Free Guy

Guy (Ryan Reynolds) es un tipo despreocupado y alegre que trabaja como cajero de un banco. Vive en una ultraviolenta ciudad cuyos índices de delincuencia parecen ser los más altos del planeta, pero su ánimo no decae, incluso cuando le toman de rehén durante un atraco a su banco, algo por cierto sospechosamente habitual. Pero un día, Guy descubre que Free City no es lo que parece, y que su misma existencia como persona es ciertamente debatible.

Free City es en realidad un videojuego de mundo abierto desarrollado por Soonami Games, cuyo propietario es el “gurú” Antwan (Taika Waititi), en el que los jugadores consiguen armas, dinero y artilugios en base a su violento y depredador comportamiento en el juego. Guy es un personaje no jugador (PNJ, o NPC en inglés) que trabaja como cajero y cuyo mejor amigo, Buddy (Lil Rel Howery), es guarda de seguridad en la misma sucursal bancaria.

Pese a que en apariencia “Free Guy” es una película palomitera más con la diversión como leit motiv, en realidad tiene múltiples lecturas secundarias que complementan a la primaria

Gracias a unas gafas que consigue, uno de los muchos modelos que llevan los avatares de los jugadores de Free City, Guy verá la ciudad como cualquier otro jugador, con puntos de información y objetos a conseguir o que poder comprar, lo que le dará otra perspectiva y alterará su programación original. Además, conocerá a Chica Molotov (Jodie Comer), lo que hará que sea cada vez más capaz de sentir emociones y desviarse de su misión original como PNJ.

Guy se convertirá en un jugador popular al completar diferentes misiones y subir de nivel, lo que provocará que tanto los jugadores como la empresa que tiene los derechos de Free City se fijen en él, para bien y para mal.

Free Guy

La persona detrás de Chica Molotov, la programadora Millie Rusk, tiene sus propios objetivos en Free City, más allá de la propia dinámica del videojuego, y poco a poco verá a Guy como un alma afín que puede ayudarla a cumplir con su misión. Su amigo en Soonami Games, Walter «Keys» McKey (Joe Keery), también programador, intentará desentrañar la identidad “real” de Guy, sin saber inicialmente que es un PNJ, mientras recupera su relación de amistad con Millie, rota tras un incidente con el videojuego Free Life, que ambos desarrollaron en el pasado.

El lucimiento de Ryan Reynolds

“Free Guy” pasa perfectamente por una película veraniega de puro entretenimiento, llena de acción, de humor ligero que en ocasiones se ensombrece un tanto, de guiños a la comunidad gamer (con alguna que otra perla ética destinada hacia ellos) y dirigida sobre todo a los jóvenes y a aquellos adultos que conservan su vena jugona intacta. Y en ese aspecto cumple perfectamente lo que promete, casi dos horas de diversión que no se hacen pesadas.

Ryan Reynolds protagoniza una película concebida para su carisma y su especial lucimiento cómico y gestual, como ya ocurriera en la genial “Deadpool”, pero con un personaje mucho más ingenuo ─algo lógico, puesto que da sus primeros pasos como ente autoconsciente─, tierno y despreocupado, pero con un hambre infinita de nuevas experiencias, con la vocación de un héroe proletario que lucha contra las injusticias, pero sin la menor idea de cómo convertirse en uno ni de quién maneja en realidad los hilos de su mundo.

Pese a que en apariencia “Free Guy” es una película palomitera más con la diversión como leit motiv, en realidad tiene múltiples lecturas secundarias que complementan a la primaria. El director Shawn Levy y los guionistas Matt Lieberman y Zak Penn imprimen de épica humanista la liberación de Free City y sus personajes, que pretenden tanto Guy como Millie y Keys, y tiñen de igualdad social (y de género e identidad) tanto los discursos de los personajes como el objetivo último de la liberación del código de programación de la ciudad, de su conversión en algo más “justo”.

La llamada a la ética de la comunidad gamer también está muy clara en “Free Guy”. La llamada a empatizar con los NPJ’s, a interactuar con ellos más allá del asesinato y las palizas, a verlos como personalidades capaces de responder a estímulos, es muy clara. El videojuego creado por Millie y Keys es una clara muestra de que otra forma de jugar es posible y divertida (y de hecho complementaria a la anterior), y de hecho hay no pocos gamers que la disfrutan cada día.

Hay espacio para el romance y la amistad naif

Al mismo tiempo, la cinta nos llama sutilmente a liberarnos de las cadenas que nos atan a la rutina, a reconocer el mundo en que vivimos e ir más allá de él y de nuestra función utilitaria en la sociedad. A ser algo más que meros actores contemplativos de nuestra propia película.

Pese a estas intenciones moralizantes, el ritmo y la acción frenéticos de “Free Guy” no se ven lastrados de ninguna manera, e incluso hay espacio para el romance y la amistad naif, que potencian incluso más el aspecto cómico de la cinta, hasta llegar al gran final, con su propio “jefe final” incluido (de lo más divertido de la cinta).

No estamos ante una película que se nos vaya a quedar en la memoria a largo plazo de alguna forma, no se trata de un entretenimiento transcendente, pero sí de una cinta que no sólo cumple lo que promete, sino que nos da un plus, algo quizá inesperado pero que aliña este producto sin pretensiones de forma eficaz.

Alejandro Serrano
Cofundador de Fantasymundo, director de las secciones de Libros y Ciencia. Lector incansable de ficción y ensayo, escribo con afán divulgador sobre temáticas relacionadas con el entretenimiento y la cultura cercanas a mis intereses.

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