Implosión nos retraotrae a quince años atrás, a un tiroteo en un instituto de la patagonia argentina, al más puro estilo estadounidense, dejó varios muertos y heridos. Tras todo ese tiempo, varios de los de los supervivientes se reúnen en un encuentro distendido que no pretende revivir aquel trumático suceso.
Sin embargo, dos de ellos iniciarán después una búsqueda del hombre que provocó la masacre, ya en libertad. Irán haciendo pesquisas que le llevarán hasta él y también conocerán a dos chicas que están a punto de entrar en la universidad y a sus amigos, con los que vivirán un fin de semana de fiesta y relax antes de retomar su búsqueda.
Opinión
Implosión es una película un tanto extraña. Sin resultar realmente fallida, tiene elementos que la hacen restar puntos a la hora de analizarla. Su principal problema es cierta falta de cohesión y unidad en sus partes: al principio el espectador está algo perdido y no sabe muy bien qué dirección lleva la historia. Más adelante la trama avanza, pero cuesta ver hacia dónde, lo que puede provocar cierto desinterés. Sólo en su último tercio parece arrancar y centrarse, pero para entonces, algunos expectadores pueden haber ya desistido. Los que aguanten podrán ver la parte más interesante de la película, pero se echa de menos ese pulso en todo lo que hemos visto hasta entonces.
Esto es algo que también afecta a los personajes: dado que durante buena parte de la película los vemos deambular sin saber muy bien hacia dónde y por qué, cuesta empatizar con ellos, a pesar de que no hay quejas en lo que se refiere a la interpretación, ya que todos los personajes resultan creíbles, pero la falta de definición en general resulta un lastre demasiado pesado. Sólo la interpretación de los actores y la relación entre los personajes principales le da cierta solidez al conjunto, aunque es decisión del espectador decidir hasta que punto.
Estamos quizá ante una de las pequeñas decepciones de este FICX. Implosión es una película que parece intentar ser varias cosas, pero no termina de llegar a donde quiere. Al final, los momentos de catarsis de su último tramo producen cierta satisfacción, pero a costa de contemplar un continente demasiado vacío.