Dejando de lado todo el contexto exterior de esta serie, alrededor del 11-S y todas las narrativas que generó, ‘DMZ’ (HBO Max) es un despropósito con poco pie y ninguna cabeza. La premisa principal está en su título: DMZ son las siglas anglófonas de “Zona Des-Militarizada”, un área de New York discutida por las distintas bandas y sectores en que se ha dividido la ciudad después de una catástrofe. Como buena zona en disputa, también es punto de encuentro, el lugar perfecto cuando uno quiere buscar a alguien.
Precisamente éste es el objetivo de la protagonista principal, Alma Ortega (interpretada por Rosario Dawson), una médico que persigue desesperada encontrar y liberar a su hijo de las zarpas de su padre, Parco Delgado (Benjamin Bratt). Con la desgracia de que Delgado es el jefe del Harlem Hispano (su presentación como personaje, sonando “Malamente”, es de lo más cutre que he visto). Él es no solo un tipo peligroso, sino el que domina sibilinamente a otros muchos sectores de la ciudad. Por eso va a ser importante para Alma contar entre sus viejos amigos, y aliado, al líder de otra facción, Wilson Lin (Hoon Lee), líder de Chinatown y lo suficientemente ambicioso como para desear desplazar a Parco.
‘DMZ’ resulta un espectáculo sonrojante, dantesco y aburrido, lleno de clichés y personajes vacíos
Sobre este triángulo Alma-Parco-Wilson, con Alma como eje vertebrador, se construye una narrativa que, intentando destacar, junto con esta trama principal, otras que reflejen el caos en que vive la ciudad; acaba ella misma convirtiéndose en un caos incontrolable y desquiciante que agota cuantos más minutos pasan. Los personajes se desvirtúan y se diluyen en sus propios clichés. Alma se reduce a ser un pollo sin cabeza que da pie a otros personajes, sin una acción coherente la mayor parte del tiempo. Y el universo caótico guionizado tampoco consigue transmitirnos el dramatismo que su presunta inestabilidad debería reflejar.
Por esto es que, en pantalla, incluso el primer capítulo dirigido por Ava DuVernay, se ve como algo cutre, de planos cortos, dónde solo la música y la actuación esforzada de Benjamin Bratt ponen algo de luz a un panorama en general incoherente y aburrido. Pues lo peor de todo es que lo que debería ser un drama lleno de acción y momentos de tensión, acaba siendo una caricatura que convertida en la enésima reivindicación de la Sagrada Familia como estructura fundamental para enfrentarse a los tiempos de crisis.
Se me abre la boca solo de recordarlo.
Los actores salvan a la serie del estrepitoso fracaso
Por no olvidar ese patrioterismo cutre del “hombre necesario” que pretende, a través de su poder, proyectarse a sí mismo como la solución a todos los problemas de Estados Unidos. Otra deriva de esta trama que llega a ser cansina hasta el hartazgo.
‘DMZ’ (HBO Max) resulta entonces un espectáculo sonrojante, dantesco y aburrido, lleno de clichés y personajes vacíos, dónde el poco entretenimiento disponible proviene de unas actuaciones empeñadas en hacer, a pesar de todo, un buen trabajo. Los actores son los que salvan a esta serie del estrepitoso fracaso. Pero, aun así, es insuficiente para recomendar incluso el acercarse a ella. Estoy seguro que cansaría hasta a los fans de la narrativa apocalíptica.
Este año 2022 está siendo, en cuanto a series, terrible…