Antes de empezar con “Firefight” vamos a recordar dónde se quedó la primera parte de esta historia – “Steelheart” aquí tenéis la reseña, por si queréis echarle un vistazo -, los Reckoners consiguen poner punto y final al reinado de Steelheart, que lleva asediando la ciudad de Chicago Nova durante años y así traen algo de paz para los ciudadanos con la ayuda de David Charleston (que ha estudiado a los épicos desde siempre, sabe sus puntos débiles y es ahí donde consiguen darles alcance). Pero no por mucho tiempo, porque ahora que ya no hay ningún épico de “líder supremo”, muchos quieren optar a ese puesto cueste lo que cueste.
Otro de los puntos fuertes del primer libro, es que al final David y el resto del equipo descubren que Megan, su más fiel compañera, miembro de los Reckoners hasta la médula, resulta ser una épica espía que se la ha jugado a todos y se escapa antes de que ellos sean capaces de asimilar la situación. Especialmente David, que siente algo más que simpatía por ella.
En "Firefight", David ha pasado de ser el miembro más nuevo de la unidad a ser el contacto directo con la política de Chicago Nova para intentar mantener el orden. Porque los Reckoners siempre se habían mantenido en la sombra, sin dar la cara, pero después de lo de Steelheart vieron que eso ya no era una buena opción. Siguen dando caza a los épicos que quieren hacerse con el control de la ciudad, pero tienen un mal presentimiento: se avecina algo gordo, muy gordo.
Después de liberar Chicago Nova, su pensamiento es ampliar el número de ciudades libres de épicos, y su siguiente parada es Babilania Restaurada – lo que en su día fue Manhattan-. Jonathan Phaedrus, fundador de los Reckoners, encabeza la expedición en la que termina yendo David sin comerlo ni beberlo, y la verdad es que ese viaje solo le trae problemas.
El profesor se empeña en ir él en persona porque quiere hablar cara a cara con Regalia, la épica que custodia esa ciudad bajo un manto de agua que acaba con todo aquel que intenta interponerse en su camino pero que a la vez mantiene con vida a sus habitantes… A los que la respetan, claro. Cree que él puede parar la destrucción que ella deja a su paso. Pero lo que no sabe es que lo que Regalia quiere, es que él se presente ante ella para acabar con él… Y parece ser que lo está consiguiendo.
Por la mente de David pasan muchas cosas: ¿conseguirán hacer entrar en razón a Regalia? ¿Qué épicos intentarán atacar la ciudad mientras el profesor está ausente? ¿Dónde está Megan? ¿Estará bien? ¿Se acordará de él? ¿Qué pinta él en Babilonia Restaurada?
La verdad es que esta segunda parte se lee mucho más rápido que la primera al conocer ya a los personajes. Todos los personajes del primer libro han evolucionado bastante, cada uno siguiendo su camino, pero se nota el avance tanto en ellos como en la trama y eso se agradece mucho.
David sigue pensando que los épicos deben morir, pero en esta ocasión se da cuenta de que no todo es lo que parece, y de hecho conoce de primera mano la historia de cómo algunos épicos terminaron siendo tal y como se ven hoy en día. Y es precisamente en esos momentos cuando ve que en más de una ocasión había estado equivocado. No todos los épicos son felices con su naturaleza.
Sin duda uno de los mejores personajes en este libro ha sido Regalia, porque tiene un carácter muy fuerte que consigue poner los pelos de punta cada vez que aparece en escena. Sólo con nombrarla nos pone en tensión, pasando las páginas con cuidado, porque puede intentar atacar en cualquier párrafo y pillarnos desprevenidos.
Pero también es cierto que los personajes nuevos que aparecen a lo largo de esta historia enriquecen sus páginas hasta límites insospechados. Hay veces en los que pueden sacarnos alguna carcajada, y yo no contaba con ello. En cuanto ellos salen, descubrimos que David no es el más novato del equipo.
Además un detalle que me ha gustado mucho de la edición de este libro es que al final nos viene un mini relato llamado “Mitosis” que nos enlaza el final de "Steelheart" con "Firefight" para que podamos saber qué paso entre uno y otro. Y tengo que reconocer que después de leer esas últimas páginas, se entienden muchas cosas.
Como siempre Brandon Sanderson nos trae una lectura rápida, entretenida y con todo lujo de detalles que nos hace sentirnos como uno más de los Reckoners que intentan poner remedio a tanta destrucción. Nos queda una tercera parte que –por mi parte- espero que no tarde mucho en salir, porque el final del libro me dejó con ganas de más.
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