Si siempre has sentido curiosidad por la cultura asiática, Quaterni publicó en agosto de 2016 “Fábulas y leyendas de China”, un compendio de 19 cuentos populares de esta exótica tierra. Reunidos por Norman Hinsdale Pitman y Frederick H. Martens, nos sumergen de forma amena y divertida en el colorido imaginario chino, introduciéndonos en un folclore muy distinto al europeo… pero también con ciertos puntos en común.
En las 215 páginas de este libro encontrarás animales parlantes, doncellas virtuosas, niños que se convierten en dioses, sabios con el conocimiento de la Verdad o reyes dragón. Estas y otras criaturas pueblan las narraciones de la obra con claras intenciones moralizadoras.
El amor filial, el sacrificio propio, la bondad, el honor, la honestidad y la sabiduría son los valores predominantes en estos cuentos. Como en cualquiera que se precie, aquí solo hay blancos y negros, y ninguna escala de grises. Sus personajes bondadosos rebosan amor parental, son obedientes, respetuosos y muy sufridores. Más sus virtudes serán recompensadas con la más próspera de las suertes. Esta idea es universal, pero llama la atención el rol sumiso de los buenos. Pocos aventureros valientes encontrarás en “Fábulas y leyendas de China”.
Los malvados, por su parte, no tienen término medio: el ego y la pereza son males puestos a la altura del sadismo y la crueldad más absoluta. Y siempre, sea cual sea su error, son perdonados y se vuelven honorables, a veces sin ni siquiera un castigo. No importa si han intentado asesinar a su mujer, pues esta renovará sus votos con ellos (“El esposo cruel”), o si han maltratado durante toda la vida a su hija, que ella les regalará un barco (“Lu-San, hija del cielo”). Una idea que me chocó muchísimo, dado que los malos de nuestros cuentos de hadas suelen terminar asados en hornos, despeñándose por acantilados o con espadas clavadas en el corazón.
No obstante, no todas las historias del libro tienen una moraleja clara. Algunos sencillamente explican los orígenes de ciertas tradiciones o leyendas, como la de que las mujeres se venden los pies, la celebración del Festival del Doble Siete (“El arriero y la tejedora”); de las carreras del Barco Dragón en el lago Dongting (“La princesa repudiada”); o de la razón de que perros y gatos se odien.
Quizá una de las narraciones más especiales sea “El mono Sun Wukong”, en el cual se inspiró el manganime “Dragon Ball” de Akira Toriyama, y que a su vez es uno de los más divertidos.
La recopilación está narrada imitando la transmisión oral, como si los autores estuviesen hablando a un grupo de niños, a los que hacen referencia varias veces. Una cualidad que seguro te hará sentir algo de nostalgia, recordándote el momento del cuento de la infancia.
Las fábulas y leyendas tienen una estructura muy sencilla, sin profundizar ni en personajes ni en contexto, lo que las hace muy amenas. Su corta extensión permite que podamos darnos a la lectura en cualquier momento libre. Diez minutos bastarán para terminar una pieza, y al final te encontrarás en la última página del libro pensando «¿pero ya se acabó?».
En resumen, “Fábulas y leyendas de China” puede definirse como una recopilación de cuentos populares. Curiosos por desconocidos, y muy entretenidos. Pensado, quizá, para niños, pero disfrutable a todas las edades. E ideal (para quien tenga retoños) para dar un toque exótico al momento del cuento de antes de ir a dormir.
Si buscas relatos profundos, realistas o con personajes bien desarrollados, este no es tu libro. Si, por el contrario, quieres contactar con tu niño interior a la vez que descubres una nueva cultura, entonces adelante, esta antología no te defraudará.
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