Otra de las series que me merendé durante mi convalecencia fue ‘Expatriadas’ (Prime Video). Más allá de su elenco, me llamó poderosamente la atención su premisa: a una mujer occidental afincada en Asia le roban a su hijo durante un paseo en una calle concurridísima de Hong-Kong. Este robo supone una quiebra para tres mujeres: la madre del niño, la criada de la casa y la cuidadora que iba con el niño mientras iban paseando. La serie explora el drama, a partir de este momento de quiebra, que se desarrolla para las tres mujeres.
Las solventes interpretaciones y lo intenso de la premisa hacen que la serie te toque, te quiebre, en no pocos momentos. Algo así, una experiencia de este tipo tiene que ser un dolor tan inenarrable, tan devastador, que no hay palabras que puedan describirlo con justicia. Por eso, las interpretaciones son la parte principal de la serie, con planos directos, muy próximos, callados y reposados, donde el dolor se muestra porque es lo único que puede hacerse. Cualquier explicación sería chabacana e incomprensible.
‘Expatriadas’ es una muy buena serie de ritmo pausado que no es para todo el mundo
Esto hace que la serie posea un ritmo no del gusto de todos los públicos, pero que, posiblemente, sea el único ritmo posible en una historia así. Lento, preciso, hondo… busca comprender a los personajes a través de sus reacciones, sus gestos, sus miradas; porque la palabra, insisto, no puede explicar dolores tan grandes. Una decisión creativa arriesgada de Lulu Wang, creadora y directora de la serie, que comparto y disfruto al mil por cien.
A ello contribuyen unas interpretaciones contenidas, expresivas, muy pegadas al perfil del personaje y del momento que recogen; y que dan muestra de entender muy bien tanto a quién están interpretando como en qué momento de la historia se encuentra su personaje en cada tiempo del drama. Otro síntoma de una dirección pegada al proyecto, al guion y a la historia que quiere contar.
Una serie hermosa y profunda
Los últimos capítulos, además, se abren para mostrarnos a estas mujeres en su universo familiar, social y global. Hong Kong es un espacio que toma cuerpo, y adquiere cierto protagonismo, conforme los capítulos van pasando. Los dos últimos, el multiculturalismo, el humanismo, la posibilidad de que mujeres tan distintas experimenten dolores tan parecidos, nos unen a ellas y a su dolor, además de mostrarnos sus contextos y redondear así el diálogo con ellas.
De esta forma, ‘Expatriadas’ (Prime Video) es una serie hermosa y profunda, bien hecha y bien pensada, pero que para disfrutar en toda su riqueza exige un tipo de público concreto en un momento existencial también concreto. No es para todos los públicos, ni siquiera para las mayorías. Pero, si te gusta la premisa y entras en su mundo, disfrutarás de una serie que, además, posee una fuerza interior lo suficientemente potente como para desarrollar esta temporada con solvencia… y quién sabe si sigue alguna temporada más (a mí me gustaría).
Nicole Kidman, aunque a veces sobreactuada, realiza una interpretación muy solvente
Y para acabar, de su reparto, he de decir que si bien Nicole Kidman a veces peca de cierta sobreactuación -especialmente en las discusiones con otros personajes-, realiza una interpretación solventísima. Como también, permítaseme destacar, Ruby Ruiz y Ji-young Yoo, dos puntales dramáticos que siempre y en todo momento están a la altura. Algo fundamental cuando estamos hablando de una serie de actrices y actores, dónde su capacidad interpretativa es fundamental para conectar y “disfrutar” emocionalmente de una serie tan arriesgada como esta.
‘Expatriadas’ (Prime Video) no es para todo el mundo, pero si es para ti, la disfrutarás enormemente porque es, sobre todo y por encima de su ritmo pausado, una muy buena serie.