Fundación -

No resulta fácil escribir una reseña de una saga en marcha. La trilogía vampira de Carlos Sisí (Madrid,1971) se iniciaba con “Rojo” en abril de este mismo año y en ese primer volumen, ya se marcaba el estilo a seguir. “Fundación” llega medio año después, dispuesta a continuar la trama que nos llevará hacia “Infierno”, su final, en abril de 2020. Ahí reside la dificultad de hablar de un segundo libro en una trilogía: muchas veces no sabes si las partes buenas van a tener continuidad en el final o si las tramas abiertas van a tener solución. Te encuentras un poco en mitad de ninguna parte. “Fundación” es el eslabón de la mitad de la cadena, que debería consolidar lo leído en el anterior mientras construye el camino hacia el final, pero sin perder la identidad ni el interés. Es una pirueta difícil, un ejercicio complicado y, spoiler, Carlos Sisí lo ha conseguido.

“Fundación” arranca en el punto exacto donde nos dejaba “Rojo”. Sin anticipar mucho de su argumento ni desvelar demasiado a aquellos que todavía no han mordido el libro anterior, la humanidad está en jaque. Los vampiros se han alzado y dos de sus figuras mas poderosas, Elexia y Alkibiades, comienzan a desarrollar su plan de conquista mundial desde los Estados Unidos. El grupo de humanos protagonista, encabezado por Jared, Sonia y Jimmy, intenta sobrevivir a toda costa, atrapados en el ojo de una tormenta oscura. La situación parece desesperada e irreversible aunque surgen nuevos personajes que quizás puedan equilibrar (un poco) la balanza.

“Fundación” es el eslabón de la mitad de la cadena, consolida lo leído en «Rojo» mientras construye el camino hacia el final, sin perder la identidad ni el interés.

Justo en ese aspecto, la incorporación de nuevos personajes, reside uno de los puntos fuertes del libro. Los veteranos de “Rojo” ya están mas que familiarizados con Jared (tipo duro con su corazoncito, outlaw de la norteámerica profunda, bruto), Sonia (agente de policía de Hillsdale, justa, valiente), Jimmy (adolescente, inteligente, superviviente) y el grupo de supervivientes principal. A ese grupo hay que sumarle otro grupo nómada, autodenominado La Rueda y un grupo estable en Sacramento, desde donde intentan reconstruir lo perdido. La cantidad de personajes nuevos introducidos aportan mucha frescura y nuevos enfoques, además de tramas interesantes. Entre los nuevos destacan Rachel West, algo así como la alcaldesa de ese nuevo Sacramento y que tiene un plan de acción a mayor escala, Donehogawa Parker y Liz Sheehan. Estos dos enlazan con lo que ya se avisaba en “Rojo”: hay humanos capaces de luchar especialmente bien contra los vampiros. Podemos referirnos a ellos como héroes, protectores o, si nos ponemos comerciales, cazadores de vampiros definitivos.

El trabajo de construcción de personajes se multiplica en esta segunda entrega. En “Rojo” ya había multitud de personajes, bien definidos en apenas un párrafo, esbozados. Personajes como Jared, uno de los protagonistas absolutos, me transmitía la impresión de tener “dos dimensiones”: un personaje de grises pero que vive en la eterna elección de blanco o negro y muchas veces utilizado como herramienta para encontrar un solución a una situación complicada. En “Fundación” esa bidimensionalidad salta por los aires, pero no con una escena de acción si no con una serie de conversaciones que reflejan un crecimiento en la personalidad, alcanzando una tridimensionalidad. Jared es el ejemplo mas claro pero todos los personajes rezuman personalidad, de ahí que sientas la necesidad de preocuparte por ellos, de seguir leyendo y de conocerlos en profundidad.

El ritmo constante es clave y para conseguirlo Sisí hace uso de su mejor arma: su oficio narrativo.

