Arrancamos el año reseñando la novela ganadora del Premio Minotauro 2020, el más importante del género Fantástico y Ciencia Ficción en nuestro idioma. La novela satisfará a todos sin arriesgar. ¿Qué quiero decir con esto? Lo entenderéis si seguís leyendo.
El Certamen del año de la pandemia
Presentada oficialmente durante el último y atípico (qué no en 2020) Festival Internacional de Cine de Sitges, Frontera oscura fue seleccionada entre los últimos cuatro finalistas. Las otras tres propuestas eran Memoria de la chica azul (Fantasía), Simbiosis (Ciencia Ficción) y Temores crecientes (Terror). Previamente, se habían recibido 449 manuscritos procedentes de diferentes países, principalmente España, México, Argentina, Chile y Colombia. También, ha habido participación desde Brasil, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Puerto Rico o EEUU.
El jurado ha estado formado por: Laura Fernández (periodista y escritora), Sofía Rhei (escritora), Blanca Rodríguez (presidenta de la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror), Pablo Tébar (escritor y guionista, Premio Minotauro 2017) y Roberto Jiménez (periodista del portal tecnológico Xataka). Esta nueva edición del concurso, galardonado con 6.000.-eur y publicación de la novela ganadora, ha celebrado el 20 aniversario de la adquisición de Minotauro por Grupo Planeta.
El autor
Sabino Cabeza Abuín (Sevilla, 1965) vive desde hace 20 años en Zaragoza, tras un periplo previo por varias ciudades españolas. Actualmente, es Subteniente del Ejército del Aire, Licenciado en Psicología por la Universidad de Valencia, y ejerce como Psicoanalista en la capital aragonesa.
Pertenece a una generación que alimentó su gusto por la ciencia ficción y la fantasía con títulos como Veinte mil leguas de viaje submarino y la colección de Acervo Antología de Novelas de Anticipación (hurtadas a su padre), donde descubrió a Poul Anderson, Ray Bradbury, Philip K. Dick, Domingo Santos o José María Aroca.
Hizo sus pinitos en la escritura imitando a los Maestros que devoraba, de ahí que en su novela se destilen diversas influencias del siglo XX. Sumemos a su afición literaria, que le atrajo desde muy pronto la Astronomía. Visionar en 1982 el Cosmos de Carl Sagan no hizo sino acrecentar su pasión por lo que hay más allá de la estratosfera.
Desde entonces, Sabino no ha dejado de escribir y escribir en silencio. Ha volcado en sus historias una portentosa imaginación a la que se añadían sus conocimientos a nivel profesional. Por fin, los inmensurables hilos del destino le han llevado a conseguir el más codiciado premio al que un escritor puede aspirar. El autor ha abandonado el anonimato para encumbrarse a un universo de estrellas en el que no sé si algún día soñó figurar.
La trama
Arrancamos en el año 2560, momento en el que la humanidad se ha extendido por más de ocho mil planetas gracias a los motores anagravónicos que permiten los saltos Inspacio-Expacio. Florence Schiaparelli (Florence Media Vida) capitanea la flamante nave Banshee, una especie de pequeña bombonera orgullo de la Flota Federal, camino un agujero negro que ella bautiza como Ojo de Dios (la bestia).
La tripulación, que debe averiguar lo máximo posible de este fenómeno, descubre sin embargo una nave sin identificar atrapada cerca del horizonte de sucesos del agujero negro.
Descubrirán nada más y nada menos que se trata de la mítica Necromancer. ¿Qué diantres hace esa nave ahí?
Opinión
Lectores y curiosos, estáis ante una historia donde la Tierra ya no es el centro del universo. Lo es Kernel Prime, capital de la Federación, desde donde más de ocho mil mundos ofrecen su cobijo a la raza humana del siglo XXVI. Es ahí donde conocemos a Florence Schiaparelli, uno de los centros de gravedad de la novela. Os envolverá su personalidad, historia, liderazgo y sed de aventuras al más puro estilo Honor Harrington.
Esta carismática mujer, estará al frente de: la sargento Riomar nacida en la Colonia Orbital Maneris IV, Duchesse, Méndez, Hastings y Mankievicz. Encerrados en su moderna, pero claustrofóbica nave, iremos viviendo su aventura, pero también conociendo algo sobre sus vidas y los lazos que irán forjando. Todo pinta como una Space Opera, ¿verdad?
Añadamos, pues, un poco de mecánica anagravónica, saltos Inspacio-Expacio, comunicaciones por ansible, horizonte de sucesos, fuerzas gravitatorias propias de un agujero negro, y ya tenemos un texto hard fiction. Pero, que nadie se asuste, es muy digerible. La física cuántica ya no es cuasialquimia, como hace unos años. Pero, da una etiqueta distinta a Frontera Oscura.
