Desde la 59 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón os iremos ofreciendo pequeñas críticas de los estrenos que allí se proyecten. En esta ocasión, os mostramos otro programa doble, con «El planeta» (Amalia Ulman) e «Întregalde» (Radu Muntean).
El planeta (Sección Oficial / Retueyos)
Una madre y su hija, a punto de ser desahuciadas, salen adelante como pueden en un Gijón deprimido y cada vez más dependiente del turismo veraniego.
La artista visual Amalia Ulman dirige su primer largo y lo protagoniza junto a su madre Ale, que también debuta como actriz. Amalia, que nació en Argentina, creció en Gijón y actualmente reside en Los Angeles, hace un retrato agridulce de su ciudad de acogida; un retrato que podría ser el de otras ciudades españolas, especialmente aquellas que tuvieron un floreciente pasado industrial y ahora son pasto de la crisis, el paro y la gentrificación.
Amalia da vida a una joven maquilladora en paro, que malvive sacando dinero de donde puede y viendo cómo se le escapa una gran oportunidad de trabajar en Estados Unidos por culpa de no poder costear su billete. Cose y remienda su ropa vieja para no tener que comprar nada nuevo y llega incluso a recurrir a la prostitución. Su madre, también en paro, actúa como una maniática diva decadente, y recurre a todo tipo de engaños y triquiñuelas, aprovecha ofertas e incluso roba, todo para poder mantener una vida de supuesta clase media que en realidad, ya quedó atrás, fantaseando incluso con la posibilidad de cometer un crimen que la lleve a la cárcel, donde tendrá alojamiento y comida asegurados.
«El Planeta» nos presenta, en forma de tragicomedia agridulce, una terrible realidad que se repite en múltiples sitios: cómo la pobreza y la precariedad permean en una sociedad castigada por una crisis que parece crónica en el contexto de un capitalismo tardío y fagocitador. Con el trasfondo de una ciudad donde los carteles de “se vende/se alquila” en los escaparates son tristemente familiares, Amalia Ulman presenta esta deprimente realidad sin renunciar a un humor irónico y amargo. El resultado puede ser incómodo y no del gusto de todos los paladares, pero vale la pena probarlo.
Întregalde (Sección Oficial / Albar)
Comedia rumana de tono costumbrista que nos muestra la peripecia de un grupo de voluntarios urbanitas y el contraste entre ellos y los lugareños a los que ayudan
Maria, Dan e Ilinca son tres voluntarios de una organización humanitaria que cada invierno llevan comida y ropa de abrigo a pueblos remotos que se quedan aislados durante el inmisericorde invierno de los Cárpatos. De camino al pueblo de destino (que da título a la película) su todoterreno se queda atrapado en el barro tras seguir las indicaciones de un anciano al que llevan durante un trecho.
Más tarde, reciben la ayuda de dos gitanos, pero resulta insuficiente y su vehículo queda incluso en peor situación. Resignados a quedarse ahí hasta recibir más ayuda, lo que en principio era una predisposición alegre y optimista se transforma en desesperación y malestar.
En “Întregalde”, el director rumano Radu Muntean plantea un reflexión acerca de la naturaleza de la caridad y los límites de la solidaridad, a través de unos personajes que normalmente no tienen otra relación con la gente a la que ayudan más que la de llevar el material, pasar unas pocas horas allí sacándose fotos con ellos y volver a su casa en Bucarest, a ser posible en el mismo día, sintiéndose satisfechos y muy a gusto consigo mismos, en una actividad que tiene más que ver con inflar sus egos y acallar su mala conciencia que con un verdadero interés en ayudar al prójimo.
Lo hace confrontando la actitud de los voluntarios, despreocupada e incluso algo banal al principio, con la de los habitantes, gente forzada a llevar una vida dura y austera. Con un tono que puede recordar vagamente al costumbrismo surrealista pero certero de Berlanga y Azcona y quizá también a otras películas de temática parecida (me viene a la cabeza es “Withnail y yo”) Radu Muntean reta al espectador a reflexionar sobre la actitud y las verdaderas razones que llevan a gente acomodada y con sus necesidades básicas sobradamente cubiertas a llevar a cabo acciones supuestamente solidarias que realmente están más cercanas a la verticalidad condescendiente de la caridad.
Mención aparte merece el reparto. Junto a los actores profesionales que interpretan a los voluntarios, nos encontramos con un pequeño elenco de lugareños amateurs que actúan ante la cámara con naturalidad y sin complejos, y que resultan claves para aportar credibilidad a una comedia que en general tiene un tono ácido e irónico.
La conclusión es que «Întregalde» es una de esas películas que pueden generar un debate necesario sobre cómo se afrontan ciertas actitudes ante el prójimo y resulta, por tanto, altamente recomendable.
