Las vidas de Marona cuenta la historia de Marona, una perrita mestiza que nos cuenta su corta pero atribulada vida: es la última de nueve hermanos y separada pronto de sus padres, pasa por varios dueños (un saltimbanqui, un arquitecto y finalmente una familia de madre, hija y abuelo). Veremos el desarrollo de todos los acontecimientos a través de los ojos de Marona, que lo único que quiere es un hogar seguro, comida y alguien que la cuide y proteja.
Opinión
Las vidas de Marona, de la directora rumana Anca Damian, es una sencilla pero fascinante película de animación. A modo de cuento y con un lenguaje asequible, habla de un tema tan trascendente como la búsqueda del sentido de la vida, que se encuentra a través de del amor y la muerte, que son los que dan sentido a la existencia. Estas cuestiones tan graves son transmitidas con sencillez e inteligencia, de una manera que todos pueden entenderlo.
La animación de estilo surrealista le da un carácter de ensoñación muy apropiado y, amén del trabajo combinado de varios artistas gráficos y animadores, establece contrastes entre conceptos distintos o contrapuestos; por ejemplo: formas oscuras y angulosas para la ciudad, pero fluidas orgánicas y con colores vivos para la naturaleza. Cada personaje tiene unos colores y una forma de moverse característica, y su humor se refleja en detalles como su movimiento o las posturas que adopta, a veces con detalles surrealistas como anatomías fluidas y sinuosas que evocan el carácter locuaz y ambicioso del saltimbanqui o un pelo que parece adquirir vida propia, expresando los anhelos de paz y libertad de su dueña.
Las vidas de Marona resulta, por tanto, una película altamente recomendable tanto para niños como para adultos. Habla de grandes cuestiones de una manera sencilla y a nivel visual es tan fascinante como refrescante.
por Hugo Mier Calleja