Estados Unidos de Japón, de Peter Tieryas: un thriller no trascendental muy bien ambientadoSi hay algo que Ediciones B controla bien es el marketing. No hay más que ver el hype que crearon en la difusión de la primera novela de Nova del año, “Estados Unidos de Japón”, una elogiadísima ucronía en la que las Potencias del Eje ganaron la II Guerra Mundial, y el país nipón controla el territorio norteamericano. Premisa parecida a la presentada en “El hombre en el castillo” de Philip K. Dick, de la que el libro de Peter Tieryas se considera secuela espiritual.

Por si este escenario fuese insuficiente, el conjunto viene aderezado por videojuegos y mechas. Un cóctel que ningún fan de la cultura pop japonesa rechazaría… a priori.

Lo malo cuando un libro consigue generar tantas expectativas es la alta posibilidad que tiene de decepcionar. Expectativas del todo fundamentadas, en este caso, por una sinopsis muy apetecible (y por el mecha de la portada, para qué voy a mentir).

Estados Unidos de Japón” nos sitúa cuarenta años después de que los japoneses derrotasen a los norteamericanos en la Segunda Guerra Mundial y se apropiaran de su territorio, el cual se encuentra férreamente controlado por la clase militar. Los estadounidenses adoran a su emperador y nadie cree que la conducta de Japón en la contienda no fuera ejemplar. Nadie salvo los rebeldes George Washingtons, una facción proestadounidense que aboga por recuperar la perdida libertad norteamericana. Su última estrategia de subversión consiste en distribuir el videojuego ilegal USA, que coloca a los jugadores en el bando de los americanos durante la guerra.

El capitán Beniko Ishimura, un censor de juegos, y Akiko Tsukino, oficial de la policía secreta, se verán enredados en una investigación para descubrir (y destruir) a los creadores del USA, adentrándose en una red de conspiraciones, traiciones y mentiras en los aterradores y a la vez cautivadores Estados Unidos de Japón.

Lo que más llama la atención en esta novela es la ucronía en sí y la sociedad totalitaria y represiva que Tieryas tan bien construye a su alrededor. En un aparente remanso de tranquilidad lleno de guiños a la cultura japonesa, donde el respeto y el honor son valores enardecidos, la más mínima insinuación de disconformidad para con el gobierno es considerada traición, y los “enemigos” del Imperio son perseguidos y destruidos con una brutalidad implacable. El control y la vigilancia llegan a extremos insospechables, la censura y el miedo lo devoran todo.

El opio de las clases medias y altas son las innumerables oportunidades de ocio y gastronomía, donde los videojuegos ocupan la escala más alta. En este paraíso tecnológico lleno de cañones láser, armas bacteriológicas y mechas, el autor narra con todo lujo de detalles las desviaciones de la tecnología, y cómo esta puede ser utilizada para dar rienda suelta a la depravación humana.

La ambientación de “Estados Unidos de Japón” es espectacular, pero también exagerada. El lenguaje gráfico y explícito y las escenas plagadas de brutalidad llueven sobre el lector, hasta que el cerebro las normaliza y dejan de impactarnos, logrando que ese buscado efecto de indignación frente a la injusticia se extinga.

Estados Unidos de Japón, de Peter Tieryas: un thriller no trascendental muy bien ambientado

En cuanto a la trama, tenemos entre manos un thriller de ciencia ficción con toques de steampunk bastante decente. Capaz de mantener el suspense mediante giros argumentales bien efectuados (aunque el autor abusa del deus ex machina), con personajes que despiertan el interés y con las suficientes sorpresas ambientales y escenas de acción como para mantener al lector atento hasta el final.

Me consideré un poco estafada al comprobar que las batallas de mechas son meras anécdotas, sin más utilidad que la de mostrar toneladas de acero dándose mamporros. Pero una vez superada la decepción, se le perdona.

Lo que no es tan perdonable en “Estados Unidos de Japón” es el desarrollo de los personajes principales. Tanto Akiko como Beniko se alejan del prototipo de héroe. Uno es un pasota superficial y la lealtad de la otra raya en la locura. Al menos, así es como se nos presentan. No es que sean demasiado empáticos pero sus roles cambian a lo largo de la trama y su evolución es notable y resulta consistente… hasta los últimos dos o tres capítulos. Ahí Peter Tieryas decidió convertirlos en los héroes que no son dándoles un lavado de cara innecesario y muy poco creíble. Podría tolerarlo si se nos mostrase una mínima pista de ello, puesto que la novela está contada por un narrador en tercera persona que sigue a los protagonistas, y por lo tanto sus pensamientos.  Mismos que son ignorados con respecto a los pasados y motivaciones de ambos personajes, lo que termina por arruinarlos (sobre todo a Beniko), y deja un regusto amargo en las últimas páginas.

Analizando los aspectos más formales, la prosa de Tieryas es directa y con mucho ritmo. Los capítulos cortos ayudan a agilizar las partes más densas, convirtiendo “Estados Unidos de Japón” en un libro de fácil lectura… la mayor parte del tiempo. Porque de vez en cuando al autor le entra complejo de erudito y suelta unas parrafadas dignas de transcribir:

Akiko estaba en una tienda donde se vendían recuerdos, un batiburrillo de emancipación hortera embotellada en falsa indefensión y uñas de músicos olvidados que se tostaban en kebabs de deseo mal encaminado”.

Estados Unidos de Japón, de Peter Tieryas: un thriller no trascendental muy bien ambientado

Señor Tieryas, si su lector medio necesita abrir cuatro diccionarios y realizar un análisis sintáctico para entender una frase llena de metáforas ininteligibles, es que algo está haciendo usted mal.

Quiero interpretar estas parrafadas inconsistentes como un intento frustrado por sonar trascendental. Y es esa intención de aportar algo más allá del buen entretenimiento lo que daña a “Estados Unidos de Japón”. El desesperado deseo de lograr que la literatura trascienda hace que el autor incluya ideas y temas forzados y poco desarrollados que no vuelven a tocarse en lo que va de libro. ¿Con qué necesidad? Ya tenía a Japón dominando América y peleas de mechas (en serio, la novela tendría que haber explotado más estas batallas). La de entretener es una labor igual de importante, y, salvando algunos escollos, este libro lo consigue.

Expectativas aparte, estamos ante un thriller con una ambientación muy bien lograda que los amantes de la cultura japonesa y de las ucronías distópicas disfrutarán si buscan pasar un buen rato.

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Cris Carou
Profundamente enamorada de las historias y de cualquier formato que sirva para contarlas (especialmente el papel). Cuando no estoy creando mis propios mundos de fantasía, analizo y reseño los de los demás. Admito dragón como animal de compañía.

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