En una época en la que es habitual ver remasterizaciones y remakes de juegos clásicos que disfrutaron de un gran éxito durante generaciones pasadas, nos extrañó descubrir que Square-Enix estaba trabajando en un remake del único Final Fantasy que pasó por los circuitos de Nintendo GameCube: Final Fantasy Crystal Chronicles y que sirvió como punto de inflexión en las relaciones entre Square-Enix y Nintendo.
Decíamos que nos extraña la aparición de esta remasterización porque, en su día, Final Fantasy Crystal Chronicles se convirtió en un juego odiado y amado a partes iguales. Su propuesta estaba enfocada al multijugador local cooperativo para un máximo de cuatro jugadores pero, en un movimiento rompedor por parte de Square-Enix, cada usuarios necesitaba una Game Boy Advance y un cable Link para poder disfrutar del título en cooperativo. Esta gran limitación provocó que la mayor parte de los jugadores tuvieran que limitarse a probar el juego en el modo individual, lo que lastraba totalmente la experiencia de un juego que ganaba enteros compartiendo las aventuras con amigos.
Así, los jugadores que tuvimos la suerte de jugar a Final Fantasy Cristal Chronicles junto a tres amigos de principio a fin, tenemos un recuerdo memorable de esta entrega mientras que muchos de los jugadores que no tuvieron esta opción dejaron el juego a medias tras una experiencia nefasta.
Lo cierto es que, sobre el papel, Square-Enix lo tenia todo de cara para arreglar todos los problemas originales de Final Fantasy Crystal Chronicles y convertir esta Remastered Edition en la edición perfecta para los usuarios de PlayStation 4, Switch, PC, Android e iOS. Sin embargo, pese al excelente trabajo realizado a nivel técnico y artístico, parece que Square-Enix ha vuelto a tropezar con la piedra del multijugador.
Un mundo repleto de Miasma
Antes de continuar, lo primero que hay que destacar de Final Fantasy Crystal Chronicles: Remastered Edition es que su historia es maravillosa. En lugar de ponernos en la piel de un grupo de héroes dispuestos a salvar el mundo a toda costa, controlaremos a un grupo de aldeanos sin nombre que tienen por delante la tarea anual de conseguir gotas de Mirra con las que mantener a su aldea libre de la influencia del Miasma. El Miasma es un poder oscuro que daña a todos los seres que se encuentran dentro de su influencia y, para sobrevivir, algunas razas han comenzado a utilizar la Mirra – un elemento casi divino muy difícil de conseguir – para crear zonas seguras en las que asentarse. El problema es que el efecto de la Mirra se agota cada año y las aldeas tienen que designar a personas del pueblo para que salgan al exterior en busca de esta sustancia. Así, nuestro objetivo será recorrer el mundo adentrándonos en todo tipo de mazmorras hasta encontrar varias gotas de Mirra que permitan que la aldea permanezca intacta un año más.
Lo que podría parecer un argumento descafeinado se convierte en una aventura que se graba a fuego en nuestra memoria gracias al diario que recoge las Crónicas del Cristal. Después de cada aventura, nuestros personajes recopilarán sus vivencias en este libro y al volver a casa después de cada año, podremos leerlas para comprender cómo está afectando a estos héroes el mantenerse alejados de sus familias. Además, podremos enviar y recibir cartas de nuestros familiares creando la sensación de que somos jóvenes obligados a cumplir un trabajo difícil y que estamos deseando regresar a casa tras esta aventura.
Un héroe de pueblo
Una vez que nos ponemos a los mandos de nuestros personajes, comprobaremos que Final Fantasy Crystal Chronicles: Remastered Edition es muy distinto de otros juegos clásicos de la saga. Para empezar, no nos desplazaremos directamente por el mapa del mundo de un lugar a otro, si no que tendremos distintas ubicaciones disponibles a las que podemos acceder directamente. Estas ubicaciones hacen las veces de mazmorras y, en ellas, el juego demuestra ser un dungeon crawler en toda regla. Para empezar, el combate se juega en tiempo real, dejando los turnos totalmente de lado y dispondremos de un botón para ataques físicos, otro para ataques mágicos y la opción de cargar un golpe físico o mágico especial que podremos dirigir en cualquier dirección que se encuentre dentro de nuestro rango de alcance.
Así, el título nos propone explorar cada una de estas mazmorras superando pequeños puzles y derrotando a todo tipo de enemigos mientras combinamos ataques físicos y mágicos para explorar las debilidades de cada uno de los enemigos. Además, todas las mazmorras cuentan con su propio jefe final al que tendremos que derrotar tras aprendernos sus patrones de ataque y defensa.