La guinda final la aporta la Necromancer y sus Alegres Siete: Basil Sørensen, Carmen Bokine, Kemir Malibrance, Pixie Van de Miller, Felicia Rhodes, Li-Tsi Pamen y Calvin Cassimir. Al frente de ellos, su Comandante, la mujer más… más todo de la historia, Ursa Krasnaia. No solo servirán de alter ego a la primera tripulación que acompañamos al principio, sino que asistiremos al lucimiento de dos mujeres que serán un autentico sistema solar binario por la fuerza que irradian.
Sin destripar, lo que más me atrajo de esta novela, he de deciros que la guinda a la que me refería es el juego que nos va a dar en la historia el efecto dilatación espacio-temporal y sus posibles paradojas temporales.
Es decir, estamos ante un título ágil, estructurado en episodios cortos que te catapultan al siguiente, y que os llevará poco más de cinco horas de lectura. Estupendo para aficionados, porque si bien no van a descubrir nada nuevo, disfrutarán con un texto que no arriesga y que está redactado para no ser exigente. Eso sí, quizá a veces recalca demasiado los ejes de la historia: el agujero negro, la posible paradoja temporal que provoca el encuentro de ambas naves y la pasión de una de las capitanas por la otra. A nadie se le escapará que Florence es lo que es por la inspiración que le dio Ursa.
Tras concluir la lectura, me ha quedado la misma sensación templada que con Nieve en Marte, pero por otro lado muy gratificante; la factura es correcta, no solo por su redacción asequible y muy trabajada, sino por todo el imaginario que desborda la mente del autor y que ha sido alimentado por lo que os resumía en su biografía. Es decir, la historia me ha enganchado, la resolución me ha gustado y me he divertido sin la necesidad de leer páginas de más, que es de lo que se trata. Pero, en todo momento me ha perseguido la sensación de haberlo vivido antes. Son los peligros de quien lee mucho género, sea cual sea. Si conocéis a alguien neófito que sienta curiosidad por descubrir los tres subgéneros comentados, no dudéis en recomendar la novela.
Otra cosa que no había cambiado era el Umbral de Salto: la limitación en la distancia máxima de un salto seguía siendo de 157 años luz. Fue la primera pregunta que el ingeniero de Motores de la Necromancer, el teniente Li-Tsi Pamen, le hizo al de la Banshee. «Todavía no», fue la triste respuesta. «Llegará alguien», añadió Manckiewicz a continuación. Para los ingenieros de Motores de todo el Brazo de Orión, la posibilidad de que algún día «alguien» lograra superar ese límite era parte de su credo existencial. «Un día llegará alguien.» Pamen asintió contrito. Pero llevó al subteniente de inmediato a ver lo más sagrado de su nave: el Motor Anagravónico original. El primero de todos. Mankiewicz entró en Máquinas con la reverencia de un creyente.
Mujer contra mujer tras la Hecatombe, la Larga Marcha y la Expansión
Las dos protagonistas, sin duda alguna, escapan a la atracción del Ojo de Dios. Ambas, cada una a su manera, son fuertes y carismáticas. El tipo de líder a quien sigues de manera ciega. Su descripción es en ocasiones de Manual, pero son los personajes mejor construidos. ¿Desaparecen fagocitados los demás? No, exactamente, pero quizá me dispersó no poder ahondar en ellos. Hablamos de más de una docena de personajes y desarrollarlos plenamente es complicado. Sin embargo, en medio de pilotos, primeros oficiales, ingenieros y demás, la historia avanza y se hace humana en un universo que tiene nuevas reglas e infinitas fronteras.
Se machacará un tanto algunas referencias y la admiración de unos por otros, así como el escenario imposible al que se enfrentan las tripulaciones. Alivia esto anterior los conceptos que se saca de la manga el autor y que las referencias utilizadas son éxito seguro. Una novela que tiene lo que nos gusta, meteoritos errantes incluidos, y quizá todos al final, al igual que Florence, acabemos idolatrando a Ursa Krasnaia. ¿Quién no ha tenido referentes que le han guiado por el viaje de la vida?
Antes de irme…
Si navegáis por la Red, encontraréis un par de entrevistas informales que se hicieron al autor tras recibir el premio. En ellas, además de ampliar datos sobre el germen de la obra y la propia biografía de Sabino Cabeza, me quedé con el siguiente detalle: la capitana Kathryn Janeway, de la serie de televisión Star Trek: Voyager (1995–2001), habría servido de inspiración para esbozar a nuestra protagonista Florence Schiaparelli. Podría decirse que, efectivamente, las dotes de liderazgo de ambas comparten muchos elementos en común.
Por último, destacar que a casi nadie se le habrán escapado las referencias a la película Interstellar (2014). ¿Recordáis el agujero negro, el horizonte de sucesos y la deformación espacio-temporal por efecto de la gravedad? Una fantástica manera de ahondar en física básica narrada por el brillante realizador Christopher Nolan.
Puedes empezar a leer Frontera Oscura aquí.