En un bosque sin nombre, había una niña con una canasta llena de comida y una caperuza roja. Todos conocen el cuento, ¿pero también los misterios que esconde detrás de sus palabras? Aunque vive en una casa residencial de Inglaterra y no tiene abuelas a las que visitar con pan, fruta y vino, Anna tiene más semejanzas con la pequeña caperucita de las que ella puede imaginar. El lenguaje de la magia: las encorsetadoras, primer título de la saga de Cari Thomas publicado por Umbriel Editores, supone una aventura inocente en un mundo podrido, como la niña que se adentra en el bosque y se encuentra con el lobo feroz. El avance del libro está disponible online.
A Anna siempre le han advertido sobre la magia, sus peligros y sus falsas promesas. Bajo una rutina estricta, su tía la instruye sobre la única forma de contactar con la magia sin que suponga el fin del mundo: confinando sus poderes para siempre. Anna considera que ese es el único camino posible. Hasta que conoce a Effie y a Attis y ellos le muestran un mundo que le había sido vetado durante toda su vida. Pero a medida que se adentra en él, que descubre las maravillas y las pesadillas que la magia trae consigo, Anna empieza a dudar de sus propios juicios y del camino que debe tomar. ¿Es su magia un don o una maldición?
Anna, eres una bruja
La primera vez que te cruzas con un lago que parece más una postal que algo real, la primera reacción es observarlo maravillado. Te pierdes en el sonido del viento a través de las ramas de los árboles, de los pájaros cantando, de los chapoteos en el agua. Puede tomarte un tiempo, al acercarte y observar todo con más cuidado, ver que el agua está estancada y sucia. ¿Eso que lleva la corriente es barro o sangre? La imagen ya no es tan encantadora cuando las preguntas se agolpan una tras otra, al igual que los detalles espeluznantes se agolpan uno tras otro. En El lenguaje de la magia, Cari Thomas crea esa imagen a través de la mirada inocente de Anna, que según va aprendiendo sobre ella misma y lo que la rodea, va descubriendo las capas más oscuras y funestas de su vida. En un desarrollo que definiría como turbio y enfermizo, con giros irreconciliables y esperanzas llenas de espinas, Thomas nos arrastra a una aventura llena de ilusiones y pesadillas.
Contantemente se confunde la justicia con la venganza, el amor con el odio, la pasión con la desesperación. Lo que parece un inocente ovillo de lana es en realidad una maraña endurecida y rasposa, llena de nudos que parecen imposibles de deshacer.
Mi flor es efímera y sólo tiene cuatro espinas para defenderse del mundo
Al igual que el principito inocente y abrumado por la rosa, Anna es inocente y fiel al pequeño planeta en el que vive. Anna es hermética; desconfiada por palabras de su tía, no por las suyas propias, y retraída. Sobre todo, Anna es una persona triste y solitaria. No por propia elección, aunque ella se repita constantemente que sí. No conocemos de verdad a Anna porque ella misma no puede hacerlo.
Es cuando decide viajar a otros lugares que empieza a abrirse, a descubrirse, a quererse. Y en el proceso va conociendo a Effie, Attis, Manda y Rowan. Según surgen las preguntas y los sentimientos, los personajes se van enturbiando, toman malas decisiones y juicios apresurados. Cometen errores e incluso aquellos a los que Anna llega a llamar amigos pueden llegar a convertirse en villanos cuando las confrontaciones ocurren.
Durante su travesía por los secretos de Londres, Thomas ofrece un pequeño retazo de lo que promete ser un mundo muchísimo mayor. Aprovecha el desconocimiento de Anna para brindar información al lector. Esa pequeña porción de realidad está repleta de detalles tan finos y minúsculos como copos de nueve. Aunque la lectura es ágil l y mantiene un buen ritmo, está plagada de secretos anunciados, amenazas podridas y giros cada vez más enfangados y sucios.
¿Existe magia más pura y más engañosa?
El amor es la piedra angular de toda la novela. No tanto por el cariz romántico, aunque también tiene presencia al ser una de sus aristas. Lo podemos apreciar desde aquel amor nacido del desconocimiento, la ignorancia; también aquel que surge desde la costumbre. Al amor que viene a partir de la rivalidad y del duelo, el que brinda apoyo y comprensión, el que es tan tóxico que envenena el alma y pudre la mente.
El amor nunca ha sido simple y tiñe todas las relaciones humanas. Thomas lo señala en su narrativa de mil formas diferentes en El lenguaje de la magia. Es Anna quien debe decidir qué hacer con los sentimientos que habitan en su interior, que pueden ser agradables, conflictivos, indeseados y atesorados.