Portada de "Érase una vez un corazón roto" de Stephanie Garber, publicada por Puck.
Diseño central de la portada de "Érase una vez un corazón roto" de Stephanie Garber. | Fuente: Carolina de León.
Portada de "Érase una vez un corazón roto" de Stephanie Garber, publicada por Puck.
Portada de «Érase una vez un corazón roto» de Stephanie Garber. | Fuente: Carolina de León.

¿Hay algo más mágico que una manzana encantada? ¿Quizás un beso que puede llevarte al otro mundo? Aunque ese no sería un cuento con final feliz. El sello Puck ha sacado una edición limitada de la novela Érase una vez un corazón roto de Stephanie Garber. El título no solo es el primer tomo de su trilogía, también es un spin-off de la saga Caraval.

Los cuentos de hadas comienzan siempre con la misma promesa: tras las adversidades, maldiciones y pesadillas, el final contará con un fueron felices para siempre. Evangeline ha crecido en la tienda de curiosidades de su familia y en cree en ellos con toda su alma.

Cuando cree que su vida se cae a pedazos y no tiene nada más a lo que agarrarse, recuerda la leyenda del Príncipe de Corazones. Un ser inmortal con poderes mágicos, destinado a envenenar con sus besos a todas las personas de las que se enamora.

Corre en su búsqueda cuando teme que le arrebaten el amor para siempre. Sin embargo, hacer un trato con un Destino tiene serias consecuencias. El príncipe solo acepta ayudarla a cambio de tres besos. ¿Los labios de Evangeline se convertirán en la salvación de una bella durmiente o en la perdición de sí misma?

Ya que estamos ante una edición limitada, hablemos de lo primero que se encuentra el lector al toparse con el libro: un diseño a tapa dura precioso. Desde la ilustración del ojo encerrado en un corazón triplemente apuñalado, los detalles brillantes en fucsia y el contraste que este ejerce con el blanco hueso de fondo.

Érase una vez un corazón roto Stephanie GarberNoticia Crítica Reseña
Portada de «Érase una vez un corazón roto» de Stephanie Garber. | Fuente: sello Puck.

Mientras que la portada de la edición estándar es románica en un sentido de cuento de hadas, jugando con los azules, los rojos y los dorados; la edición limitada abraza el romance desde una perspectiva más oscura, semejante a las páginas ilustradas del gótico tardío del siglo XVI. Es una perspectiva que aprecia los secretos y los enigmas siniestros que la historia alberga sin ningún reparo.

Érase una vez un corazón roto es un spin-off de la saga Caraval. Aunque se establece una conexión muy directa entre ambas, transformando a un personaje secundario en el protagonista, no es más que un puente. No es necesario haber leído los tres volúmenes de Caraval.

En este libro, Garber hace un esfuerzo por aclarar el significado de los lazos que los unen solo para coger carrerilla y así saltar a un nuevo terreno, una aventura distinta que contar. El único riesgo que corre el lector es descubrir el final de las historias de Scarlett y Donatella, protagonistas de la saga predecesora.

Para quien sienta más atracción por los cuentos de hadas mentirosos y enrevesados en lugar de las fantasías circenses llenas de verdades engañosas, esta es una excelente elección para empezar con la bibliografía de Garber.

Érase una vez un corazón roto es una historia intrigante que se sostiene gracias a la fluida —y explosiva— dinámica de los dos protagonistas: Jacks y Evangeline. Ellos son los que sustentan el peso de la novela por completo. Son sus deseos, secretos, planes y malentendidos los que empujan la aventura sin descanso. Ya sea a través de sus tratos, sus discusiones y sus encantos. El resto de personajes se diluye con facilidad en comparación, sepultados además por las mil y una preguntas sin respuesta, enigmas del tamaño de un castillo fantasmal y mentiras capaces de provocar una avalancha.

Junto al romance de cuento de hadas con catastróficas profecías juegan su carta los acertijos y los enigmas. Son el segundo pilar de la novela. Intenciones secretas, manipulaciones envenenadas, profecías de hace mil años, sentimientos inesperados…

Sin embargo, hay muchas preguntas y muy pocas respuestas. En Caraval, las adivinanzas se resuelven con éxito en el primer tomo, dando una falsa impresión de conclusión. Garber no brinda esa oportunidad a Érase una vez un corazón roto. No se detiene a responder preguntas antes de tener la seguridad de que ha plantado un millón más. Es más, cuando las responde suele ser con el objetivo de generar aún más dudas.

De esta forma, Garber consigue que la intriga germine en el corazón del lector, aunque, también, ahuyenta a los que no quieren verse envueltos en tantos pasos, saltos y etiquetas sin que eso suponga a su vez un desarrollo de Alta Fantasía.

Érase una vez un corazón roto es una novela de fantasía que empareja las trampas provocadas por los enredos de la magia y los enredos provocados por las trampas del amor. Entretenida, ágil y con protagonistas capaces de hacer dulce hasta una manzana envenenada.

Carolina de León
Periodista, camarógrafa y escritora. Con muchas historias que ver, relatos que escribir y memorias que vivir.

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