En La fortaleza, Roque es un padre de una familia acomodada venezolana, pero no se encuentra cómodo en ese ambiente. Tras un accidente que deja su coche totalmente siniestrado, su mujer le da un ultimátum, ante lo que decide marcharse y dejarlo todo atrás para irse a una remota zona selvática en la que vivió décadas atrás. Se ganará la vida extrayendo oro mientras restaura la choza que le servirá de vivienda. A medida que pasa el tiempo, el aislamiento y la misantropía lo irán alienando y embruteciendo, llegando a un punto de casi deshumanización tras el que vivirá una especie de renacer.
En La Fortaleza, el joven director venezolano Jorge Thielen Armand explora algunos de los aspectos más oscuros de la naturaleza humana; concretamente los referidos al aislamiento y como éste afecta al comportamiento. Roque, el protagonista (interpretado por el padre del director) experimenta cómo algunas pasiones se intensifican al minimizar el contacto con otros seres humanos, absorbido por una naturaleza hostil, pero acogedora a la vez. Roque es un hombre perdido, que busca su lugar en el mundo y emprende una huída hacia adelante que le lleva a encontrarlo, o al menos, encontrar una cierta paz consigo mismo.
La Fortaleza es una película que podría considerarse entre las más ásperas y difíciles de esta edición del FICX, pero que sabe encauzar el interés del espectador a pesar de tener a menudo un ritmo lento. Gracias a veces a su capacidad para atraparnos en la peripecia de su protagonista y otras veces cautivándonos con paisajes impresionantes, nos conduce a través de esta turbulenta historia de muerte y renacimiento.