Se ha hecho de rogar, pero por fin tenemos Final Fantasy VIII nuevamente con nosotros en las plataformas actuales. El título que faltaba de la trilogía lanzada originalmente en PSX, y que posteriormente fue llegando al igual que las otras entregas a las distintas plataformas pero que, en un momento dado, quedó descolgado hasta que Square Enix ha decidido rescatarlo. Finalmente hemos podido destripar esta edición remasterizada del clásico, que sigue siendo una autentica maravilla, pero cuyo relanzamiento no le hace honor ninguno.

Antes de continuar, os recordamos que el juego se encuentra disponible en formato digital en todas las plataformas actuales a un precio de 19,99 euros (PlayStation 4, Xbox One, PC y Switch). En los últimos días se ha confirmado un pack en físico para Nintendo Switch junto a Final Fantasy VII pero aún se desconoce si su lanzamiento llegara a Europa.

Las semillas de los jardines…

El Jardín de Balam es la institución militarizada más antigua conocida y en ella se preparan, forman, y militariza a jóvenes de todo el mundo con la finalidad de convertirlos en hábiles mercenarios a los que se les conoce como SeeD.

Como todo aquel que ya haya jugado sabrá, tomaremos el control de varios de estos jóvenes SeeD a lo largo de la aventura, aunque el protagonismo recaerá en Squall Leonheart. Este joven acaba de aprobar el examen final en Dollet junto a Selphie y Zell, y la aventura los llevará a viajar por todo el mundo cumpliendo misiones como mercenarios. Lo que no imaginaban jamás, es que justamente la primera misión les cambiaría la vida para siempre.

Vivir nuevamente la trama argumental de Final Fantasy VIII nos ha encantado. Final Fantasy VIII sigue siendo un juego que termina por conseguir que se simpatice completamente con sus dos protagonistas más directos, Squall y Rinoa. Pero no es aquí donde acaba lo bueno, ya que a lo largo de toda la aventura disfrutaremos de unos momentos completamente épicos e inolvidables, algo que nos vamos a reservar para todos aquellos afortunados que no hayan podido jugarlo nunca.

Al tratarse de una edición remasterizada, el contenido del juego permanece intacto, por lo que su duración sigue siendo la misma. Si jugamos la aventura tal y como fue concebida originalmente en 1999, sin los comandos de ayuda y modificadores de velocidad, podremos pasar jugando 100 horas si queremos completarlo al 100%. Por el contrario, si decidimos utilizar modificadores, podemos obtener el trofeo de platino en 20 horas o algo menos.

Desgranando las mecánicas jugables

Al igual que el resto de títulos de la serie clásica, Final Fantasy VIII nos propone sumergirnos en un amplio mundo que podremos ir explorando conforme vayamos avanzando en la historia. Mientras vamos avanzando iremos luchando con distintos personajes secundarios, enemigos, y criaturas de lo más variopintas en este mundo de fantasía, que en su momento hizo gala de un sistema de combate que no todo el mundo llegó a apreciar.

Los combates se basan en un sistema de enlaces mediante los Guardianes de la Fuerza. Estos Guardianes son representaciones de las invocaciones clásicas vistas a lo largo de toda la saga y se deben equipar a nuestros personajes para que estos puedan hacer galas de distintos combos y ataques que van desde lanzar magia, invocar, usar objetos o el de poder realizar acciones especiales como poder localizar puntos para guardar la partida ocultos.

Explicar todo el funcionamiento de este sistema de enlaces puede ser algo abrumador para el lector. Por ello, solo comentaremos que, aunque durante las primeras horas de juego funciona sin problema, según avanzamos en la aventura se le van viendo demasiado las costuras y no termina de ser todo lo fluido que debería. El otro problema asociado a este sistema de combate es que queda completamente roto debido a la inclusión de los comandos especiales que llegan en esta remasterización. Al final, si se opta por la vía rápida, con ir subiendo ciertas habilidades de los Guardianes de la Fuerza, mejorando las armas de los personajes y abusando de los ataques limites, se hace todo un paseo, y se pierde por completo el toque estratégico de los combates.

La remasterización, no tan remasterizada…

Entrando en lo que respecta a los cambios y actualizaciones que veremos en esta remasterización, podemos adelantaros que no hay grandes cambios. Viendo el resultado final, podríamos decir sin temor a equivocarnos que el juego se podía haber lanzado simplemente con su título principal, Final Fantasy VIII eliminando cualquier referencia a la remasterización. Mas allá de una remodelación completa de los personajes y aun aumento de resolución en los menús y textos, no hay absolutamente nada más a resaltar.

Todo lo demás sigue exactamente igual que en el titulo original, desde la resolución de pantalla, fondos prerendizados que chirrían en algunos casos – muy puntuales – debido al limpiado de los modelos de los personajes, y el mantener la resolución nativa original sin haber tocado absolutamente nada.

Básicamente estamos delante de Final Fantasy VIII con ciertos añadidos – comandos especiales extras – para facilitar y agilizar la experiencia de juego, junto la mencionada limpieza de audio, y los nuevos modelados.

En el apartado sonoro ya mencionamos con anterioridad de su limpieza y mayor nitidez de la música y efectos de sonido que se mantienen intactos, pero que se oyen muchísimo mejor en todo momento, y que es un lujo para poder disfrutar como se debe de la auténtica y maravillosa banda sonora compuesta por Nobou Uematsu.

Conclusiones sobre Final Fantasy VIII remastered

En definitiva, Final Fantasy VIII es un juego sobresaliente de por sí, pero que en esta edición relanzada por Square Enix se queda muy por debajo de lo esperado. Podemos aventurarnos a destacar que, debido a su diseño artístico original, queda por debajo de las ediciones remasterizadas de los juegos anteriores lanzados en la primera PlayStation.

Pedro Viso
"Nací con un mando en las manos. Los videojuegos son parte de mi ADN. Fanático de Resident Evil, Final Fantasy, Tomb Raider, el Survival Horror y el género Souls. Enamorado de Tifa Lockhart y Jill Valentine. Admirador de todas aquellas personas que aman este mundo sin caer en la toxicidad."

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