Hace relativamente poco, en el análisis de Total War: Warhammer, comentábamos cómo las licencias de Games Workshop parecían haber invadido los videojuegos en los últimos años. Warhammer Fantasy Battle ya había tenido varias entregas, siendo el título de Creative Assembly la última incursión en las batallas de fantasía medieval. También hemos podido disfrutar de su spin-off deportivo, Blood Bowl, nos hemos adentrado en las mazmorras de Hero Quest y combatido en el 41. milenio de Warhammer 40.000 de la mano de Relic y su Dawn of War. Ahora, poco más de dos meses después del último juego de la marca, nos llega Eisenhorn: XENOS.
Pixel Hero Games presenta un juego de acción que trata de inspirarse en el combate empleado por los Batman de Rocksteady, mientras sigue la historia de la primera entrega de la trilogía del mismo nombre escrita por Dan Abnett. Y la palabra clave es «trata», puesto que el resultado final dista mucho de la saga Arkham, faltándole energía y fluidez. Quizá esto se deba a un lanzamiento simultáneo en PC y plataformas móviles, haciendo que el estudio se vea obligado a buscar una jugabilidad que funcione en ambos formatos
Purga al hereje
El universo de Warhammer 40.000 es rico y lleno increíbles historias. Sin embargo, la mayoría de los juegos, incluido el propio juego de mesa, se centran en las imponentes batallas de marines espaciales luchando contra aliens o demonios. Lo mismo ocurre con las novelas y la gran mayoría del material que ha surgido de esta época oscura y violenta. La trilogía Eisenhorn de Dan Abnett es diferente. Sitúa la perspectiva en el viaje personal del Inquisidor Eisenhorn y sus investigaciones dentro del Ordo Xenos, la rama centrada en perseguir la influencia alienígena dentro del Imperio de la Humanidad.
De esta forma, estamos combatiendo en la vanguardia de una guerra diferente. Un conflicto más personal que comienza con la presencia de un hereje al que Eisenhorn lleva tiempo persiguiendo. Su encuentro desencadena una serie de eventos y conspiraciones que, como hemos dicho, siguen los acontecimientos de la primera novela.
Así pues, nuestro protagonista es un guerrero feroz armado con una fuerza de voluntad inquebrantable. Más alejado de una máquina de matar genéticamente alterada, lo que permite mayor simpatía. Esto último es sobre todo gracias al excelente doblaje por parte del conocido actor Mark Strong, quien deja al resto del elenco al nivel de simples novatos.
El sistema de combate es simple y con una ejecución muy inferior a las mecánicas en la que se inspira. Habrá que aporrear un único botón para acabar con grupos de enemigos y estar al tanto de cuándo nos van a atacar para poder esquivar en el momento oportuno. Esto último puede resultar un auténtico infierno debido a una cámara demente incapaz de mantenerse en una posición cómoda. Fuera de los combates es una tercera persona bastante cercana al personaje que limita la visión, pero al entrar en acción su comportamiento se vuelve caótico.
Las armas cuerpo a cuerpo carecen de peso. No habría gran diferencia si estuviésemos agitando un abanico de papel en lugar de una espada de energía. La única que se maneja de forma diferente es el eviscerador, un arma a dos manos que nos hará atacar más despacio. Las armas de fuego no son mucho mejores y su presencia queda desmerecida por unos efectos de sonido inofensivos. Existe también un sistema de progresión que nos da la opción de comprar nuevas armas o mejoras con el dinero que consigamos durante la aventura, aunque tampoco aporta grandes diferencias.
Eisenhorn también nos da la opción de superar ciertas secciones empleando el sigilo. No está especialmente bien diseñado, siendo nuevamente la cámara una molestia añadida, aunque las mecánicas de poderes psíquicos o hackear algunos elementos del escenario para crear distracciones son opciones interesantes. Desafortunadamente, la inteligencia artificial de los enemigos es muy básica y sufren de una grave ceguera. Los compañeros que podemos llevar en el grupo tampoco es que resulten brillantes, pero sí algo más capaces de manejarse por su cuenta.
Cuando no estemos combatiendo o infiltrándonos en algún sitio, el juego nos hará pasear por escenarios que combinan magistralmente el ambiente industrial y gótico que podremos intentar disfrutar en las simplísimas secciones de plataformeo. Este será el mayor derroche técnico del que hace gala el juego, puesto que los personajes parecen hechos de cera y cuentan con unas animaciones y expresiones francamente feas.
Conclusión
Eisenhorn: XENOS es una oportunidad desaprovechada debido a una ejecución deficiente. Por una parte cuenta con buenas ideas que ofrecen variedad de posibilidades, pero el núcleo central de su jugabilidad es tosco, simple y repetitivo. Esto hace que la experiencia no sea tan satisfactoria como podría haber sido. La calidad de las voces y, en general, el apartado técnico, es floja, destacando únicamente la gran interpretación de Mark Strong o el excelente diseño artístico que transporta el universo de Warhammer 40.000 al videojuego.
Es posible que los usuarios de tabletas se encuentren con un título que está por encima de la media, pero para los jugadores de PC es un producto al que le queda mucho para estar a la altura.