CRÍTICA DE HUGO MIER CALLEJA
Rolling Thunder es una película de culto, proyectada en el FICX dentro de la sección apadrinada por el portal Sensacine, presentada por Alejandro G. Calvo. Está escrita por Paul Schrader, guionista de títulos tan importantes como Taxi driver, Toro salvaje, American Gigolo o La última tentación de Cristo, coescrita por Heywood Gould (Cocktail, Los niños del Brasil) y dirigida por John Flynn. Flynn es un director mercenario que en los 90 se puso al servicio de Stallone o Steven Seagal y todos ellos transformaron la visión original de Scharder, más profunda y con un trasfondo de redención, en la película violenta, nihilista y con claros tintes fascistas que resultó al final.
Argumento
El comandante Charles Rane vuelve a su pueblo natal en Texas convertido en un héroe, se libera del cautiverio y las torturas a las que le ha sometido el Vietcong. Embrutecido y alienado, sufre un estrés postraumático que le dificulta su reintegración a la vida civil. No sólo eso: su hijo, al que apenas vio, le considera un extraño y su mujer le confiesa que ha iniciado una relación con el sheriff.
En un homenaje recibe como obsequio una caja con un dólar de plata por cada día que estuvo prisionero, lo cual es una pequeña fortuna. Desgraciadamente, esto llega a oídos de unos maleantes mexicanos que asaltan su casa, matan a su mujer y a su hijo y roban las monedas. Charles perderá su mano derecha entre otras heridas que le forzarán a pasar una temporada hospitalizado. Una miss local, que, encargada de entregarle las monedas, le revelará su atracción por él.
Una vez fuera y tras fabricarse un gancho-pinza para su miembro mutilado, iniciará paralelamente una relación con su joven enamorada y una venganza personal contra aquellos que asesinaron a su familia, para lo que también contará con la ayuda de su antiguo compañero, interpretado un joven Tommy Lee Jones. El único que intentará actuar como la voz de su conciencia e impedir que se tome la justicia por su (mutilada) mano será el sheriff.
Opinión
Definitivamente, Rolling Thunder no es una película para todos los públicos. Muy anclada a su época, se sitúa en un punto indeterminado entre Taxi driver (obviamente) y Acorralado y es, sin duda, predecesora e influencia de las fantasías fascistas producidas por la Canon en los 80, protagonizadas por Chuck Norris o Charles Bronson. No en vano, es una de las películas favoritas de Quentin Tarantino, que organizó un pase en el festival de Cannes en 2002, cuando fue presidente del jurado. Como toda película de culto, está destinada a que se aprecie por un público reducido, por lo que mi consejo es acercarse a ella con prudencia y tomársela cono lo que es, una película de su tiempo, hija de los traumas de los Estados Unidos de los años 70.
