En la emisión de La Nave de esta semana os hablo de Gótica y erótica, uno de los libros que adquirí el Día Internacional del Libro, concretamente en su versión en formato digital. Tenía ganas de volver a leer algo de Dioni Arroyo Merino tras haber disfrutado con su libro de ciencia-ficción Cuando se extinga la luz. Esto me ha permitido, también, conocer a Éride ediciones, editorial que ofrece el servicio de coedición. Ha sido este mismo sello el que ha publicado otras obras de Dioni Arroyo.
El argumento
La historia está protagonizada por Marco, un hombre de 37 años que se ha quedado viudo tras la muerte de Penélope con quien estuvo casado 11 años. El dolor y su ausencia provocan que Marco decida abandonar la capital y marchar a Santander. Allí se postula para un programa nocturno de radio de alto contenido erótico. Su compañera de trabajo será Sandra, una mujer ardiente que encuentra en el sexo una fuente de placer ilimitado, como podremos comprobar. Marco, pues, saldrá de su particular luto de la mano de esta explosiva mujer.
Pero, en la vida del protagonista se cruzará otra mujer, la frágil Leonor; antigua habitante del piso que alquila Marco, entrará en contacto con él de una manera un tanto peculiar, para acabar de trastocar la vida de ambos.
Los acontecimientos escaparán del control de este hombre y asistiremos al desarrollo dramático de la historia hasta la última página sin apenas darnos cuenta.
¿Sólo erotismo?
Si bien el erotismo predomina en muchos pasajes con descripciones explicitas que subirán varios grados la lectura, hay que resaltar que la historia de Marco está impregnada de una profunda melancolía por la pérdida de quien fue el amor de su vida. Una nueva ciudad, un nuevo trabajo y la aparición de estas dos mujeres serán los ingredientes que conforman una historia fácil de leer gracias a la prosa que esgrime el autor. Un desenlace que literalmente encontraremos en la última página hacen de Gótica y erótica una novela entretenida y diferente. Y es que… el amor puede hacernos perder la razón y mezclar realidad con fantasía. Pero, ¿acaso la vida no parece en ocasiones un sueño?