Si hay algo que destaque sobre el resto en “Fundación” es su ritmo. “Rojo” ya era ágil y rápida, pese a tener que detenerse a presentar los cimientos de la saga. “Fundación” dinamita ese ritmo, con una sucesión de eventos casi incesante. No hay paradas, no hay respiro. La novela se estructura alrededor de giros narrativos que van cambiando las condiciones y el terreno de batalla. Cuando crees que la situación está mas o menos controlada, se introduce alguna nueva variable que vuelve a cambiar las, ya de por si, paupérrimas oportunidades de victoria de los protagonistas. El ritmo constante es clave y para conseguirlo Sisí hace uso de su mejor arma: su oficio narrativo. Si en “Rojo” ya daba muestras de un nivel y momento dulce, en “Fundación” ese efecto se multiplica, tomando las riendas de la saga y guiándola con pulso firme. El mejor ejemplo de esa característica, además del aspecto global del libro, son las escenas de acción. Hay tres o cuatro escenas muy potentes, escritas de una manera clara y dinámica, que te coloca dentro de la escena. No hay artificios ni excesos de intensidad. Sisí ya venía demostrando una madurez narrativa y de oficio importante pero en “Fundación” se reafirman y potencian todas esas virtudes.

«Fundación» es un arma de destrucción masiva contra el aburrimiento. Genera una atmósfera de complicidad lectora, dejando al lector/espectador sin otra opción que seguir devorando páginas.

También cabe reseñar las miles de referencias que se manejan, desde “The Walking Dead” hasta videojuegos como “The Division” o “Days gone”. Que los guiños no os tapen el bosque: Rojo, tratada como una saga, tiene una identidad propia muy potente, lejos de ser un mero corta y pega de elementos cogidos de aquí y de allá.

En “Rojo” la visión del conflicto era limitada, contenida dentro de los muros del Estados Unidos actual. En “Fundación” ya vamos viendo las consecuencias internacionales, teniendo el epicentro de la expansión en Europa. Poco mas se puede contar sin caer en el spoiler pero el efecto generado tiene grandes repercusiones y a veces, bastante reales, narrado a tiempo real en las noticias, en la televisión e Internet. No hay peores terrores, en definitiva, que los reales, los del día a día. Esos que surgen cuando te levantas de la cama y pones las noticias. Entre las líneas de “Fundación” se pueden identificar sucesos actuales como la situación de la Norteamérica de Trump, el equilibrio medioambiental, la sociedad de consumo y poco solidaria, la sensación de irrealidad con las noticias actuales… Hay muchos elementos en la saga Rojo mas allá de la sangre y los dientes afilados.

En definitiva:

“Fundación” no puede ser considerada una secuela o continuación de “Rojo”: da la sensación de ser el mismo libro, dividido en partes por alguna cuestión editorial. No sufre el efecto negativo de querer expandir la historia mas allá de lo debido por una cuestión de rellenar páginas. Todos los elementos suman al progreso de la trama. Mantiene el mismo esquema de “Rojo” con capítulos en el presente de los personajes e interludios llamados Después que nos llevan un poco mas lejos, a un futuro cercano. Un futuro entre el rojo y el negro. Es una nueva entrega, si, pero esa condición no le resta riesgo ni atrevimiento: hay capítulos que indagan en la mitología vampira con aires de Tolkien, fragmentos de puro terror, acción… Todo a servicio de contar bien una historia compleja y ramificada.

Tanto “Rojo” como “Fundación” dependen de que el lector entre al juego que propone Carlos Sisí. Las referencias y el estilo es muy cinematográfico pero eso no debe ser considerado como un aspecto negativo. Es un arma, que en manos hábiles como las de Sisí, se convierte en arma de destrucción masiva contra el aburrimiento, generando una atmósfera de complicidad lectora, dejando al lector/espectador sin otra opción que seguir devorando páginas. “Fundación” es “El imperio contraataca” o “Las dos torres” de la saga, continuaciones que potencian al límite el original, superándolo en muchas ocasiones. Puro gozo y disfrute. El “Infierno” llega en abril y promete ponernos al límite.

Podéis leer un fragmento de «Fundación» en este enlace.

LJ Zapico
Criatura de la noche. Redactor en Fantasymundo.com

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