«ESCORÉU, 24 D’AVIENTU DE 1937«

Festival Internacional de Cine de Gijón: «Escoréu» y «Lluz d´agostu en Xixón»El 24 de diciembre de 1937, en la localidad de Escoréu, en Pravia, Asturias, un hombre, conocido falangista, llama a la puerta de una casa y, pistola en mano, reclama a dos hombres, dos hermanos, Manuel y Ángel Fernández, que le acompañen para declarar en comisaría. Nunca más se les vuelve a ver con vida, pero todos saben lo que ha pasado y dónde están enterrados los cadáveres.

Ochenta años después de aquel suceso, por fin es posible excavar en el lugar para exhumar los cuerpos, gracias a la iniciativa del hijo de uno de ellos y la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica (en la que colabora nuestra compañera Natalia Calvo), que es la que lleva a cabo la labor de la recuperación de los restos de los dos desaparecidos. Largos planos fijos nos muestran los trabajos, desde el desbrozamiento de la zona hasta que el primer esqueleto sale por fin a la luz.

Entremedias, podemos ver los testimonios de los que aún recuerdan los hechos, reconstruyen una historia infectada por rencillas políticas y personales; un momento histórico en el que algunos vieron la oportunidad de ajustar cuentas en medio de la locura y el dolor de la Guerra Civil.

“Escoréu, 24 d’avientu de 1937” se erige, por tanto, como un importante documento sobre la recuperación de la memoria histórica. Necesaria, a pesar de la opinión de algunos, para cerrar heridas y seguir adelante: para reconciliarnos con nuestro pasado, no para removerlo y enturbiarlo.

En cuanto a la factura técnica, los planos largos y estáticos invitan a la reflexión y producen la sensación de familiaridad con el proceso y la historia que hay detrás, pero también pueden hacerse un poco pesados y desgastar al espectador. Es quizá, la principal pega a un documental que, por lo demás, cumple su objetivo.

«LLUZ D’AGOSTU EN XIXÓN», TRAS LOS PASOS DE NACHO VEGAS

Festival Internacional de Cine de Gijón: «Escoréu» y «Lluz d´agostu en Xixón»Hablar de Nacho Vegas es hablar de Gijón. Y hablar de Gijón es hablar de su historia y su memoria.

En este documental de género mutante, seguimos los pasos del músico a través de la ciudad, y asistimos a una serie de encuentros que tiene con personajes de todo tipo, mientras prepara el concierto del quinto aniversario de la PAH de Asturias. A través de las conversaciones y los testimonios, se va configurando un retrato del presente y del pasado reciente de la realidad social y cultural de la ciudad y de Asturias que huye de la autocomplaciencia y que revela cómo el momento de auge de los 90, con la escena musical del Xixón Sound y el asentamiento del propio festival de cine como un evento con una marcada personalidad y gran relevancia a nivel nacional y la multitud de eventos culturales, algunos de corta trayectoria, pudo  no haber sido otra cosa que un espejismo que ocultó la realidad del proceso de desindustrialización que sufrieron Gijón y Asturias y que desembocó en una crisis que anticipó la más global que estaba por llegar.

Así, músicos, realizadores, escritores, políticos y activistas conforman un mosaico salpicado con una muestra abundante y variada de imágenes de la ciudad de una manera que puede recordar a lo que en su día hizo Garci con “Volver a empezar”, pero en este caso aplicado al lenguaje del documental y no de la ficción, aunque quizá a lo que más recuerde por su estilo y uso del leguaje documental sea “La pelota Vasca, piel contra la piedra” de Julio Médem, por la manera en que intenta dar una visión global de un tema confrontando numerosos puntos de vista.

“Lluz d’agustu en Xixón” es la primera incursión en la dirección de Alejandro Nafría, fotógrafo ovetense que reside en Gijón y que deja entrever su actividad habitual en la manera en que ha montado este documental, en el que las tomas de distintos lugares de la ciudad se asemejan a breves instantáneas en movimiento que tratan de captar la esencia de una ciudad que busca una identidad en un momento de crisis y cambio. El resultado es realmente más que notable, aunque depende del espectador juzgar en qué medida ha conseguido su objetivo.

En definitiva: resulta muy recomendable tanto para los que vivieron la historia como para aquellos que la desconozcan y quieran descubrirla.

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