Esta noche, en un sueño, he vuelto al departamento de la Rue de Belleville. Con el corazón saltando de alegría, ahogándome en mi propia respiración, inspiraciones rápidas y cortas que incluso en el sueño –y yo sabía que soñaba- me mareaban, dejando estrías de colores en los objetos sobre los que se posaban mis ojos, he vuelto a recorrer sus amplias habitaciones, he vuelto a abrir las puertaventanas para que entrara de nuevo aquella luz que no he recuperado ya nunca desde que lo abandonamos, aquella luz gloriosa, dorada, que convertía las estanterías llenas de libros, los papeles regados por el piso, los vasos y las botellas abandonadas sobre las mesas, en joyas rutilantes, en una fiesta de colores cálidos, atractivos: los colores de la felicidad.
Latinoamérica en París
«Disfraces terribles» nos traslada a Francia, concretamente a su capital. París siempre ha sido lugar de admiración para intelectuales y bohemios y ya desde tiempos pretéritos, muchos artistas han ido a instalarse en sus calles y barrios más conocidos. Después de una primera ola de escritores modernistas a principios del siglo XX, a partir de los años 50, París se llenó de escritores latinoamericanos, como Julio Cortázar, que representaron las cabezas más visibles del boom latinoamericano de la literatura de la época.
En “Disfraces terribles”, cuyo tema es la vida de Raúl de la Torre, un escritor de poesía y relato corto argentino y cómo la memoria de sus allegados va cambiando a lo largo del tiempo, ocultando la mente lo que no quiere, no debe o no se atreve a contar, entramos en medio del París de este boom y de su intensísima vida intelectual.
Amelia y Raúl de la Torre, la pareja infinita
Raúl de la Torre, nos narra Barceló, fue un escritor de cuentos y poemas que vivió en París y que, a pesar de su prolífica producción en este ámbito, también llegó a publicar tres novelas que hicieron que su fama y prestigio ascendiera y fuera considerado como uno de los mejores narradores de su generación. Amelia, su primera esposa, también se dedica a la escritura pero en el terreno infantil y con una colección de álbumes ilustrados sobre brujas que aún tantos años después de la muerte de Raúl, sigue publicando.
En el presente, un crítico joven, Ariel Lenormand, pretende reconstruir la vida del grandísimo novelista en una biografía y, para ello, se traslada a vivir a París, con la intención de entrevistar a todos aquellos que lo conocieron y poder desgastar sus zapatos en las mismas calles en las que Raúl paseó.
Evidentemente, la reconstrucción de una vida no es una tarea fácil ni lineal, así que cuando Ariel consigue entrar en contacto con Amelia, André o Yves, descubrirá que todo el mundo tiene mucho que callar, que los secretos o malentendidos del pasado pueden hacer que su biografía fracase o que quizá Raúl de la Torre no era el grandísimo genio en todos los aspectos que él idolatra.
«―Quiero seguir bailando, Amelia ―dijo él en un susurro.
―¿Está seguro? ―Su voz se había hecho muy ronca.»
Mentiras, confusiones y traiciones. Una novela intensa pero predecible
No voy a decir aquí que “Disfraces terribles” me haya decepcionado, el panteón de la humanidad me libre, sin embargo tengo que reconocer que, de la obra de Elia Barceló, quizá haya sido el libro que me ha dejado más fría.
Barceló pone las cartas sobre la mesa, para mi gusto, demasiado rápido viendo la extensión de la obra. El que para mí es el mejor y más importante secreto que se guarda en torno a Raúl de la Torre (y hasta aquí puedo leer), se desvela demasiado pronto al lector, que no al pobre Ariel, y sin embargo nos quedamos con otras confusiones, secretos y malentendidos que van perdiendo fuerza una vez pasada la indignación original con esa primera revelación. Para mi gusto la novela se hace demasiado larga, demasiadas escenas intrascendentes y demasiado bon vivant de intelectuales pudientes que ya sabemos que nos va a llevar al mismo punto: mientras que nosotros sabemos ya lo que sucede desde antes de la mitad del libro, Ariel no lo descubrirá hasta las páginas finales y eso puede llegar a ser desesperante.
Entiendo que “Disfraces terribles” se publicó originalmente en 2005 y en esa época los temas eran distintos y la “revelación” podría tener menos interés, pero con una lectura política actual, se dan demasiadas vueltas a otros temas, como los amorosos, que no instituyen esa sorpresa mayúscula que creo que es la que hace que el lector no abandone el libro, ¡si a mí me indigna, a Ariel debería horrorizarlo!
De todas formas, “Disfraces terribles” es una buena novela, no de mi entero gusto, pero como ejercicio literario reconstruye los recuerdos y la memoria de las personas y nos hace plantearnos nuestro presente y futuro de una manera bastante aceptable. Las relaciones entre personajes y cómo cada uno oculta o conoce algunas partes del pasado y monta con esos retazos su relación con la persona a la que recuerdan, es algo inherente al ser humano, todos somos partes de los recuerdos o vivencias de alguien y nuestras acciones están condicionadas por experiencias que pueden ser totalmente falsas. Para el tema, Elia Barceló es una maestra y el enredo monumental que se produce en el libro merece la pena solo por ver cómo Ariel Lenormand, emulando a Margaret Mead y que acaba metido hasta las cejas, reconstruye la vida y milagros de su ídolo Raúl de la Torre.
Elia Barceló, un tesoro de las letras españolas
Elia Barceló no es una desconocida ni en Fantasymundo ni en la literatura española, sin embargo, es increíble la cantidad de gente que aún no ha tenido la suerte de abrir un libro suyo, tanto de sus colecciones juveniles, sus apasionantes libros de ciencia ficción o sus últimas novelas a pesar de haber obtenido, en 2020, el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por “El efecto Frankenstein”.
Barceló nació en Alicante y después de estudiar Filología Anglogermánica en Valencia y Filología Hispánica en Alicante e Innsbruck, fue profesora de literatura hispánica en esta ciudad austriaca. Es considerada como una de las grandes damas de la ciencia ficción en lengua española en todo el mundo, sus obras han sido traducidas a más de 20 idiomas. Ha conseguido premios como el Internacional de novela corta de la UPC en 1993, el Celsius 2014, Ignotus en 2018 o el Edebé de literatura infantil y juvenil. Entre sus obras más recientes están “El color del silencio”,“El eco de la piel”, “La noche de plata” y entre sus libros de ciencia ficción, el de relatos cortos “Sagrada”, “El vuelo del hipogrifo” o la trilogía de “Anima mundi”.