Un viejo teatro, un proyector, sombras chinescas y tres personajes dan vida a una antología de relatos que rompen de una u otra manera con los arquetipos tradicionales, en esta sencilla pero interesante película animada francesa.
- Sección 55 edición del FICX: Enfants Terribles / AnimaFICX
- Nacionalidad: Francia
- Año: 2016
- Duración: 57 min.
- Dirección: Michel Ocelot
- Guion: Michel Ocelot
- Música: Christian Maire
- Intérpretes: Marine Griset, Julien Beramis, Yves Barsacq
- Productora: Nord Ouest Films
Cada día, al caer la noche, un proyeccionista y sus dos jóvenes ayudantes se reúnen para crear y recrear cuentos tradicionales, pero dándoles un toque personal, más acorde con los tiempos. Cuatro relatos verán la luz, a través de la silueta de sus sombras, hasta la salida del sol: “La Maîtresse des monstres”—la historia de una chica que, con su propio poder y desafiando las normas de su sociedad, abandona al fin la oscuridad absoluta de una caverna llena de monstruos—; “L’Ecolier sorcier”—un muchacho que, con la ayuda de la hija de un brujo y su propia inteligencia, consigue escapar a un destino horrible que dicho brujo le ha preparado—; “Le Mousse et sa Chatte”—un grumete maltratado por su tripulación que consigue, gracias a su voluntad y a su conocimiento, ganarse su propia fortuna y libertad—; y el relato que da nombre a la película, “Ivan Tsarévitch et la Princesse Changeante”—la búsqueda encadenada de un joven príncipe que debe salvar a su padre de una enfermedad mortal, en la que la princesa, en vez de ser un objeto y un premio, es su soporte y su mejor aliado.
La película funciona bien como antología, pero no como una sola pieza narrativa, a pesar de contar con el hilo conductor de la proyección en el teatro y de incidir en cada relato en ciertos valores mucho más actuales. Visualmente es muy interesante: la animación, sin ser espectacular, sí es tremendamente llamativa, utilizando en todo momento las siluetas de personajes y elementos, negras sobre patrones y colores, siempre muy expresivas a pesar de carecer de la ventaja del detalle que da la luz y el volumen. Otro elemento interesante es la manera en la que se recurre, por un lado, al avance en la narrativa gracias a un avance en un escenario, no muy diferente a como se utilizaría un rollo continuo girando tras un personaje en un juguete; y, por otro, a escenarios encajonados y siempre frontales en los que transcurre toda la acción. Uno y otro consiguen recrear la sensación que se pretende transmitir: que estamos siendo espectadores de un espectáculo de sombras chinescas en el marco de un pequeño teatro, a lo que contribuye que apenas haya elementos musicales, aunque sí sonoros, y un número limitado de voces intérpretes—que realizan un buen trabajo, todas ellas.
“Ivan Tsarévitch et la Princesse Changeante” es, concluyendo, una película en la línea de las obras previas del director: Michel Ocelot. Es un mediometraje animado interesante y bien realizado, y una opción muy recomendable para ver con los pequeños si lo que buscamos es un conjunto de cuentos con una visión moderna y cierta riqueza artística.