“¿Sabes?, nosotros también tuvimos nuestros sueños, y mucho antes de que el doctor King tuviera el suyo”
Así podría darse a conocer Dreaming Eagles, una historia de Garth Ennis y dibujada por Simon Coleby que nos trae Planeta Cómic bajo el sello Aftershock.
Muchas cosas estaban en juego en la Segunda Guerra Mundial, y lo que cuenta Dreaming Eagles es una de ellas y que poca gente conoce.
Este cómic sucede en dos décadas distintas, pero que tienen más en común de lo que la mayoría de gente conoce. La primera es la década de los 70, cuando el Movimiento por los Derechos Civiles coge fuerza en Estados Unidos gracias a Martin L. King. En este contexto se mueve Lee, un joven adolescente dispuesto a presentar batalla por la Igualdad de las razas. La preocupación de su padre Reggie hace que la relación padre e hijo no vaya como debería. Finalmente, para que Lee pueda entender la preocupación de su padre y los problemas que puede tener por defender el movimiento, Reggie decide contarle su historia y la de sus camaradas durante la Segunda Guerra Mundial.
De esta manera, la historia transporta al lector a la década de los años cuarenta, cuando Estados Unidos intervino en el conflicto. Reggie, junto con otros afroamericanos, son enviados como parte de una propuesta social (más parecida a un experimento que a otra cosa) a Alabama, donde comprobarán si la gente de su raza puede llegar a ser pilotos de caza del ejército estadounidense. A pesar de todas las trabas que tienen que superar y del rechazo de una gran parte de las Fuerzas Aéreas, son varios quienes consiguen hacerse con el puesto de piloto.
A partir de aquí, acompañaremos a Reggie y el resto de su división en multitud de misiones, en las cuales tendrán que dar lo mejor de sí mismos no sólo por la victoria, sino por demostrar que son igual de válidos como el piloto que aquellos que se oponen a ellos por su color de piel.
El piloto del Dreaming Eagles
Garth Ennis es la mente detrás de esta historia bélica que se aleja de lo que tiene acostumbrados a sus lectores. Y es que el guionista es reconocido por la bestialidad y violencia de sus historias, y por su humor desenfadado capaz de hacer reir incluso en las situaciones más difíciles. Y es que no hay que olvidar que Ennis es la mente pensante tras obras tan macarras y violentas como The Boys o The Preacher.
También es conocido que Ennis siente un profundo interés por las historias bélicas (como War Stories entre otras). Pero la guerra que se presenta al lector en Dreaming Eagles tiene un carácter social. La Segunda Guerra Mundial y los aviones se convierten en una ambientación para contar la historia de la lucha por la Igualdad de aquellos que no son tan reconocidos como Martin L. King y que empezaron a dar los primeros pasos en esta lucha mucho tiempo antes.
Una vida de injusticias
Ennis hace hincapié en múltiples ocasiones a las injusticias que sufrían los protagonistas de esta historia: muchas más misiones y más arriesgadas que el resto de pilotos; el odio de algunos de los altos cargos del ejército y del gobierno a estos pilotos que intentaron por todos los medios acabar con sus carreras militares; volar con los peores aviones del ejército… Todo esto se le va presentando al lector mientras la guerra avanza, mientras el escuadrón 332 (compuesto solo por pilotos afroamericanos) van superando dificultad tras dificultad, ganando reputación y demostrando su valía. Los bombarderos piden su escolta en lugar de la de otros escuadrones.
Ocultando una guerra dentro de otra, Ennis consigue un doble juego: reivindicar el racismo de la época a la vez que te narra una historia sobre los aviones de la Segunda Guerra Mundial; permite al lector conocer cómo funcionaban las Fuerzas Aéreas estadounidenses y cómo fue su avance hacia Berlín. Y a su vez, narra la historia de Reggie y su escuadrón.
Es destacable el interés del guionista por las historias bélicas y su conocimiento técnico, en este caso de los aviones, narrando con todo lujo de detalles las diferencias entre unas máquinas y otras, las tácticas aviadoras y los distintos modelos que participaron en la guerra, tanto de un bando como de otro.
Dibujando en las alturas
Simon Coleby es el encargado de dibujar esta historia bélica con un trazo rápido y nervioso que perjudica tanto como beneficia a esta historia.
Por una parte, el dibujo es poco detallado en muchas de las viñetas, donde los trazos rápidos dificultan al lector conocer el personaje que está representado en la viñeta o que ocurre en ciertas escenas que son propias de la guerra y por tanto, poco cotidianas.
Pero por otra parte, este estilo de dibujo consigue transmitir la tensión necesaria para que el lector sienta que está dentro de uno de esos aviones maniobrando para sobrevivir y abatir a los enemigos. A esta sensación de miedo y tensión ayuda la tinta durante el combate, pero dificulta la comprensión de la historia en las viñetas de diálogo donde el lector puede llegar a confundir rostros poco detallados.
Conclusión de la reseña de Dreaming Eagles
Pocos autores manejan tan bien el género bélico como Garth Ennis. Y en esta historia consigue mezclar dos batallas importantísimas para la historia: la Segunda Guerra Mundial y la lucha por los Derechos Sociales y la Igualdad, que comenzó antes de lo que muchos piensan y que, por desgracia, no acabó con la caída de Berlín, sino que tendrán que seguir luchando al volver a casa tras jugarse la vida.
El guionista consigue llevar un ritmo que atrae al lector a no soltar la obra hasta concluir, como si todos fuéramos el joven Lee sentados junto a su padre Reggie escuchando atentamente para no perdernos detalle de estas dos guerras que tuvo que librar, y que en el momento en que se narra la historia, sólo alcanzó la victoria en una de ellas.
El dibujo ofrece al lector una de cal y una de arena. Difícil de seguir en las escenas cotidianas, pero con una calidad en las batallas aéreas tal que consigue transmitir el terror y la tensión propia de una batalla aérea.
Como puntos negativos de Dreaming Eagles tenemos por un lado el dibujo rápido y poco definido en las viñetas de diálogo, y la tecnicidad del guión, que puede echar para atrás en algunos momentos en los que es difícil seguir las explicaciones sobre los aviones.
No obstante, esta obra es muy disfrutable para cualquier lector (adulto, eso sí), tanto por el aprendizaje que se obtiene de esta obra autoconclusiva sobre la guerra, como de la lucha social que se esconde tras sus páginas.
Y para aquellos que les guste la temática bélica, Dreaming Eagles es su cómic