Considerado por muchos como una de las peores entregas modernas de Final Fantasy, de lo que sí podemos estar seguros es que Final Fantasy XII supuso un punto de ruptura en la jugabilidad de la saga que sigue dejándose ver en las entregas actuales. Por suerte, y más de una década después, Square-Enix ha decidido reeditar esta controvertida entrega en PlayStation 4, brindando una nueva oportunidad de disfrutar del juego que lo cambió todo.
A nivel argumental, Final Fantasy XII: The Zodiac Age nos lleva hasta la tierra de Ivalice, al igual que FF Tactics o Vagrant Story. En este mundo la magia es algo normal, lo que permite la presencia de barcos voladores y es la causa de una cruenta guerra entre Rozzaria y el imperio de Arcadia, que con sus ansias expansionistas va asimilando y destruyendo cualquier pequeño reino que se encuentre entre las dos naciones. Y es en uno de estos reinos, Dalmasca, dónde empieza nuestra historia.
Dos años después de un fallido tratado de paz y la desaparición de la Familia Real Dalmasciana, Vaan, un joven huérfano con más valor y curiosidad que conocimiento, decide colarse en el palacio real ocupado durante la noche de la proclamación del nuevo gobernador arcadiano, como método para obtener cierta retribución. Casi sin pretenderlo se ve arrastrado por un caza recompensas en una huida sin fin en la que ambos acabarán involucrados con la Resistencia y luchando contra Arcadia por la libertad de su pueblo.
Seguramente alguno estéis pensando que esta historia os recuerda a algo. Y eso es porque no solo es bastante tópica, sino que parece directamente sacada de la primera trilogía de Star Wars. El joven huérfano, el malvado emperador con poderes mágicos, el pirata con buen corazón, la rebelde princesa de un reino inexistente… todos los personajes (y muchos de los mecanismos argumentales) que hicieron grande a la saga creada por George Lucas hacen acto de presencia en Final Fantasy XII, lo cual no es exactamente malo en sí mismo, pero impregna a la historia de un halo de previsibilidad importante, causando la sensación de continuo deja vú.
Si a estas similitudes aunamos la gran influencia de las arquitecturas turcas (como en Tatooine) y mediterráneas (como en Naboo) en muchas de las ciudades y mazmorras que recorreremos, junto a una banda sonora con motivos muy similares a los usados por John Williams, nos encontramos con lo que parece un episodio apócrifo de la Space Opera por excelencia.
Bien podríamos decir que la originalidad que no encontramos en la historia del juego parece haberse escondido en el apartado jugable del mismo. Y es que Final Fantasy XII supuso la primera vez que la saga de Square-Enix dejaba de lado el clásico sistema de turnos con unos escenarios más o menos lineales para dar paso a un enorme mundo abierto con un combate que en aquel momento parecía restringido a los MMO, y que después hemos podido disfrutar en la saga Xenoblade entre otras.
Entrando en detalle, The Zodiac Age nos plantea un sistema sin transiciones en el que nosotros manejaremos al líder del grupo y a través de él tendremos que elegir los comandos de acción en el breve espacio de tiempo entre ataques. Si bien el juego ofrece la opción de manejar también al resto de compañeros de equipo, también contamos con el sistema Gambit. Este sistema nos permitirá automatizar el comportamiento de los personajes manejados por la IA mediante la selección de líneas de comandos que definen como actuará la máquina, a la vez que nos permitirá ordenarlos por jerarquía.
Esto que parece tan complicado, se explica mejor con un ejemplo. Imaginemos que tenemos un mago negro con hechizos de cura, y nos estamos enfrentando a enemigos débiles al fuego. Pues gracias a Gambit, podemos poner como primer comando que cure a cualquier personaje aliado con menos del 40% de vida y como segundo que ataque con Piro a los enemigos débiles a fuego. De este modo, la máquina atacará continuamente, salvo que algún aliado tenga baja la vitalidad, momento en que la jerarquía de comandos entrará en acción y nuestro mago pasará a curarnos.
Sin duda un sistema que gracias a su simpleza y efectividad se alza como una de las grandes estrellas del juego y que esperemos vuelva a hacer acto de presencia en los juegos de Square-Enix.
