significa vivir con el miedo, casi inherente, diría yo, a que algún hombre te haga algo. Y aquella que niegue haber sentido ese temor alguna vez, en mi opinión miente. ¿Qué chica no ha vuelto a su casa de noche con el móvil en una mano y las llaves en otra, procurando no alejarse de zonas iluminadas? ¿Cuál no ha recibido «piropos» groseros? ¿A cuál nunca se le ha acercado un personaje indeseado? Yo no he tenido esa suerte, al menos. Y tampoco me he librado de los clásicos «tienes que hacer las tareas domésticas porque eres una mujer» o del «deberías arreglarte y maquillarte más».
En el terreno profesional, no obstante, he tenido la fortuna de que nunca me hayan vetado por el hecho de ser mujer (al menos que yo sepa). Y eso que el periodismo ha sido tradicionalmente un mundo de hombres, pero cada vez está más abierto a la presencia femenina. Aunque todos mis jefes -no los inmediatos, pero sí los mandamases- han sido hombres. No sé si eso significa algo.
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado-?
¿Qué es lo que quieres ser? ¿A dónde quieres llegar? Pues entonces hazlo. Y no permitas que nadie, jamás, te diga que no puedes alcanzar aquello con lo que sueñas. Y, si lo hacen, utilízalo para construir el puente que te lleve a ello.
Juega al fútbol o al hockey o con muñecos de acción si es lo que te apetece. El rosa no es un color de chica (siempre nos sienta mejor el negro 😉 ). Y si un niño te tira del pelo, no es que le gustes, es que es imbécil. Asegúrate de dejárselo claro.
Si en algún momento sientes que no puedes más (que pasará), entonces evádete y huye a tus historias favoritas. Sus heroínas te darán la fuerza para continuar. Porque tenlo claro, toda princesa puede convertirse en Khaleesi, o en guerrera Jedi, o en ogra karateka.
Imma Escuín
Teleoperadora especialista desde hace 16 años en empresa de Contact Center, el sector más igualitario de todo el ámbito laboral: todos cobramos la misma mi..da y el sector donde mayoritariamente trabajan mujeres. En mi empresa, al menos en la sede de Barcelona, todos los puesto de estructura están ocupados por mujeres. 40 años.
-¿Qué significa para ti este día?
Nada si me baso en mi experiencia, (o mejor dicho, el día que CCOO en mi empresa regala claveles a las mujeres… y somos tan considerados, que incluso se los damos a los hombres porque hay menos)
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer? ¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
Ninguna a las dos preguntas
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado-?
Nada si tengo que basarme en mi experiencia, ya que se sale de lo que sé que viene siendo habitual en otras empresas y sectores.
Laura Cuevas
Abogada, Directora Jurídica y Perito Judicial Informático. 29 años.
-¿Qué significa para ti este día?
Un día de reconocimiento internacional a la lucha.
-¿Qué dificultades o facilidades -si es que las hay- has encontrado por el mero hecho de ser mujer?
Siempre dificultades, las facilidades puramente superficiales.
-¿Has notado que has de escalar con mayor fuerza que un hombre promedio?
Siempre tiro más de lo que aflojo, siembro 100 más que un hombre y 1000 más de lo que recojo.
-¿Qué le dirías a una niña para ayudarla con ese techo de cristal -o de cemento armado?
Que crezca libre e independiente por el hecho no de ser mujer sino de ser persona.