El pasado marzo llegaba a librerías “El tiempo de los magos”, la nueva novela de Cressida Cowell, reconocida escritora de “Cómo entrenar a tu dragón”. Y lo hacía de mano de Roca Joven, en una preciosa edición en tapa dura con ilustraciones de la propia autora. Una novela que inicia una nueva serie que tiene por protagonistas a un mago y una guerrera criados para odiarse… pero que deberán entenderse si quieren convertirse en héroes.
Xar es un joven mago que, a sus trece años, todavía no posee magia, cuando lo normal es que esta aparezca a los doce. Cosa que le tiene muy preocupado (a él y a su padre, el rey de los hechiceros) y que intentará solucionar por todos los medios. Incluso saltándose todas las normas de la sociedad mágica; incluso intentando robar la magia negra de una bruja. Para ello el intrépido chico se adentrará en lo más profundo del bosque…
Donde también ha ido Wish, la joven princesa guerrera, en busca de un objeto mágico prohibido por su gente. Para protegerse de las oscuras criaturas que lo habitan, toma prestada de su madre, la gélida reina Sychorax, una espada muy especial.
Quiere la casualidad (si es que las casualidades existen), que ambos crucen caminos. Y Xar y Wish, que deben odiarse el uno al otro, empiezan a comprender que tal vez la magia no sea tan peligrosa, que quizás los guerreros pueden hacer algo más que destruir.
Pero hay algo más en el bosque. Algo terrible y aterrador que lleva mucho tiempo dormido. ¿Y si las brujas, como dicen las leyendas, no se hubieran extinguido?
Es así como empieza “El tiempo de los magos”, cuya trama, aunque por la sinopsis pueda parecer típica, es fresca y original, e incluye varios giros que sorprenden y enganchan. Partiendo de personajes y situaciones arquetípicas, viene cargada de aventuras, magia, retos, enigmas y sentimientos que casi no te dejan respirar. Además, se trata de una historia muy divertida que me ha hecho esbozar más de una sonrisa.
Siendo la primera parte de una serie debe dejar, por fuerza, algunos hilos abiertos. No obstante, la trama central queda más o menos cerrada, dando lugar a una obra más bien autoconclusiva que no deja al lector frustrado con su final.
Pero si hay algo por lo que destaca “El tiempo de los magos” es por sus personajes, que derrochan personalidad y fuerza. La irreverencia y rebeldía de Xar, unidas a su más que inflado ego, hacen de él un protagonista resultón, con una capacidad de liderazgo, confianza e iniciativa que ya querríamos muchos.
Su contraparte es la dulce e inocente Wish, abierta de mente, confiada y optimista, pero también con cierta inteligencia fría que la convertirían en el personajes más interesante de la novela… si no fuera por los trasgos. Criaturas mágicas que, junto a los gatos de las nieves, los gigantes, los lobos y los osos forman la extravagante y leal comitiva de Xar. Revoltosos y burlones, los trasgos dan mucha chispa a la historia, al igual que Caliburn, el cuervo mentor del joven mago.
El hecho de que cada mago tenga un corrillo de criaturas mágicas detrás me ha parecido uno de los detalles más cautivadores del libro.
Un libro cuyo universo es maravilloso, imaginativo y oscuro, construido de forma gradual y sólida. Lleno de matices, poblado por la magia y por seres fantásticos fascinantes, deleitará tanto a los niños como a los lectores más avezados.
A través de un lenguaje sencillo, directo, comprensible y agradable para todas las edades, que hace el libro muy ágil y fácil de leer.
La historia viene acompañada de las preciosas ilustraciones realizadas por la propia autora, que le aportan magia y vida. Casi todas las páginas contienen dibujos que ilustran a personajes, criaturas mágicas o lugares, aportando información tanto visual como textual.
Los cambios de fuente continuos que simulan carteles, libros de hechizos o notas hacen la novela mucho más dinámica y original.
Me ha dejado un gran sabor de boca que, debo confesar, no me esperaba, pues creí que sería una novela mucho más infantil. Y, aunque no deja de estar pensada para niños, también resulta una lectura muy divertida y satisfactoria para quienes nunca dejamos de serlo a pesar de que el mundo nos impusiera lo contrario.