Entre las novedades de septiembre de Norma Editorial llegaba “Fruits basket” 8 en su edición coleccionista. La obra cumbre de Natsuki Takaya se aproxima cada vez más a su final mientras sus personajes siguen evolucionando y aprendiendo.
Si no conoces o no estás al día con el manga, te recomiendo que leas nuestras reseñas anteriores, donde te cuento de qué va la historia sin desvelarte su trama, pues este artículo puede contener spoilers hasta el volumen 7.
Los primeros capítulos del tomo están dedicados a Yuki, a su pasado, su primer encuentro con Tôru y a aquello que más desea. No será la última vez que lo veamos con sus compañeros del consejo estudiantil, entre los cuales empieza a encajar mejor. Como en todo shojo que se precie, no podía faltar el festival cultural con su obra de teatro que nuestros protagonistas no pueden evitar destrozar y llevar al terreno personal. Aquí es cuando Kyo comienza, sin quererlo, a albergar esperanzas sobre los sentimientos de Tôru.
En “Fruits basket 8” también conoceremos, por fin, el pasado de Kyoko, uno de los personajes más carismáticos del manga, que está siempre presente a través de sus enseñanzas. Unas enseñanzas que traspasan el papel y golpean directamente al corazón del lector, pues suelen encajar con alguna experiencia vivida.
Entre fiestas de año nuevo, pesadillas terribles, reencuentros, escenas tiernas, confesiones y deseos inconfesables, veremos crecer y cambiar a los personajes. Especialmente a Yuki, que es capaz de sobreponerse a sus errores y hacerse responsable de sí mismo, y que muestra así una de las mayores evoluciones del manga. Pero también se aprecian cambios en Machi, la misteriosa compañera del príncipe en el consejo estudiantil, que nos dejará atisbar qué se esconde detrás de sus silencios. Kyo, por su parte, sigue atrapado en su maraña de odio y autodesprecio, una que Tôru es capaz de resquebrajar cada vez con más facilidad, por más que él intente alejarla. Nuestra determinada protagonista continúa empeñada en su intento de proteger a los doce, al tiempo que va descubriendo sus sentimientos por Kyo.
Estas son solo algunas de las historias que nos contará “Fruits basket 8” edición coleccionista, que tampoco se olvida de Haru y Rin siendo los crushes del manga, la adorabilidad de Momiji, los torpes intentos de Hiro por ser un buen compañero para Kisa, la tranquilidad de Hatori, el alocado Ayame y su complejo de hermano mayor o el retorcido misterio de Shigure.
Y es que la obra de Natsuki Takaya nos habla de personajes, de los obstáculos que los tumban, y de aquello por lo que son capaces de volver a levantarse; de su humanidad, y también de la nuestra; de que la vida a veces no es justa, pero también de lo necesario que es seguir luchando. Todo el elenco conquista, a su particular manera, y es imposible no quererlos y aceptarlos con los defectos que los hacen tan creíbles.
Son sus historias, y aquello que aprendemos de ellas, el corazón de un manga que combina el romance, el humor, el drama y la reflexión sobre cómo enfrentarnos a cuanto nos hace daño. Una obra emotiva, cálida, dolorosa por momentos y muy, muy cercana, de esas que calan hondo.
Su apartado gráfico tampoco es fácil de olvidar. El estilo de la mangaka es muy personal, siguiendo las bases de la línea shojo pero con personajes de rasgos muy redondeados, ojos gigantes muy expresivos y cuerpos rectos. Como todo “Fruits basket”, tiene un toque característico al que enseguida te acostumbras y que forma parte de la personalidad de la obra.
Una obra que no puedo dejar de recomendar, única, maravillosa e inolvidable. Capaz de hacer reír y llorar en uno solo de sus capítulos. A cuyos personajes amarás incondicionalmente, con la que aprenderás y te identificarás, y que no podrás dejar de leer (o releer, en mi caso) hasta el final.
