Pero si esperáis una historia autobiografica sobre las desventuras de King en la Irak de 2003, estáis muy equivocados. King usa su experiencia para dar con el tono y atmósfera necesarias para esta obra. En realidad estamos ante un thriller negro, en el que un asesinato va a unir las vidas de tres personas muy distintas que han visto sus vidas marcadas por el sonido de los tres bangs de una pistola.
King no tiene prisas y usa todo el primer número para presentarnos a los personajes de este sucio drama post 11-S. El primero de los mismos es la suerte de sheriff de la zona verde en control de los americanos tras la caída del régimen. Se trata de Christopher Henry un ex-policía metido a soldado y que ahora entrena a las desastrosas tropas de lo que será la policía de la nueva republica. King no duda en destilar una fina ironía para demostrar la penosa forma y compromiso que tenían esta suerte de voluntarios, en muchos casos odiados por su propio pueblo. Pero pese a lo humorístico y optimista que pueda ser Chris, pronto el sonido de los disparos le va a demostrar que no hay inocentes en esta tierra y que las vidas vuelan como los granos de las dunas arrastrados por el desierto.
Gerads pone mucho detalle en la corrección de la uniformidad y las localizaciones, con un trazo sucio y abierto, recurre a la narrativa Gibons de 3×3 para ralentizar el ritmo y poder expresar las contundentes conversaciones con las que King ha adornado esta obra.
Si la vida de Henry ya era complicada, ahora uno de sus chicos ha aparecido muerto y a nadie parece importarle nada.
La siguiente personaje que tenemos es la acerada Saffiya, una kurda criada en América y rebautizada como Sofia, una arregladora, una mujer marcada con cicatrices emocionales aún más profundas que la que cruza su cara, un contrasentido vestida con las ropas tradicionales, pero que usa tecnología y maquilla su rostro y uñas, una mujer que no duda en negociar con su dialéctica o a golpe del bang de una pistola para garantizar la libertad de su pueblo. Da igual la raza, sexo, religión o posición, Sofía es la mujer de confianza de mucha gente. Además es la amante del bueno de Chris, pero el problema de tener tantos amigos conseguidos a golpe de bala y explosión es que éstas pueden volverse contra ti.
King es un maestro del suspense y de los giros inesperados, de una tensión que llega a ser asfixiante, a la par que logra un retorcido costumbrismo de unos personajes muy humanos que comerán, beberán, odiarán y se amarán para poder sobrevivir a este infierno en el desierto.
King y Gerards mezclan escenas de autopsia, interrogatorios, tensos debates sobre la reconstrucción de la ciudad, secuestros, amenazas y una violencia descarnada, mientras se retrata rruina a ruina, monumento a monumento y arma a arma esta polvorienta Bagdad.
Un personaje que se une al trío protagonista es la malograda esposa de Nassir, Fatima, una luchadora callada que demuestra como hasta una madre y ama de casa puede ser obligada a tomar las armas contra los guerreros del terror que abundan en cada esquina de la ciudad. Una buena mujer que bebe y fuma a escondidas de su marido pues así lo marca la religión, una mujer que lo perderá todo en una soleada mañana, mientras el sol hace arder la arena de lo que pensó sería un refugio por hacer lo correcto y donde de nuevo los bangs de las armas le recordarán que no hay lugar seguro en esta tierra, que Bagdad sólo es la pesadilla de lo que fue la antigua Babilonia.
Gerads se recrea en la crudeza, sus tiroteos y escenas de acción no son bonitas ni emocionantes, son duras, sucias, sangrientas y descarnadas, todo en su minucioso proceso de creación está medido al detalle, desde las luces al color para obtener exactamente la plancha que quiere, como en ese brutal recuerdo de la Casa de Fieras de Sadam. Gerads bebe mucho del lenguaje cinematográfico y lo integra en muchos recursos visuales en sus páginas, bebe de muchas escuelas de cómic, por ello podemos pasar de las páginas de 3×3 a panorámicas de doble splash para las localizaciones, y por supuesto el uso de las onomatopeyas es sobretodo en este tomo, un parte vital de la historia en sí.
Además se incluyen todas las portadas de otro de los maestros del trazo sucio y suelto, el gran John Paul Leon (DMZ).
Sin duda la mejor obra de la Vertigo post-Berger y un imprescindible del que estoy deseando ECC saque ya su siguiente tomo.
El ritmo de Bagdad se marca con el sonido de las balas y el soplar de la arena te atreves a acompañar a sus sheriff en un vano intento de hacer justicia en una ciudad sin gobierno ni ley, pues no dudes en hacerte con ella.