La saga Final Fantasy lleva una trayectoria de aproximadamente 30 años, y el título original de Final Fantasy XII cumple también una década, lo cual es un abismo insalvable del paso del tiempo, por lo que es el momento de recuperar un título donde la mayor crítica responde al hecho de que Fantasy XII es el punto intermedio entre los viejos y nuevos métodos de esta franquicia.
El argumento, envuelto en el mundo de Ivalice sucede una terrible guerra entre los imperios de Arcadia y Rozaria por el avaro intento de conseguir la Neticita, un antiguo arma que podría finalizar la guerra a favor del bando que la tuviera en su poder. Así, dentro de este hostil territorio, los hechos llevarán a nuestro joven Vaan, Ashe, Penelo, Balthier, Fran y Basch a unirse en una causa conjunta por el bien de todos, pero siguiendo sus propios caminos personales, que como siempre, al estilo de muchos JRPG, nos darán su trama secundaria como excusa para ser un miembro más de nuestro elenco de héroes.
Junto a esto, más que resabiado para quienes ya hayan disfrutado del título, ahora cobra más sentido que antes, mientras que también se puede aludir al hecho de que hay múltiples novedades en mecánicas pulidas, lo que hace aún más recomendable rejugarlo para entender cómo aquel proyecto parcialmente truncado merece una segunda oportunidad. Queda aclarar para quienes no hayan tenido siquiera una primera oportunidad, que en este título se esconden fácilmente más de 150 horas de juego, por lo que hay entretenimiento para rato.
Respecto a este desarrollo de los personajes, hay un cambio completo de sistema de trabajos o clases de los personajes, ahora existen 12 clases, una por cada signo del zodíaco, y tras elegir lo deseado lo que se propone es que el jugador tendrá que estar obligado a pensar en equipos compatibles y cómo cubrir huecos para poder avanzar en el juego.
Esto es un punto positivo y negativo, siempre y cuando se tenga en cuenta que quien disfrute de la creación de personajes muy específicos y premeditados, disfrutará de que sus decisiones de evolución tengan una aplicación real, pero a su vez, para quienes solo desean que estas mecánicas sean algo intermedio entre las maravillosas cinemáticas, puede que se encuentren algún obstáculo por el camino.
Y es que, estos cambios también se deben al sistema clásico de combate por turnos y las nuevas fórmulas que se van acercando a la acción en tiempo real desde esta entrega hasta la actualidad, y justamente dónde debe acudir está remasterización. Además, fue un juego que tuvo la mala suerte de salir en un momento en el que la franquicia de Square Enix no pasaba por su mejor época, ya que Yasumi Matsuno cayó enfermo en mitad del proceso de producción, lo que fue un duro golpe en el argumento y diseño del título.
Pero, aun así, la versión definitiva de remasterización del clásico de PlayStation 2 es una oportunidad perfecta para todos los aficionados de experimentar la versión definitiva Hiroyuki con mucho desarrollo de los personajes, y por supuesto, con cambios de nivel jugable y estructural o incluso en el combate.
Respecto a la dificultad, la inteligencia artificial de los enemigos parece más orgánica y balanceada, mientras que los aliados, con la configuración de los Gambits, algo que al principio puede parecer muy básico, se convierte en algo muy complejo cuando tenemos múltiples opciones.
Estos Gambits son órdenes estratégicas prestablecidas que harán los aliados en combate cuando surja cualquier condición que le hayamos añadido con anterioridad, y en verdad, aunque puedes obtener unas plantillas de acciones básicas según vas a aprendiendo con horas de juego, no hay una «limitación» en este tipo de mecánica.
Esto fue muy criticado antaño, llegando a usarse el argumento de que Fantasy XII era un juego tan fácil que un programa podría por sí solo pasarse el juego. Pero esto no es así, ya que es muy importante tener en cuenta que pocos sabrán organizar correctamente a un buen equipo, y forma parte de una nueva dinámica jugable e interesante.
¿Realmente disminuye la dificultad? Sí y no, pero el hecho es que, si dependemos únicamente de hacernos una gestión excelente de los Gambits, puede que echemos en falta la dificultad en algunos momentos (incluso si jugamos en difícil), ya que nuestros aliados son realmente eficientes; quizá limitarnos a darles un máximo de tareas automáticas más tediosas o repetitivas sea suficiente para liberarnos algo de tiempo, pero seguir teniendo que usar las indicaciones a tiempo real en pleno combate.
Sobre las novedades del título, se ha ido el modo desafío, en el que toca enfrentarse a múltiples enemigos mientras obtenemos experiencia u objetos durante 100 rondas, teniendo la opción de guardado cada 10 de ellas, y si se consigue finalizar (siendo un desafío real a la old school) podremos desbloquear la dificultad más alta disponible. También mencionar que todos los objetos se podrán enviar al modo historia, por lo que tendrá un sentido jugar este desafío incluso si no conseguimos pasarlo completamente.
A la vez que se ha incluido este modo, no es el único añadido, y es que también hay más cambios y mejoras que se refieren no solo las batallas y niveles de dificultad, sino también un modo Turbo que amplia X2 o X4 la movilidad por los escenarios y ciudades, lo que para explorar los asoladores desiertos llenos de enemigos, permite que se agilice la exploración (a menudo muy repetitiva en el género JRPG) y disfrutar de lo que queramos, además, es opcional y cada uno puede activarla o desactivarla al gusto.
Por último, también se ha añadido la opción de superponer el mapa mientras jugamos, para tener un control más amplio desde dónde nos dirigimos, algo importante cuando los escenarios son considerablemente grandes. También tendremos la opción de guardado automático, lo que es algo muy aclamado y necesario en algunas zonas del juego.
Respecto al apartado musical, varias puntualidades, y todas ellas buenas. El acompañamiento sonoro ya lo conocemos, tanto en este título como en el resto de la saga, y es espectacular como antaño, aunque con una capacidad de transmitir en 7.1, lo que se agradece de cara a entrar en una generación más actual. También podremos seleccionar si queremos disfrutar de la banda sonora original, de la calidad de sonido original o una calidad de sonido pulida para el remaster. Mientras tanto, también podemos seleccionar la traducción de las voces entre inglés y japonés, lo que es un punto extra positivo.
Por otro lado, en el apartado artístico y visual se ha hecho un pulido completo de todas las cargas de polígonos, así como de tiempos de carga, lo que hace que cobre una nitidez y rapidez muy superior a la época de la que proviene, pero tampoco nos esperemos que haya un desarrollo íntegro, simplemente se ha hecho lo que se esperaba de cualquier otra remasterización, por lo que cumple su función y nos devuelven un título con una calidad suficiente para vivirla hoy día.
Final Fantasy XII – The Zodiac Age es un remaster que cumple con los requerimientos técnicos suficientemente pulidos para que un título que ya era bueno en su época, ahora las críticas que tuvo estén totalmente balanceadas, pudiendo redefinir las mecánicas de juego.
Es una compra realmente buena para cualquier aficionado de la saga, aunque es cierto que el precio es algo abusivo para ser un título de hace una década, y que ya vendió más de cinco millones de copias, por lo que está más que amortizado; pero lo que ofrece tiene cualidades de una buena duración, más de 150 horas si se le quiere sacar verdadero jugo entre lo principal y secundario, por lo que si nunca habéis jugado es una oportunidad de oro para hacerlo y si lo hicisteis, podréis recordar sus personajes y su mundo, o queréis volver a una experiencia más tradicional que Final Fantasy XV, no hay mucho más que decir al respecto.