A diferencia de otros títulos del género, aquí no conseguiremos experiencia al derrotar enemigos, si no que obtendremos un punto que podremos asignar a una de las características de nuestro personaje cada vez que completemos una mazmorra, lo que nos obligará a seleccionar las mejoras con cuidado si queremos superar con éxito los desafíos que nos pondrá un juego tremendamente complicado si jugamos en solitario.
La dificultad de jugar acompañado
Y llegamos ahora al principal inconveniente de esta remasterización. Como decíamos, en la versión de GameCube el multijugador local solo era posible mediante el uso de varias Game Boy Advance que hacían las veces de mando y nos permitían gestionar nuestro propio inventario desde ahí sin molestar al resto de jugadores. El lanzamiento de esta nueva versión era el momento perfecto para solucionar la limitación del multijugador local permitiendo que varios amigos jugasen juntos sin necesidad de periféricos externos. Sin embargo, la realidad es que el multijugador local se ha eliminado completamente del juego, añadiendo así un modo multijugador online con juego cruzado entre todas las plataformas y que, contra todo pronóstico, termina funcionando peor que el multijugador original.
En el juego original, los jugadores estaban obligados a empezar a una partida y jugarla juntos entera de principio a fin, es decir, si dos jugadores decidían jugar juntos, empezaban una partida que estaba ligada a esos dos personajes. Si uno de los dos no podía jugar un día, el otro jugador tendría que jugar en una partida diferente. Esto era una molestia importante para muchos jugadores, pero la existencia de ocho ranuras de guardado diferentes permitía tener varias partidas con distintos jugadores simultáneamente.
En esta versión se ha tomado la decisión de que los jugadores tienen que unirse al anfitrión de una partida cada vez que quieran entrar a una mazmorra, es decir, si dos amigos quieren jugar juntos, uno de ellos tendrá que unirse a la partida del anfitrión cada vez que cambien de nivel. Además, el progreso solo se guardará en la partida del anfitrión, limitándose el resto de jugadores a mantener el equipo conseguido.
Esto, que podría no ser especialmente negativo en otro título, es aquí especialmente flagrante debido a que la experiencia original de Crystal Chronicles está pensada para que los jugadores la disfruten juntos de principio a fin. En la aldea de los protagonistas siempre podíamos encontrar a los familiares de cada jugador, y ahora está totalmente desierta a excepción de nuestro propio hogar. Todos estos pequeños detalles denotan que Square-Enix no ha querido dedicar mucho esfuerzo en buscar una alternativa viable al modo multijugador original.
Aún así, si contamos con un grupo de amigos estable con el que jugar el título, podremos hacerlo de manera que un jugador siempre sea el anfitrión y todos vayan viendo el progreso de la historia a través de su partida.
Un mundo maravilloso
Mientras que Square parece haber pasado por alto los problemas del multijugador, a nivel técnico han realizado un trabajo maravilloso. Todas las texturas y modelados de escenarios, enemigos y protagonistas han sido retocadas para adaptarlas a la Alta Definición y a resoluciones mucho mayores de las que disponíamos en el lanzamiento original del juego.
El mismo trato han sufrido los efectos de luz y de partículas de todas las magias y poderes que usaremos durante el juego. Está claro que estamos ante un juego que tiene casi 20 años pero, aun así, luce bastante bien.
A nivel sonoro, se han retocado algunas de las múltiples melodías del juego original. Os adelantamos que estamos ante uno de los Final Fantasy con mejor BSO de toda la saga y eso es decir mucho. El tema principal es magistral y algunos de los temas ambientales que escucharemos a partir de la mitad del juego se convertirán en melodías que tendremos que añadir a nuestras playlist de videojuegos.
El juego llega a España con textos en castellano, al igual que la versión original para GameCube.
Conclusiones sobre Final Fantasy Crystal Chronicles: Remastered Edition
Final Fantasy Crystal Chronicles: Remastered Edition lo tenía todo para convertirse en un imprescindible de estos últimos meses de 2020. Sin embargo, los problemas del multijugador lastran la experiencia y provocando la misma división de opiniones que vimos en 2003.
Si tienes un grupo compacto de amigos con los que jugar, podréis apañaros para disfrutar de un título que, por todo lo demás, es divertidísimo de principio a fin. Si tenías pensando jugarlo en el sofá de casa, tendrás que buscar una alternativa.