Otra de las grandes innovaciones introducidas por Final Fantasy XII (especialmente en la versión japonesa «The Zodiac Job System», que podemos disfrutar por primera vez con este remake) es el tablero de licencias. Este sistema de desarrollo es la evolución lógica del tablero de esferas que debutó en la décima entrega de la saga y que no nos ha abandonado todavía. En Final Fantasy XII cada personaje tendrá una «profesión» elegida por nosotros entre las 12 disponibles. Esta clase, que no podrá ser cambiada una vez elegida, determinará el tablero de desarrollo del personaje. Este desarrollo no solo afectará a estadísticas tales como la fuerza o las diferentes habilidades disponibles, sino que tendremos que invertir puntos de licencias para poder usar equipo más avanzado o para tener más comandos en nuestro Gambit. Esta enorme capacidad para personalizar nuestros personajes palia en gran parte la típica linealidad de la franquicia, haciendo de cada partida una experiencia única y tan fácil o difícil cómo nosotros queramos, a fin de cuentas ¿quién se enfrentaría al juego con un equipo de magos blancos?
El principal problema es que, precisamente, salvo que busquemos complicarnos la vida por algún motivo en concreto, el juego es excesivamente sencillo, siempre y cuando seamos capaces de sacarle jugo al Gambit y hagamos un equipo equilibrado, siendo esto último también muy fácil para cualquier jugador con experiencia dentro de los JRPG.
Finalmente, elementos clásicos de Final Fantasy, como los límites, las invocaciones, Cid, Biggs y Wedge volverán una vez más a hacer las delicias de aquellos que la han seguido durante toda su historia.
Respecto a la versión original que pudimos disfrutar en Europa, The Zodiac Age trae ciertas características dignas de mención. A parte del lógico lavado de cara a nivel técnico y el ya nombrado sistema de trabajo mejorado, este remake cuenta con dos agradables sorpresas como son el modo turbo, fundamental para entrenar personajes, y el modo desafío, que nos permitirá enfrentarnos a 100 combates concatenados con los que mejorar nuestros personajes y ganar equipo y objetos que ayudarán en nuestra aventura.
Técnicamente, el juego no es más que un lavado de cara de la versión que vimos hace 10 años. Se han mejorado texturas, añadido filtros y se ha aumentado la definición para darle un mejor aspecto que no destaque para mal en los nuevos televisores, pero poco más. Esto se deja notar especialmente en las parcas animaciones y en pequeños problemas con el formato a causa del reescalado, pero es poca cosa teniendo en mente las dos generaciones de consolas que han pasado desde que fue lanzado por primera vez. Por suerte, el juego cuenta con grandes diseños, tanto de personajes como de escenarios, por lo que sigue siendo completamente disfrutable
La música por otro lado ha sido completamente regrabada, y si bien podemos optar por escuchar las composiciones originales, la nueva versión cuenta con una remezcla de sonido espectacular, que saca todo el partido posible a los sistemas de sonido actuales. Los arreglos hechos por Hitoshi Sakimoto (Odin Sphere Leifthrasir, Valkiria Chronicles, Tekken 6) a sus propias composiciones mantienen actualizada una banda sonora, que si bien, y tal y como hemos dicho antes, se basa demasiado en el trabajo de John Williams, cuenta con momentos realmente brillantes y hace del juego una experiencia mucho más disfrutable, como no podía ser de otra forma en un juego perteneciente a una de las sagas que más cuidan este aspecto.
El doblaje, tanto en inglés como en el japones original, y los efectos de sonido brillan más que nunca gracias a la ya mentada remezcla de sonido, y contribuyen de forma capital a crear un ambiente excepcional, sobre todo en las escenas cinemáticas.
Conclusión
Decir que Final Fantasy XII: The Zodiac Age es un juego irregular es quedarse corto. Si bien a nivel jugable nos presenta una de las entregas de la franquicia más originales y profundas, a nivel argumental tenemos uno de los más flojos de la saga. Demasiado parecido a una de las películas más conocidas del mundo y con los personajes menos carismáticos que había visto la saga, hasta la llegada de Lightning y compañía.
Pero como decimos, esto queda contrapesado gracias a ser uno de los juegos más trabajados dentro de Final Fantasy, y con las mejoras introducidas por este remake, junto al uso del sistema de trabajos que vimos en la versión japonesa, nos terminan por dar un buen juego que merece, al menos, una oportunidad por parte de todos los aficionados al género de los JRPG.
Por desgracia, muchos de esos aficionados todavía tienen sus manos ocupadas por la última entrega de Final Fantasy (que hace poco recibió su segundo DLC), Tales of Berseria y, sobretodo, el espectacular Persona 5, lo que hará que a la hora de la verdad la mayoría de jugadores deje este remake en la estantería, algo injusto con un juego mucho más influyente dentro del género de lo que muchos quieren reconocer.