La editorial Nevsky y su autora Sofía Rhei nos traen por cuarta vez ya, dentro de su sello Fábulas de Albión, “El joven Moriarty y la Ciudad de las Nubes” las aventuras del genio del mal adolescente (en esta ocasión) más divertido de la historia de la literatura, con las ilustraciones habituales de Alfonso Rodríguez Barrera.
Después de los sucesos acaecidos en el volumen anterior, nos encontramos con un James Moriarty adolescente, cuyo padre se ha casado de nuevo, ahora con una pianista, que, a su vez tiene un hijo llamado Games, y ambos desprecian a James y este a ellos, por lo que el ambiente en la casa familiar no es de lo más agradable. El joven Moriarty se tendrá que enfrentar esta vez al hecho que ha sido expulsado de un gran número de colegios, así que su padre ha decidido enviar a su hermana Arabella, a su amigo John Watson y a él a un internado cerca de la costa con una política de no expulsión de sus alumnos.
Al llegar al internado, comprobarán la férrea disciplina que impera y veremos las versiones jóvenes de otros tantos personajes clásicos de la literatura que se pondrán en el camino o se aliarán en el bando del joven Moriarty, quien no gozará de la misma libertad que contaba anteriormente para sus experimentos y tejemanejes. De cualquier manera, a pesar de la torpeza de su compañero de fatigas John Watson y gracias a su desmesurada inteligencia, saldrán bien parados de la mayoría de las situaciones en las que se verán involucrados. Y por supuesto, tratarán de escapar, si no, no sería nuestro querido Moriarty.
“El joven Moriarty y la Ciudad de las Nubes” es una novela de aventuras muy entretenida y divertida, que no da un momento de aliento al lector y que se lee de la misma forma ágil e intrépida en la que transcurre su acción. Nos encontramos ahora ante un personaje igual o más inteligente que en las entregas anteriores, pero también más maduro, a la par que se ve obligado a superar mayores responsabilidades para las que su genial mente no es suficiente. Por el camino, hasta un abrupto final en París, la historia se irá trufando de diferentes personajes y referencias de la literatura del siglo XIX, que resulta mucho más divertido ir descubriendo durante la lectura, más que yo las enumere aquí. Solo comentar en este aspecto, que para ser un futuro genio del mal, el joven Moriarty cuenta con buenos y poderosos aliados, así que algo de corazón tiene que tener nuestro adolescente villano para cautivar de esa manera a un gran número de personas. De la misma manera, nos encontraremos con algunos personajes con los que James ha tenido algún altercado en el pasado o que han resultado ridiculizados por su inteligencia.
La primera parte de libro se asemeja bastante a las anteriores aventuras, mientras que la segunda parte, ambientada en París, se transforma en un auténtico whodunnit a lo Agatha Christie, con su propia versión de Hercules Poirot de lo más divertida. Ambas me parecen perfectamente equilibradas, porque se alcanza esta segunda como consecuencia directa de la aventura que se narra en la primera, así que no hay ningún problema en la transición de una trama a la otra.
Resulta evidente que el personaje principal es un manipulador y que elabora sus jugadas a largo plazo, buscando su propio beneficio, y a veces, ese egoísmo se vuelve en su contra, como se demuestra en el final. Porque el cierre de la historia resulta bastante amargo para James Moriarty, todo ello fruto de las consecuencias de sus actos, que debe asumir ahora y con los que debe lidiar, a su pesar. Para mí demuestra que, el calculador y superior en inteligencia a muchos adultos, Moriarty no puede siempre salirse con la suya. ¿Resultará este punto de la saga el momento de no retorno hacia su carrera como villano? Lo sabremos en la siguiente aventura del personaje.
“El joven Moriarty y la Ciudad de las Nubes” es una novela de aventuras que se disfruta como un viaje en una montaña rusa y que resulta recomendable tanto para adultos como para pequeños, pues cada tipo de lector le sabrá sacar su propio provecho a la historia. Desde luego, para mí, la mejor de la serie hasta la fecha. No quiero terminar sin una mención a las ilustraciones interiores del artista Alfonso Rodríguez Barrera que realzan la estupenda narración de Sofía Rhei.
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