Es muy posible que como lector de literatura fantástica conozcas la figura de Philip K. Dick. Es muy posible también que lo relaciones con BLADE RUNNER, la adaptación cinematográfica de su novela ¿SUEÑAS LOS ANDROIDES CON OVEJAS ELÉCTRICAS? y que aunque supuso un fracaso en términos comerciales, marcó un hito en la ciencia ficción del siglo XX.

Pero quizá nunca te hayas adentrado en la narrativa corta del autor estadounidense. Tal vez por miedo a encontrarte una lectura difícil de procesar o historias demasiado complejas.

Si continuas leyendo esta entrada, voy a intentar transmitir que, no solo ese miedo es completamente infundado, sino que además, es estrictamente recomendable entrar en los mundos creados por Dick para entender mejor la ciencia ficción actual y replantearse ciertas convicciones preestablecidas en nuestros días, al mismo tiempo que se disfruta de una prosa sencilla.

Philip K. Dick fue un escritor norteamericano muy prolífico, dado que fue autor de treinta y seis novelas y ciento veintiún relatos cortos; y muy visionario, dado que entre sus obras se tratan temas como las empresas monopolísticas, gobiernos autoritarios, estados alterados de conciencia, sumergiéndose también en temas metafísicos y teológicos.

Lamentablemente, pasó toda su carrera rozando la pobreza, y no fue hasta el estreno de BLADE RUNNER, tres meses después de su muerte, que el gran público empezó a descubrir su obra literaria.

Las historias de Dick estuvieron muy influenciadas por su vida personal. El sentimiento de culpa, provocado tras el fallecimiento por desnutrición de su hermana melliza de tan solo cinco semanas de edad, le persiguió durante toda su existencia. No podremos tampoco conocer el nivel de influencia que pudo tener en su mente privilegiada y sus visiones la obsesión que tenía por las drogas, principalmente el LSD, que era la droga de moda en la década de los 50 y 60.

En cualquier caso, sus visiones, su planteamiento de un mundo futuro, sus anticipaciones tecnológicas o como el lector quiera determinar su inmensa capacidad para plasmar adelantos científicos y los problemas sociales y filosóficos, lo han situado en lo más alto de los escritores de ciencia ficción de la historia, rodeado de solo los más grandes como Asimov o Clarke.

La edición que reseñamos hoy compila los diez relatos que han servido de inspiración para la serie ELECTRIC DREAMS, emitida por Amazon Video.

Cada relato viene introducido por el guionista que lo ha adaptado a la serie, en el que explica la experiencia personal de dicho proceso y lo que ha significado la historia para él. Entre ellos, podemos encontrar entre otros a Ronald D. Moore, responsable de Battlestar Galáctica, Outlander y Star Trek: The Next Generation; Tony Grisoni, responsable de la futura adaptación televisiva de La ciudad y la ciudad del británico China Miéville; Michael Dinner, productor de la serie Aquelos maravillosos años o Matthew Graham, responsable de la adaptación de El fin de la infancia de Arthur C. Clarke.

Aunque la serie pueda adolecer de una estructura y condición regular, la colección de relatos puede presumir de mantenerla, por lo que el lector podrá maravillarse con su lectura sin saltos de calidad. A continuación os presentamos un breve comentario de cada uno, sin que con ellos queramos desvelar la magia que transmiten.

La antología se abre con el relato PIEZA DE COLECCIÓN, que puede servir perfectamente de primera toma de contacto para el lector más ajeno a su obra. En él, y ambientado en un mundo futuro, el escritor aborda la pérdida y el encuentro de la propia realidad en la que vive un académico de historia apasionado por el siglo XX. Con un final impactante con reminiscencias de la Guerra Fría, el texto transmite al lector un punto de encantadora melancolía.

A continuación tenemos “El abonado”, en el que un hombre intenta adquirir un abono de tren para una parada que no existe y ante la continua negativa del vendedor desaparece mágicamente. Su nueva aparición, insistencia y desaparición, despierta la curiosidad del responsable de ventas de billetes y comienza a investigar sobre el extraño lugar que no debería existir, pero que podría hacerlo.

El relato que le sigue es mi favorito de la antología y se titula “El planeta imposible”. Se basa en una idea simple, y ambientada en un futuro tan lejano que nuestro planeta de origen se considera un mito. Una anciana desea invertir gran parte de los ahorros de su longeva existencia en visitar la Tierra antes de morir, y dos pilotos granujas (uno más que otro) deciden engañarla dado que saben que ese planeta no existe y llevarla a cualquier otro que tenga una sistema solar parecido.

Otro de los magníficos relatos es “El ahorcado”, donde el autor explora la angustia de una inconsciencia colectiva e irracional, a través de un corriente vendedor de televisores que observa como nadie se extraña del cadáver que cuelga de una farola. Decir más sería estropear la historia.

Tampoco es para menos “Campaña publicitaria”, que narra en sus páginas el creciente auge de la publicidad y el consumismo de mediados de los 50 trasladados exponencialmente a un futuro a medio plazo. La obsesión de las empresas por vender se vuelve insoportable y el protagonista se ve obligado a tomar decisiones que acaban cambiándole la vida.

“El padre-cosa” se adentra en la historia de una familia común norteamericana, en la que el padre no resulta ser humano. El hijo y sus amigos se enfrentan a él, con dosis de acción, pasajes divertidos, terroríficos y además con carga emocional.

“El fabricante de capuchas”, a pesar de ser uno de los más conocidos, y reconociendo que posee una calidad indiscutible, no he llegado a disfrutar tanto con él como con los demás. Bien es cierto que los demás me han encantado. Trata de una sociedad controladora, en la que se persigue a aquellos que no dejan transmitir sus pensamientos ocultándose tras una capucha que sirve de escudo a prueba de los instrumentos gubernamentales de control. Incluye delatores y resistencia. Como podéis ver, ingredientes espectaculares de un mundo distópico.

“Foster, estás muerto” habla explícitamente sobre la ansiedad que provoca la Guerra Fría junto con el aprovechamiento que hace de la misma el mercado publicitario y la necesidad social de no quedarse aislado. Con todo ello, el autor elabora un brillante relato con final ciertamente impactante.

“Humano es” es otro de mis relatos favoritos. Jill Herrick es una mujer con un notable deseo de relacionarse y disfrutar de su esposo, algo imposible dado su carácter antipático, egoísta y centrado en su vida profesional. Todo ello cambia cuando por motivos laborales, su marido viaja a otro planeta. El lector deberá plantearse que es lo que nos hace humanos en un relato soberbio muy representativo de toda su narrativa breve y que aúna altas dosis de innovación tecnológica y esperanza.

“Autofab” es otro magnífico relato que, a mi entender, encierra las mayores capacidades potenciales para una posible extensión a novela. Nuevamente aborda el alarmante consumismo que acaba con devastar los recursos naturales, el conflicto entre empresas por ellos y la lucha del ser humano por no ser dependientes de estas.

Sin duda alguna, y dentro de que es una antología conmemorativa de la adaptación televisiva emitida este año, estamos hablando de una soberbia colección de relatos, que posibilita una inmejorable oportunidad de acercarse a la obra breve de Dick.

La riqueza de temas y la creatividad en las formas de abordarlos debería otorgar al lector sobradas razones para dirigirse a la librería más cercana y adquirir la primera entrega de los “Cuentos Completos” del escritor norteamericano, también publicado por Minotauro, con el objetivo de seguir disfrutando de su narrativa corta. Recordad que la recopilación de todas las historias cortas están recogidas en cinco volúmenes, y que son una auténtica maravilla.

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