Bienvenidos de nuevo a las distópicas calles de la Gotham del “darkknightverso”, en esta ocasión ECC nos trae el libro cinco de la saga, de nuevo en sus dos formatos, grapa y cartoné con portada sketch de Jim Lee. De nuevo los artífices de la obra son: Frank Miller (“Ronín”) en el argumento, Brian Azzarello (“Wonder Woman”) al guión, Andy Kubert (“Batman de Grant Morrison”) al dibujo y tintas de Klaus Janson (“Batman Gótico”) con el color de Brad Anderson.
Este número continúa con la acción que vimos en la historia de complemento “Batgirl” del episodio anterior.Así los “Hijos del Murciélago” recogen a un mutilado Flash (Lo siento su diseño me sigue pareciendo ridículo y Kubert no logra trasmitir heridas y dolor como los trazos de Miller, problema que arrastra esta serie desde el principio). Carrie con su nuevo manto de Batgirl está con Aquaman a la espera de reclutar nuevas fuerzas para la batalla contra los kandorianos, en este segmento vuelven los mismos problemas, Kubert intenta imitar a Miller y sus horrorosos y planos monstruos marinos y el resultado casi podría ser resumirse como Kuber dibujando “regular y grotescamente”, con un resultado que no funciona en viñeta.
Quar va a descubrir que el legado de Kal-El está vivo más allá de Lara y Diana va a descubrir que su aislacionismo en la Jungla está por acabar. Han combatido muchas veces, no se llevan bien y se han intentado matar, pero los kandorianos son un problema para el que Batman sólo tiene una solución traer de vuelta al gran boyscout de rojo y azul. De nuevo algo vuelve a fallar, tenemos un Superman sonriente pese a la traición de Lara y de los kandorianos y se ve forzado en página.
Kubert parece encontrar inspiración en la tecnología y las batallas urbanas, por eso sólo se puede clasificar de sublime la aparición del Batmóvil, ese tanque urbano que hizo las delicias de muchos en DKI y fue inspiración directa del “Tumbler” de la saga cinematográfica del Batman de Nolan. Con unas magníficas viñetas detalle del Batman en el interior.
Una de las ideas geniales ha sido como reciclar a Barry y transformarlo en una especie de nuevo “Oráculo”, en estas dos páginas Kubert da una lección de dibujo de supervelocidad que obviamente Miller nunca llegó a plasmar.
Llega el momento de la ofensiva, la batseñal ilumina el cielo y Batman vuelve a portar su armadura de combate, famosa por pegar una paliza a Superman en el final de DKI y por ser llevada al cine por Zack Snyder en “Batman v Superman”. Lo que más me gusta es que Azzarello capta a la perfección que este Batman siempre va a a hacer lo que sea para ganar, y la batalla contra Quar y los kandorianos no iba a ser una excepción.
La idea de su plan me parece magistral y Kubert logra unas viñetas muy épicas en todo lo relacionado con la batalla, pero, lo siento hay algo aquí que pese a su coherencia con el plan me resulta antiestético a más no poder y es la “armadura de combate” de Superman, una suerte de gigante de hierro que hasta tiene el caracolillo del pelo pintado en la chapa y que en vez de dar la impresión de los “mejores del mundo”, parece una broma digna del Juguetero.
En la historia de complemento Miller vuelve a hacerse cargo de argumento y dibujo, en esta ocasión es Lara, la díscola hija de Superman y Wonder Woman la que tendrá “la suerte” de caer en las manos del autor. Una historia de romance “hard boiled” entre Lara y el kandoriano Baal, con unos intentos de guiño a la portada de Superman y el coche de Action Comics 1 que no termina de funcionar. Lo de siempre, manchas, nulidad de fondos, pero una palpable energía oscura, el trazo de Miller trasmite bajas pasiones, y a un servidor en muchas ocasiones, esta historia le ha recordado a muchas escenas de “Sin City”, sobretodo ese último beso entre Lara y Baal. Sin duda el “afecto” de Lara duele más que una buena patada, pues es una amazona al viento furiosa y descontrolada.
Completa la grapa una selección de las páginas más impactantes de Kubert en las que podremos verlas en su versión de “sólo tinta de Janson”, mi opinión se mantiene, uno de los dibujantes del momento en un proyecto equivocado.
Una lluvia mortal y esmeralda ha hecho caer a Quar y a los suyos enfrente de dos cansados seres que ya tienen poco de héroes y mucho de matones, es tiempo de esperar como Bruce y Clark “limpian” la ciudad en el próximo capítulo. Un cómic con una buena idea, pero un lento desarrollo y la falta del impacto visual y visceral esperado, lleno de retrasos y alargamientos no muy bien justificados de una obra que nadie pidió y que ni se amará ni se odiará como sus predecesoras. La batalla definitiva por Gotham será en unos meses. Allí nos veremos.
