El ámbito de las inversiones cada vez interesa a una mayor cantidad de personas. Así lo demuestra el creciente éxito de las mejores plataformas para invertir en monedas digitales, las cuales llevan tiempo en pleno auge. Otro claro ejemplo reside en las alternativas de entretenimiento. ¿Sabías que muchos usuarios se decantan por jugar a videojuegos o ver películas de temática financiera?
Si también es tu caso, presta atención a nuestra recomendación de hoy. Y es que está considerada por muchos como la mejor película que se ha hecho sobre inversiones en la última década.
La gran apuesta
Uno de los aspectos que la convierten en obra de culto guarda relación con lo familiar que resulta todo. Y es que la crisis del 2008 no solo afectó a los Estados Unidos, sino también al resto del mundo, incluida España.
Estamos hablando de La gran apuesta. ¿Recuerdas la caída de Lehman Brothers, así como el boom inmobiliario? Este film profundiza en la antesala que dio pie a todo ello. Concretamente lo hace a través de cuatro personajes que se dieron cuenta de que algo iba a pasar próximamente en el sector de las hipotecas.
Es por este motivo que llevaron a cabo una estrategia arriesgada, la cual se resumió en una apuesta contra el ámbito de la vivienda a la baja. Al resto de la sociedad le parecía una auténtica locura, pero demostraron estar en lo cierto. Sin entrar en spoilers, hay que decir que la historia fue extraída de una obra literaria que tiene el mismo nombre, la cual escribió Michael Lewis.
En lo referente a esos cuatro personajes, el elenco de Hollywood era insuperable. Actores de la talla de Steve Carell, Ryan Gosling y Christian Bale estaban en un reparto dirigido por Adam McKay, quien también se encargó de llevar a buen puerto un guion un tanto complicado.
Y no es para menos, puesto que adaptar un libro a la gran pantalla nunca es fácil. Sin embargo, la labor fue sobresaliente en todos los sentidos. De hecho, el único Oscar que tiene La gran apuesta le fue concedido por ser el “Mejor guion adaptado” -exactamente lo mismo que con el BAFTA-.
A pesar de durar dos horas se hace corta incluso si los espectadores no son amantes de la cultura financiera. Además, los toques de comedia permiten desdramatizar las historias cruzadas que se cuentan a lo largo de una película que no deja indiferente a nadie.