Si echamos la vista atrás, la saga Dirt de Codemasters ha sufrido varios cambios que han provocado todo tipo de críticas entre los amantes más exigentes del mundo del motor. Tras pasar por una etapa de conducción realista con la marca Colin McRae, la llegada de la saga Dirt supuso el cambio a la conducción arcade, donde el espectáculo y la diversión directa primaban por encima de la conducción.
Sin embargo, tras varias entregas que, pese a su calidad más que notable, no han terminado de ganarse el afecto de los fans del rally, Codemasters optó en abril de 2015 por lanzar sin previo aviso una versión en Early Access de Dirt Rally con la promesa de recuperar la esencia de la conducción realista que habían abandonado años atrás. Un año después, el título llegó a Xbox One y PlayStation 4 y, como ya comentamos en Fantasymundo, se convirtió en el mejor exponente del género en las consolas de la actual generación… Hasta ahora.
Lo primero que queda claro al empezar a jugar Dirt 4 es que el título busca dejar patente que en Dirt Rally aun había margen de mejora y que aquí se han potenciado todos los puntos que hicieron grande a la entrega del año pasado.
La principal novedad de esta entrega radica precisamente en el sistema de conducción. En Dirt Rally se apostó por una conducción muy exigente donde era necesario dominar cientos de detalles para completar los circuitos en una posición decente, lo que provocó que los jugadores que buscaban la jugabilidad arcade vista en Showdown y Dirt 3 se quedaran fuera de la ecuación. Pues bien, lo primero que tendremos que hacer al empezar a jugar a Dirt 4 es, precisamente, definir si buscamos una jugabilidad basada en la simulación o en un estilo más arcade. Concretamente, definiremos nuestro estilo entre Gamer (arcade) o Simulación. Estos estilos son radicalmente opuestos entre sí, lo que garantiza que ambos tipos de jugadores puedan disfrutar de una experiencia que se adapte sin problemas a sus gustos y prioridades.
El estilo Gamer busca ofrecer una experiencia más cercana a lo visto en Dirt 3, es decir, una conducción algo arcade en la que sigue siendo muy importante respetar el trazado, medir la distancia entre curvas o la velocidad con la que recorremos cada tramo del circuito, pero con ciertas ayudas como una mayor facilidad para corregir la dirección del vehículo o menos diferencias entre tipos de vehículos, terrenos y neumáticos a la hora de conducir.
Por su parte, el estilo Simulación está centrado en ofrecer una experiencia en la línea de Dirt Rally, es decir, simulación exigente donde cada error se paga muy caro. En esta modalidad no tendremos ningún tipo de ayuda por lo que dependemos en exclusiva de nuestra habilidad para terminar con éxito cada uno de los circuitos. Sin duda, la modalidad exclusiva para los que disfruten jugando con volante.
En nuestro caso, las primeras horas las pasamos jugando con la opción de Simulación y, a los pocos minutos descubrimos que Codemasters ha cumplido con su promesa de ofrecer un título muy exigente con el jugador, ya que desde el minuto uno tendremos que hacer frente a una de las múltiples etapas disponibles divididas en cinco rallies (Australia, España, Estados Unidos, Suecia y Gales) sin ningún tipo de ayuda o consejo. Una vez que empezamos a correr, comprobaremos que la sensación de conducción es muy dura y realista, lo que provocará que cualquier error se transforme en una perdida valiosa de tiempo que nos hará perder posiciones en la clasificación.
Cada una de las etapas que tendremos que recorrer está llena de caminos estrechos, curvas imposibles, obstáculos más o menos visibles, baches, cuestas, peraltes en muy mal estado y otras muchas variables, que hay que tener muy en cuenta para realizar una conducción perfecta que nos permita ir arañando pequeñas décimas de segundo al cronometro. Por su puesto, los distintos tipos de terrenos sobre los que correremos también juegan un papel fundamental en las carreras y no tendrá nada que ver correr sobre grava suelta, donde el agarre del coche es muy precario y tendremos que controlar muy bien la distancia y la velocidad en cada curva, a correr sobre barro, nieve, asfalto, hormigón u otra superficie distinta que nos obligará a cambiar por completo nuestra forma de conducir.
La nieve, la lluvia, el viento o las tormentas también juegan un papel fundamental en la forma en la que debemos conducir en cada etapa, por lo que será indispensable que nos acostumbremos a todas las variantes posibles para poder completar con éxito cada uno de los campeonatos.
Como decimos, medir al milímetro el momento en el que tenemos que empezar a frenar y girar al tomar una curva es, quizás, el elemento más importante a dominar en Dirt 4. La necesidad de equilibrar el peso del vehículo a la hora de tomar las curvas si queremos evitar salirnos del trazado y caer montaña abajo o dominar el traslado del peso será mucho más complicado de lo que pueda parecer en un primer momento, por lo que las primeras horas de juego las pasaremos aprendiendo a dominar aspectos básicos de la conducción con el objetivo de, por lo menos, no terminar las etapas en último lugar.
