Entre las novedades de Norma Editorial de septiembre llegaba otro de sus clásicos de la literatura adaptados al manga: “El libro de la selva”, de Rudyard Kipling, con guion de Crystal S. Chan y dibujo de Julien Choy.
El libro de Kipling es una recopilación de cuentos protagonizados por niños o animales de características antropomórficas, entre ellas, la archiconocida historia de Mowgli que Disney popularizaría con su película (y que se parece más bien poco a la narración original). De estos relatos, el manga recoge siete.
Los tres primeros (“Los hermanos de Mowgli”, “Ka sale de caza” y “¡Corre, tigre, corre!”) nos cuentan las aventuras del niño de la selva. En ellas conoceremos a Mowgli, cómo es adoptado por los lobos, su enemistad con el tigre Shere-Kan y su reencuentro con el pueblo humano, entre otras aventuras. La mayoría de personajes que tan bien conocemos hacen también aquí su aparición, como los lobos, Bagheera, Baloo o Ka, pero en roles bastante diferentes.
En “La foca blanca”, nos encontramos a Kotick, una foca que nace con un extraño pelaje blanco. Al convertirse en un joven adulto, presencia una matanza de sus compañeras por parte de los humanos e, impresionado, decide partir en busca de una isla donde todas puedan vivir a salvo. Un cuento tierno sobre la perseverancia y el amor por todas las criaturas.
“Rikki-Tikki-Tavi” es mi historia favorita del manga. Una familia humana rescata a una joven mangosta de morir ahogada, y terminan adoptándola. El pequeño animalillo se tomará muy en serio su labor de protegerlos de su enemigo natural: las serpientes.
En “Toomai el de los elefantes”, un niño travieso con un vínculo especial con un viejo elefante presenciará una asombrosa y salvaje escena.
Cierra el libro “Los sirvientes de su majestad”, en el que varios animales del ejército (caballos, elefantes, bueyes, camellos y mulas) discuten sobre la mejor forma de entrar en batalla y por qué deben combatir. El cuento más breve y flojillo de la recopilación.
“El libro de la selva” conserva, además, los poemas y cantos originales contenidos en el libro de Kipling, perfectamente integrados con las ilustraciones, que dan un toque imponente a esta adaptación.
Dibujo (¿demasiado?) caricaturesco
Julien Choy ha sido el encargado del arte de “El libro de la selva”. Y aunque su dibujo es dinámico, transmite bien el movimiento y es expresivo, la decisión de reflejar a los animales de forma tan caricaturesca no me ha convencido del todo. Y es que resulta imposible tomarse en serio semejantes estampas, aunque estén hablando de la ley de la selva o amenazando de muerte al protagonista. El contraste con Mowgli, mejor diseñado, descoloca bastante. Creo que un dibujo más salvaje o realista (justo como en la portada por la que me dejé guiar) hubiese hecho ganar muchos puntos a la adaptación. Si bien en “Los sirvientes de su majestad” este estilo pega mucho, y en “Rikki-Tikki-Tavi” parece estar más suavizado, en general me parece un desacierto.
“El libro de la selva” se suma así a la lista de clásicos manga como “Orgullo y prejuicio” o “Historias de Edgar Allan Poe”.