¿Cómo casar con éxito la literatura infantil más aventurera con el temible ser del terror Cthulhu? Miguel Matesanz tiene la respuesta con Estefanía, Merlín y el pavoroso Chulu, obra publicada por Ediciones Transbordador.
Estefanía tiene el gen de las aventuras a toda potencia y la magia le corre fuerte por las venas, convirtiéndola en toda una hechicera. En compañía de su inseparable amigo Merlín descubrirá que se avecina el fin del mundo y que estará en su mano detener al pavoroso Chulu antes de que logre su cometido.
Un historia infantil divertida, liviana y predispuesta a dejar volar la imaginación de su público objetivo. Cuenta con la particularidad de que todo el libro está constituido únicamente por diálogos, así que solo podemos conocer a los personajes y los hechos que los envuelven a partir de las palabras de unos y otros. La principal virtud de Estefanía es que no tiene pelos en la lengua y no se reprime nada, así que no hay dudas de los pensamientos y aventuras de la protagonista. El personaje de Merlín, en cambio, está muy centrado en ser un personaje de apoyo y apenas hay más allá de un contorno de él, pese a que aparece también en el título del libro.
Por otro lado, las ilustraciones de María Corredera no son simplemente un añadido visual a la obra. Debido a que todo el libro se basa en los diálogos, las puntuales ilustraciones pueden ser un método perfecto para que los lectores puedan situar a los personajes.
Con sus graciosos diálogos; la personalidad revoltosa, liante e intrépida de Estefanía; y las locuras mágicas que pueden suceder en dos días, Estefanía, Merlín y el pavoroso Chulu es un perfecto remedio para hacer desaparecer el aburrimiento.