Las indicaciones del copiloto juegan un papel fundamental en el proceso de mejorar nuestra habilidad al volante; al ser trazados de varios kilómetros repletos de sorpresas, obstáculos y giros cerrados, será imprescindible estar totalmente atentos a las indicaciones que se nos vayan dando para estar preparados para lo que encontraremos a continuación en el circuito.
En lo que respecta a los modos de juego, además del modo Academia DiRT, donde aprenderemos las nociones básicas e indispensables para poder completar la primera etapa sin quedar en último lugar, tendremos el modo «Carrera», donde tendremos que crear a nuestro propio piloto y tendremos que ir superando campeonatos para conseguir créditos con los que podremos comprar nuevos vehículos para acceder a otras competiciones. Aunque este modo de juego ya estaba disponible en Dirt Rally, en esta ocasión se ha ampliado con nuevas opciones, como la posibilidad de contratar personal para nuestro equipo y firmar acuerdos de patrocinio con marcas, algo que tiene más complejidad de lo que pueda parecer en un principio debido a la necesidad de cumplir con los objetivos marcados con cada marca y con la imposibilidad de firmar acuerdos con marcas rivales de forma simultánea. Este modo nos lleva a competir en cuatro estilos distintos: Rally, Rallycross, Landrush y Rally Histórico; cada uno de los estilos cuenta con sus propias pruebas y desafíos y, aunque este contenido es algo limitado, es lo suficientemente divertido como para enganchar al jugador de principio a fin.
Junto a esos modos de juego encontramos el modo Libre, en el que podremos competir con otros corredores para superar sus tiempos y escalar posiciones, así como para entrenar y conocer mejor todos los circuitos en los que luego competimos en el resto de modos de juegos. Además, si utilizamos el completo editor de circuitos que incluye el título, podremos probar y competir en nuestras propias creaciones desde este modo de juego.
Por suerte, Codemasters ha incluido varios modos de juego más desenfadados enfocados a esos jugadores que buscan una experiencia más ligera. El primero de estos modos de juego es Landrush. En esta modalidad nos pondremos al volante de camiones gigantescos, buggies y todoterrenos, aquí es más importante arrasar al rival que preocuparse por la técnica de conducción. Sin duda, el modo más divertido de todo el juego.
En esta misma línea encontramos Joyride. Este modo se divide en las categorías de Smash Attack y Time Attack y en ellos se recupera la esencia de Dirt Showdown, ya que el objetivo será derribar protecciones para conseguir puntos o completar un circuito mientras recogemos bonús de puntuación.
En lo que respecta a los modos de juego puramente online, encontramos Pro Tour, un modo de juego basado en una estructura de divisiones por las que iremos ascendiendo o descendiendo en función de nuestros resultados y que se convierte, desde ya, en la modalidad en la que pasamos la mayor parte del tiempo. Junto a este modo encontramos Eventos de Comunidad. En este caso, nos encontramos ante pruebas de distinta periodicidad —diarias, semanales y mensuales— en las que tendremos que superar al resto de jugadores para llevarnos recompensas.
A diferencia de lo que ocurría en Rally, Dirt 4 cumple con nota a nivel técnico. El título vuelve a hacer uso del motor EGO 4.0 que ya vimos el año pasado, solo que en esta ocasión se han realizado ciertos cambios que mejoran notablemente el resultado final. Para empezar, los efectos climatológicos son mucho más realistas que antes y, en general, las texturas y los efectos de iluminación cumplen su función sin problemas.
El motor de físicas del título es otro de los elementos que, en general, contribuyen a mejorar la sensación de realismo durante las carreras, pero en los momentos en los que tenemos un accidente a baja velocidad se producen efectos algo extraños que estropean la sensación de realismo general del título.
A nivel sonoro nos encontramos ante una banda sonora que se limita a acompañar al jugador en momentos puntuales, ya que la mayor parte del tiempo la pasaremos escuchando las indicaciones de un copiloto que cuenta con un doblaje al castellano que se adapta con acierto a lo que vemos en pantalla y los efectos de sonido del motor y el terreno en general.
Conclusión
Dirt 4 es, en definitiva, una versión mejorada hasta el extremo respecto a Dirt Rally. El hecho de contar con dos sistemas de conducción tan distintos permite ampliar el foco de jugadores al que se dirige el juego sin renunciar a una profundidad jugable apabullante que permite disfrutar de los circuitos durante horas. Si Codemasters continúa por esta línea, podemos esperar grandes títulos en el futuro.